La senadora del Peronismo Federal Liliana Negre de Alonso increpó a los gritos a su par José Pampuro, por haber aceptado la impugnación al dictamen sobre Unión Civil que emitió la Comisión de Legislación General que ella preside y se cruzó en el recinto con Miguel Pichetto, jefe del bloque K, quien había presentado ese recurso.

“Lo que usted hizo es una ilegalidad”, acusó Negre de Alonso a Pampuro y hasta le recordó que no era la primera vez que ocurría. “¡Hasta los delincuentes tienen derecho a defensa y yo no lo tuve!”, aulló.

Ocurre que la senadora se enteró de que la impugnación fue aceptada recién ayer por la noche, por lo que no tuvo tiempo ni alternativa para subsanar el error.

La objeción fue que la Constitución prohíbe tratar un proyecto sobre un tema que ya fue rechazado en la misma Cámara durante el último año. Para la senadora, eso no ocurrió porque consideró que la creación de un nuevo instituto, como es Unión Civil, difiere del matrimonio gay.

Lo cierto es que el resultado de si desaire podría ser decisivo para la votación, ya que los senadores que rechazan el matrimonio gay se quedaron sin la posibilidad de justificar esa posición apoyando una alternativa intermedia.

"Es un avasallamiento de las garantías constitucionales mínimas; usted no tiene facultades reglamentarias para anular ese dictamen", exigió Negre de Alonso. Quería que sea el pleno y no el titular del recinto quien estudie la validez del dictamen.

Sus reclamos fueron en vano: el orden del día no fue alternado y la impugnación de su dictamen recién quedó para discutirse en el recinto tras la votación por matrimonio gay. O sea, podría convertirse en un tema abstracto.

"Habíamos acordado debatir la impugnación a posteriori", protestó Pichetto cuando la senadora puntana intentó colar su protesta al inicio de la sesión. Sólo pudo solicitar una cuestión de privilegio que fue a parar a la Comisión de Asuntos Constitucionales,

"Quiero que se evalúe la conducta de la senadora en el ámbito de la comisión de Legislación General", reclamó Pichetto, al considerarla "ofensiva".

Debate abierto

Con el cronograma que quería el kirchnerismo, el debate por el si o el no del matrimonio gay fue abierto por la propia Negre de Alonso, quien como miembro informante de la comisión involucrada se tomó una hora para exponer sus posturas.

Su argumentación se inició de modo polémico: emitió un video con imágenes de las audiencias públicas que realizó en 9 provincias para tratar el tema, lo que le significó una recorrida de 15 mil kilómetros. Concentró las presentaciones en el norte del país y según lo relatado por varios senadores, acostumbró a visitar al obispo de cada lugar.

Apagada la pantalla, Negre de Alonso justificó su rechazo al proyecto de matrimonio gay a que, entiende, en él viola los derechos de la mujer al proponer un lenguaje neutro y suprimir el referencial “la” (se habla de contrayentes en vez de hombre y mujer).

También sostuvo que la mujer se ve en desventaja con las lesbianas por no tener prioridad para colocar el apellido a sus hijos, que se “desliga todo lo referente a la paternidad y maternidad” y que, sobre todo, se interfiere en la educación sexual.

Se basó en la ponencia de la abogada cordobesa Graciela Medina, asesora de la Federación de Gays y Lesbianas pero con objeciones sobre el proyecto de matrimonio gay. Y citó un reciente dictamen de la Unión Europea en el que se desentendió del tema.

Liliana Fellner fue la emisaria del kirchnerismo para defender el proyecto de Diputados. Explicó que el matrimonio es una construcción cultural y como tal debe adaptarse a los cambios sociales.

“Todavía en el Código Civil dice que el matrimonio debe ser consentido. ¡Es absurdo! Pero refiere a una época en la que los matrimonios se arreglaban”, citó.

Apuntó que “la homosexualidad existió desde siempre” y que el proyecto sólo tiende a darle derechos a esos sectores. También desmitificó lo referente a adopciones.

“Los solteros hoy pueden adoptar. Es una situación que existe. ¿Y que pasa si tiene una pareja del mismo sexo y se muere?”, advirtió.

El cordobés Luis Juez, del Frente Cívico de su provincia, fue el más enfático de la oposición en defender el proyecto. Lo hizo desde su condición de abogado: “Hablan de neutralidad en el lenguaje. ¡Y de eso se trata! ¡De igualar derechos!”, protestó.

Y reclamó por el hincapié que pusieron en temas conexos quienes se manifestaron en contra. “Obviamente que vamos a tener que hacer una nueva ley de adopciones, que está vigente desde 1948. ¿Pero por qué no propusieron esos cambios en el dictamen que vino de Diputados? Hicieron otros porque no aceptan el matrimonio entre personas del mismo sexo”, argumentó.

El dictamen sobre Unión Civil, que unió proyectos de cinco senadores, planteaba derechos entre personas del mismo sexo en cuestiones hereditarias y previsionales, entre otros, pero permitía que magistrados objeten cualquiera de estos derechos por “una cuestión de conciencia”.