Los diputados de la Coalición Cívica se fueron a los gritos del recinto durante la presentación del informe de gestión del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, en repudio a una acusación sobre la tarea de una asesora de la bancada en el combate a la trata de personas. La centroizquierda le exigió que se rectificara, y ante la negativa, también dejó sus bancas vacías.

Fernández provocó la ira de la bancada de Carrió, ausente en la sesión, cuando acusó a militantes del tema de obstacular las iniciativas oficiales. Citó a Mercedes Asorati coordinadora de la la ONG Esclavitud Cero y a Sara Torres, asesora de la diputada de la Coalición Cívica Fernanda Gil Lozano, la primera en levantarse de su banca para repudiar los dichos de Fernández.

“Ustedes presionan a las víctimas para que cambien la declaración”, fue la réplica más dura que le lanzó Gil Lozano, la última en dejar el recinto. Enfurecidos, Horacio Piemonte y Juan Carlos Morán reprendieron a los gritos a Fernández mientras se iban. El primero pidió sin éxito una cuestión de privilegio.

El jefe de gabinete soportó absorto los embates, sin moverse un centímetro de la silla desde la que realizó la presentación, ubicada a centímetros del estrado y de espaldas a los diputados.

“Están buscando una excusa para irse”, les dijo a los lilitos la kirchnerista Patricia Fadel, a cargo ocasionalmente de la presidencia de la Cámara, mientras Gil Lozano seguía gritándole a Fernández totalmente desatada.

Sin Carrió, siempre esquiva a cruzarse con funcionarios K, los diputados de la Coalición habían acordado dejar sus bancas ante el primer improperio del jefe de Gabinete. Lo cerraron segundos previos a su arribo, durante una charla informal que mantuvieron en el Salón de los pasos perdidos. La poca predisposicón se notó cuando Morán y la diputada Elsa Quiroz le rechazaron el saludo a Fernández.

“Es gravísimo lo que dijo el ministro, porque dice que nuestro bloque a través de la diputada Gil Lozano está trabajando contra el país, por trabajar en un proyecto contra el narcotráfico y la trata de personas", denunció la diputada Patricia Bullrich, ya fuera del recinto.

Inmutable, Aníbal justificó luego su repudio a Asorati y a otras especialistas en la trata de personas al acusarlos de conspirar contra el Gobierno al hablar del tema en foros internacionales.

Solidaridad a medias

Sólo el interbloque de la centroizquierda decidió dejar sus bancas vacías en solidaridad a Gil Lozano. Lo hizo tras un pedido de Eduardo Macaluse, del bloque SI, para que Fernández se retracte de lo dicho.

El jefe de Gabinete se negó de plano: “Lo que dije lo dije”, resumió. Los once diputados se fueron en silencio a excepción de Fernando “Pino” Solanas, quien antes de cruzar las cortinas definió a Fernández como “lenguaraz”.

El radicalismo, el bloque más grande de la oposición, pareció que iba a seguir los mismos pasos pero prefirió quedarse. Y el socialismo y el Gen se solidarizaron pero se mantuvieron en sus lugares.

“Fue una gratuita provocación. Y me preocupa que haya mencionado a título de denuncia a quienes trabaja en el tema pero no a los que tratan”, advirtió. “A los que tratan los metemos preso”, se defendió el jefe de Gabinete.