La fuerte disputa interna en la conducción de la Unión Industrial Argentina (UIA), que ayer derivó en la renuncia de su titular, Héctor Méndez, abrió la puerta para que la CGT de Hugo Moyano profundice sus críticas contra la primera línea industrial, a la que le reprochó directamente el fracaso de las gestiones para avanzar en el acuerdo social.
Según la nota publicada por El Cronista, Omar Viviani, titular del sindicato de txistas, señaló que “si el pacto se enfrió es por la interna feroz en la UIA”.
Viviani aseguró que las conversaciones por el diálogo que la central obrera inició en diciembre con un grupo de dirigentes de la cúpula de la UIA quedaron en suspenso ante la pelea desatada en la entidad fabril por la sucesión de Méndez y dijo que la decisión de los gremios es aguardar por una definición de esa interna antes de retomar cualquier negociación.
“Si no hay un interlocutor claro (en la UIA) qué vamos a negociar. Cuando ellos resuelvan la interna feroz que tienen, la CGT resolverá qué hacer”, insistió el dirigente.
En medio de la polémica generada por la renuncia de Méndez, dentro de la UIA no ocultaron cierto malestar por la posición de la conducción cegetista y recordaron que la interrupción del diálogo entre ambos sectores para avanzar en un acuerdo social se debió a la falta de participación del Gobierno en las negociaciones.
“No podemos hablar de ningún acuerdo si no interviene el Gobierno, porque el problema de la inflación y la política macroeconómica no la define ni la UIA ni la CGT”, señaló el dirigente Pablo Challú, uno de los referentes de la entidad fabril que participó de las conversaciones con Moyano.
Challú admitió que la dimisión de Méndez y la disputa para definir su sucesión genera dificultades para negociar un pacto social, pero insistió que el fracaso del diálogo es consecuencia “de un proceso en el que era evidente que lo que faltaba era la presencia del Gobierno”.
A fines de diciembre, Moyano y el propio Méndez inauguraron formalmente la mesa de negociación del pacto, con la intención de avanzar en un acuerdo de precios y salarios para contener expectativas. Sin embargo, el impulso de ese encuentro apenas duró unas semanas y la ausencia de representantes de la administración kirchnerista en la discusión profundizó las diferencias entre industriales y gremialistas. Así, luego de fracasados intentos por organizar una nueva reunión, tanto desde la UIA como en la CGT admitieron que el diálogo había quedado en suspenso.
En paralelo, los reclamos salariales por subas de más del 30% anticipados por la dirigencia gremial y los bloqueos a los puertos de Rosario echaron más leña al fuego y reavivaron las críticas empresarias contra Moyano. Incluso ayer, el secretario de la UIA y uno de los principales impulsores del diálogo con la CGT, José de Mendiguren, cuestionó duramente la posición de algunos sindicalistas de cara a las próximas paritarias y repitió el pedido de “racionalidad” planteado por la presidenta Cristina Fernández. “Veo que muchos ya por las dudas para cubrirse reclaman lo que algunas consultoras prevén sin saber si esto va a ser real. Estamos entrando en una trampa peligrosa”, acusó el industrial.