28 de abril, 2024
Inflación: ¿Dilma está copiando las polÃticas de Cristina?
Preocupada por la inflación y la apreciación del real, la presidenta de Brasil está tomando medidas para bajar los precios. Buscando darle un empujón a la alicaÃda economÃa, intervino sectores estratégicos y bajó los impuestos a los alimentos básicos. Diferencias y similitudes con la Argentina.
Una inflación del 5,48% no parece motivo de preocupación si se la compara con los casi 26 puntos que midió la Argentina en el 2012. Pero el gobierno de Dilma Roussef ya anunció que su objetivo para este año es bajar la tasa de inflación. Por eso, la presidenta de Brasil adelantó que planea reducir impuestos para los alimentos básicos, para poder llegar la meta que se planteó el oficialismo de contenerla a un 5% anual, aunque las proyecciones privadas hablan de una cifra superior a la del año pasado.
El anuncio de esta medida coincide con el acuerdo que logró Guillermo Moreno con las cadenas de supermercados y de electrodomésticos para congelar los precios hasta abril. La preocupación es la misma, pero los instrumentos son otros.
Desde hace tiempo que Dilma está ocupada en tomar medidas que puedan contener la tasa de inflación para combatir el escaso crecimiento económico de estos años. Y lo hace con un paquete de medidas que algunos analistas caracterizan como "heterodoxia light".
Así, combina una política de metas de inflación que el kirchnerismo siempre resistió, con intervenciones en sectores estratégicos como la energía y las telecomunicaciones para fijar precios máximos, así como una batería de subsidios directos o indirectos en sectores claves para tratar de reactivarlos.
Por otro lado, bajó las tasas de interés de los bancos públicos a casi cero, como así también a los spreads (tasa interbancaria). De esta forma presionó a la baja las tasas de los bancos privados, fomentando los créditos para la producción.
Este paquete de medidas de corte intervencionista llevan a los analistas a preguntarse –como reflejó un reciente artículo del Financial Times- si Brasil se está acercando a las políticas que campean en Argentina, Venezuela y Ecuador o se trata de un tema coyuntural.
Lo cierto es que más allá de este debate, las políticas de Dilma ya han generado algunas complicaciones para las empresas. Por ejemplo, la fijación de un precio máximo para los combustibles provocó un retroceso del 36% en las ganancias de la estatal Petrobras durante el 2012 respecto al año anterior. Si bien la petrolera se recuperó en el último tramo del 2012, la remontada se explica exclusivamente por ganancias financieras y el impcato de las reducciones de impuestos.
Este complejo blen de medidas que alientan y enfrían la producción, se da en un marco político muy determinado: el año que viene Brasil deberá elegir un nuevo presidente. Por eso Dilma está intentando empujar la alicaída economía, al mismo tiempo que busca contener la inflación. Una desafío similar al que enfrenta –en otra magnitud- el gobierno de Cristina.
La apreciación cambiaria, el problema común
El economista Rodrigo Álvarez explicó a LPO que tanto el gobierno de Dilma como el de Cristina “están preocupados por la competitividad”, que en los dos países se da vía la apreciación cambiaria. Mientras Brasil tiene una inflación que a primera vista parece “baja”, no lo es tanto si se tiene en cuenta que su moneda no se ha movido en los últimos meses e incluso en los últimos días el dólar cayó por debajo de los dos reales, a pesar de los esfuerzos por una mayor depreciación por parte del Banco Central.
Mientras tanto, la Argentina tiene una inflación de más del 25%, pero cuenta con la posibilidad de mover el tipo de cambio nominal, ya que a diferencia de Brasil, “no está integrada financieramente”. Cuando en el país vecino el temor es por la entrada de capitales que aprecian la moneda, en la Argentina la amenaza es la fuga de capitales, que si bien permite un dólar más caro implica el escaso interés de los inversores externos.
“En Brasil se busca una baja en los costos”, sostuvo el especialista de la consultora Analytica. Aunque Álvarez se mostró escéptico ante los resultados: “la baja de impuestos no se traslada al consumidor”, señaló, en referencia a la última iniciativa de Dilma, análoga a la de Guillermo Moreno. “Se trata de coordinaciones micro, que sólo traen un alivio transitorio”, agregó.
El problema de fondo entonces aparece en la coordinación de las políticas macro, ante un escenario de excesiva liquidez mundial, “más complejo, que no tuvimos hasta el 2008”, concluyó el economista.
El anuncio de esta medida coincide con el acuerdo que logró Guillermo Moreno con las cadenas de supermercados y de electrodomésticos para congelar los precios hasta abril. La preocupación es la misma, pero los instrumentos son otros.
Desde hace tiempo que Dilma está ocupada en tomar medidas que puedan contener la tasa de inflación para combatir el escaso crecimiento económico de estos años. Y lo hace con un paquete de medidas que algunos analistas caracterizan como "heterodoxia light".
Así, combina una política de metas de inflación que el kirchnerismo siempre resistió, con intervenciones en sectores estratégicos como la energía y las telecomunicaciones para fijar precios máximos, así como una batería de subsidios directos o indirectos en sectores claves para tratar de reactivarlos.
Por otro lado, bajó las tasas de interés de los bancos públicos a casi cero, como así también a los spreads (tasa interbancaria). De esta forma presionó a la baja las tasas de los bancos privados, fomentando los créditos para la producción.
Este paquete de medidas de corte intervencionista llevan a los analistas a preguntarse –como reflejó un reciente artículo del Financial Times- si Brasil se está acercando a las políticas que campean en Argentina, Venezuela y Ecuador o se trata de un tema coyuntural.
