Al kirchnerismo no le sobra nada para sancionar la ley que avala el acuerdo con Irán para esclarecer el atentado de la AMIA. Hasta ahora tiene los votos justos para abrir la sesión del jueves en el Senado, pero requeriría de algunos díscolos en Diputados.

En el Senado Miguel Pichetto no oculta sus nervios. Tiene 33 propios y necesita de no menos de cuatro para abrir la sesión, un número que parecía fácil si se considera que contó siempre con cinco aliados fijos y otros cuatro o cinco itinerantes.

Pero esta vez se suman varios problemas y hasta el martes sólo suma a los dos fueguinos (María Rosa Díaz y Osvaldo López), el neuquino Horacio Lores y la pampeana María de los Ángeles Higonet.

Otra ayuda llegaría del correntino José Roldán, pero no así de su coterránea, la liberal Josefina Meabe, quien suele apoyar al oficialismo pero no estaría presente. Extrañamente nadie habla de la santafesina Roxana Latorre, habitual aliada.

Samuel Cabanchik, otro delfín de Pichetto, pidió agregar al proyecto un compromiso de que los acusados por el atentado serían indagados por el fiscal Alberto Nisman y el juez Rodolfo Canicoba Corral. Le dijeron que no y no se sabe si dará quórum.

Fuentes del Senado confiaron a LPO que Pichetto no oculta su nerviosismo por si un problema de último momento pueda obligarlo a suspender la sesión. Un rumor, por ejemplo, es que el puntano Daniel Pérsico tiene problemas personales y no podría llegar a Capital Federal.

Como adelantó LPO, Pérsico amenazó con dar un paso al costado del bloque cuando La Cámpora echó a allegados suyos de las delegaciones de la Anses y el PAMI. Si quiere, el jueves puede vengarse.

En el kirchnerismo hablan de una ayuda del salteño del Partido Renovador Juan Pérez Alsina para el quórum. Y ante todo temen que el retraso en un vuelo pueda arruinarlo todo, sobre todo porque la sesión está convocada a las 11 horas.

Como ya es costumbre, se espera que Carlos Menem no aparezca y facilite reunir la mayoría cuando la sesión ya esté iniciada. Pero antes hay que tener 37 bancas ocupadas para empezar.

Solá y Yoma, la ayuda para el quórum

En Diputados Agustín Rossi tiene más tiempo pero no menos problemas que Pichetto. Hasta ahora los más optimistas del bloque hablan de 132 confirmados, sólo 3 más que la mayoría simple. Pero todo parece indicar que alguien que luego vote en contra deberá aportar al quórum para que la sesión se abra.

Además de complicar las cosas con sus pelas con gobernadores y sindicalistas, Cristina Kirchner no reparó en el riesgo de vaciar el bloque oficialista y luego pedir leyes.

El año pasado mandó a tomarse una licencia a Martín Sabbatella para asumir en el Afsca, porque su reemplazante directo no se sumaría al oficialismo.

Este año hizo lo propio con Carlos Eliceche, a quien quiere como jefe de Gabinete de Martín Buzzi en Chubut, pero no pudo convencerlo de perder los beneficios como diputado. Tanto, que se animó a solicitar una licencia sin goce de sueldo.

Aunque ya juró en su cargo aun sin licencia de diputado, Buzzi demoró habría demorado el decreto de designación y Rossi lo sentaría a abrir la sesión, la última mancha del tigre.

La tucumana Graciela Mirkin renunció para ser ministra de Desarrollo Social de José Alperovich, por lo que no podrá aparecer más. Y como se trata de una sesión especial, su reemplazante tampoco podría asumir.

Las bancas vacían hacen más chico el número exigido para alcanzar la mayoría pero, de todos modos, las sesiones siempre necesitan abrirse con 129 diputados, la mitad más uno del hemiciclo.

Para el 27 de febrero el kirchernismo pidió una sesión especial con el acuerdo con la AMIA como único tema a tratar, por lo que el primer objetivo de Rossi será reunir la mayoría para arrancar.

Hace un año tenía 116 propios y una veintena de aliados que lo hacían dormir tranquilo. Los siete santigueños, tres neuquinos, cinco de Nuevo Encuentro (4, tras la salida de Sabbatella), dos peronistas pampeanos y varios monobloques como el del cumplidor salteño Walter Wayar engrosaban las filas K. 

Pero a las bajas mencionadas se sumaron otros problemas que no están cerca de resolverse. Jorge Yoma y los moyanistas Omar Plaini y Facundo Moyano dejaron de ser confiables.

Y Blanca Blanco de Peralta, hermana del gobernador de Santa Cruz, faltó varias sesiones cuando su esposo se distanció de la presidenta.

Cerca del bloque K hablan de contar al menos con algunos de ellos para llegar al quórum aunque después voten en contra. Lo mismo se le pediría a Felipe Solá y sus dos incondicionales: Raúl Rivara y Roberto Mouillerón.

Al dar quórum, Yoma, Solá, Rivara y Mouillerón hicieron posible la sesión que terminó aprobando la ley para pasar fondos del Banco Ciudad al Nación. Les pedirían algo parecido.

Pero aquel día Rossi se puso a trabajar y consiguió algunos aliados para abrir las sesiones. El salteño Alfredo Olmedo, el fueguino Jorge Garramuño y el sindicalista matancero Rubén Ledesma son algunos de los buenos amigos que permiten largar un debate. 

Para evitar contratiempos, Rossi sabe el menos que la AMIA no logró torcer a los judíos de su bloque, al menos hasta ahora. Según contaron fuentes de la Cámara a LPO, la mutual israelita no tiene esperanza en frenar el acuerdo.

La porteña Mara Brawer adelantó que votará a favor. "El objetivo del Gobierno Nacional es el de promover los mecanismos necesarios para que pueda juzgarse un atentado terrorista que ha sido perpetrado contra todos los argentinos. En este sentido, el memorándum de entendimiento con Irán es un paso sustantivo en la búsqueda de justicia”, aseguró.