Juan Carlos Fábrega, actual presidente del Banco Nación, es una de las mayores referencias en política económica que tiene Cristina Kirchner y candidato a convertirse en el próximo ministro del área, pese a que en su currículum no figura ningún título universitario.

Por su carácter de autodidacta, alejado de los debates académicos, en el Gobierno muchos lo igualan a José Ber Gelbard, el último ministro de Economía que tuvo Juan Domingo Perón.

La comparación se escuchó en los despachos oficiales antes los rumores de que Fábrega podría ocupar un lugar relevante el próximo gabinete de Cristina Kirchner, que, de mínima, deberá cubrir la jefatura de Gabinete y los ministerios de Economía, Salud y Asuntos Agrarios, cuyos actuales titulares tienen otros destinos asegurados.

Viejo confidente de Néstor Kirchner, el presidente del Banco Nación es uno de los hombres de consulta permanente de la Presidenta ante diversos temas económicos. Sería él, por ejemplo, uno de los últimos en ratificarle que no convenía enfriar la actividad económica, como sugieren algunos técnicos del Gobierno.

Amado Boudou también lo respeta y no vería con desagrado que sea su reemplazante, sobre todo porque le permitiría continuar con su rol de vocero de las medidas económicas.

Pero el mayor anhelo del candidato a vicepresidente es que Fábregas desplace en el Banco Central a Marcó del Pont, con quien mantiene una dura disputa interna, que mezcla una pelea de poder y un debate ideológico, que los tiene en las antípodas.

Mientras la presidenta del Banco Central lidera una línea de economistas identificada de corte desarrollista, que promueve profundizar la industrialización en la segunda presidencia de Cristina.

Boudou y su secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino, promueven tomar deuda aprovechando el excedente de dinero que hay en el mundo por la crisis internacional.

Lorenzino repitió esa tesis en cada reunión que tuvo con diputados del kirchnerismo, previas al envío del presupuesto. La disputa, entonces, está por saber cual de los dos bandos influye más en la próxima agenda económica.

El tema del título

¿Puede Fábrega liderar el Ministerio de Economía sin título universitario? No existe una restricción legal para eso pero sí el temor en parte del kirchnerismo a que algunos sectores opositores utilicen ese dato de la realidad para intentar desprestigiar la gestión económica.

Quienes creen que ese dato de su currículum es irrelevante recuerdan a Gelbard, aquel empresario que fundó la Confederación General Económica (CGE), donde en los años cuarenta se agruparon medianos comerciantes, industriales y productores agropecuarios.

Dos décadas después fue reclutado por el peronismo y se convirtió en ministro de Economía de Héctor Cámpora primero y finalmente de Perón.

Sus estudios no habrían alcanzado el primario, pero no resultó una limitación para lanzar un plan económico basado en el mercado interno, que llamó "mercadointernista”, con sueldos altos y desarrollo de la producción industrial y agropecuaria para abastecer el consumo.

Como Gelbard, Fábrega es valorado por su gestión política-económica, en ese orden. Es quien mueve los hilos internos del Banco Nación, donde trabaja hace cuatro décadas y mantiene vínculos con todas las gerencias.

Su nivel de estudios tampoco sería un obstáculo para asumir en el Banco Central, donde las restricciones que marca la Carta Orgánica se limitan a las que rigen para el resto de las entidades financieras.

Pero en ese cargo hoy parece segura la continuidad de Marcó del Pont. Su pliego ya tiene dictamen de la Comisión de Acuerdos del Senado, que según confirmaron a LPO fuentes de esa Cámara, llegó tras una consulta puntual del jefe del bloque K, Miguel Pichetto a la presidenta. "No tengo ninguna objeción, avancen con la aprobación del pliego", fue la respuesta de Cristina ante la consulta del jefe de los senadores peronistas.

La aprobación del cuerpo la intentaría recién después de la elección general, cuando sanen las heridas por el cierre de listas que todavía quedan en el propio bloque oficialista. De ser así, le ahorrarían a Amado Boudou, el expediente de tener que presidir esa sesión como vicepresidente.