Lo cierto es que más allá de este debate, las políticas de Dilma ya han generado algunas complicaciones para las empresas. Por ejemplo, la fijación de un precio máximo para los combustibles provocó un retroceso del 36% en las ganancias de la estatal Petrobras durante el 2012 respecto al año anterior. Si bien la petrolera se recuperó en el último tramo del 2012, la remontada se explica exclusivamente por ganancias financieras y el impcato de las reducciones de impuestos.
Este complejo blen de medidas que alientan y enfrían la producción, se da en un marco político muy determinado: el año que viene Brasil deberá elegir un nuevo presidente. Por eso Dilma está intentando empujar la alicaída economía, al mismo tiempo que busca contener la inflación. Una desafío similar al que enfrenta –en otra magnitud- el gobierno de Cristina.
La apreciación cambiaria, el problema común
El economista Rodrigo Álvarez explicó a LPO que tanto el gobierno de Dilma como el de Cristina “están preocupados por la competitividad”, que en los dos países se da vía la apreciación cambiaria. Mientras Brasil tiene una inflación que a primera vista parece “baja”, no lo es tanto si se tiene en cuenta que su moneda no se ha movido en los últimos meses e incluso en los últimos días el dólar cayó por debajo de los dos reales, a pesar de los esfuerzos por una mayor depreciación por parte del Banco Central.
Mientras tanto, la Argentina tiene una inflación de más del 25%, pero cuenta con la posibilidad de mover el tipo de cambio nominal, ya que a diferencia de Brasil, “no está integrada financieramente”. Cuando en el país vecino el temor es por la entrada de capitales que aprecian la moneda, en la Argentina la amenaza es la fuga de capitales, que si bien permite un dólar más caro implica el escaso interés de los inversores externos.
“En Brasil se busca una baja en los costos”, sostuvo el especialista de la consultora Analytica. Aunque Álvarez se mostró escéptico ante los resultados: “la baja de impuestos no se traslada al consumidor”, señaló, en referencia a la última iniciativa de Dilma, análoga a la de Guillermo Moreno. “Se trata de coordinaciones micro, que sólo traen un alivio transitorio”, agregó.
El problema de fondo entonces aparece en la coordinación de las políticas macro, ante un escenario de excesiva liquidez mundial, “más complejo, que no tuvimos hasta el 2008”, concluyó el economista.
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De acuerdo a la Encuesta de Turismo Internacional (ETI) del año 2012, gastaron más que los extranjeros que visitaron la Argentina. Las modificaciones a la venta de divisas y el cobro del arancel de 15 por ciento, no impidieron que más argentinos viajen al exterior.
Según se desprende de la Encuesta de Turismo Internacional (ETI) del año 2012, los argentinos que hicieron turismo durante el año pasado fueron casi tantos como los extranjeros que vinieron de visita al paÃs, no obstante lo cual los compatriotas gastaron proporcionalmente más que los visitantes.
Los argentinos que viajaron al exterior en 2012 sumaron 2.431.953 personas, 12,8 por ciento más que en 2011; y los extranjeros que visitaron el paÃs totalizaron los 2.568.201. Sin embargo, los argentinos gastaron en el exterior unos 15.860 millones de pesos, cifra que medida en dólares resultó 10,2 superior a la de 2011.
Por su parte, los extranjeros dejaron en el paÃs 15.400 millones de pesos, un 11,9 por ciento menos que en el año anterior, medido en dólares.
De esta manera, las modificaciones introducidas a la venta de divisas en el mercado cambiario y el cobro de un arancel de 15 por ciento a los gastos en el exterior, deducible de los impuestos a las Ganancias y a los Bienes Personales, no impidieron que más argentinos viajen al exterior, como asà tampoco que gasten más dinero que lo que habÃan desembolsado un año antes.
También la estadÃa de los argentinos en el exterior fue más larga que la de los extranjeros en el paÃs. Mientras los compatriotas pasaron en promedio casi 15 noches afuera, la media de los visitantes se quedó menos de 14 noches en el paÃs.
De esta manera, los pronósticos vertidos desde algunos sectores opositores sobre una caÃda del turismo emisivo como consecuencia de las medidas del gobierno nacional no se cumplieron.
ESTA PUBLICACIONES NOS TIENE QUE APORTAR LAPOLITICAONLINE, SE NOTA QUE NUESTRO PAIS ESTA EN MARCHA, QUE LOS CIUDADANOS ARGENTINOS TIENEN BUENOS SUELDOS QUE VIAJAN AL EXTERIOR Y SOBRE TODAS LAS COSAS GASTARON MAS QUE EN EL 2012. VAMOS CRISTINA ESTAMOS RECUPERANDO LA DIGNIDAD, TENEMOS PLATA PARA VACACIONAR. LA OPOSICION ESTA AL BORDE DEL COLAPSO. QUERIDOS CIUDADANOS TUVE UNAS VACACIONES INCREIBLES, FUI A CANCUN, GRACIAS PRESIDENTE CRISTINA, GRACIAS A VOS PODEMOS VACACIONAR NO A DADO NUEVAMENTE LA DIGNIDA QUE PERDIMOS LOS ARGENTINOS DESDE 1983 HASTA EL 2003, AÑOS QUE NO PUDIMOS SALIR DE VACACIONES, ESTABAMOS FUNDIDO. CRISTINA NUEVAMENTE GRACIAS.
Consumimos productos de baja calidad y en descenso.
Baja la productividad, baja la calidad y aumentan los precios.
Hay un cambio cultural, de educación, de valores, de principios que tenemos que encarar decididamente.