Los intendentes K del Conurbano se adelantan a la decisión de Casa Rosada y ya empiezan a pintar los distritos de naranja. No lo dicen públicamente porque aún hay obras que terminar y no quieren hacer enojar ni a Julio De Vido ni a Florencio Randazzo, pero en la mayoría de los casos ya apuntan los cañones en apoyo de Daniel Scioli, por lejos el candidato presidencial del FPV que más mide.

Con 76 años, Hugo Curto sigue obsesionado por mantener el poder en Tres de Febrero, cosa que cumple a ultranza desde 1991. Pero a esta altura el combustible se acaba y el histórico dirigente de la UOM sabe que si pierde como en 2013, sencillamente se retira. Lo mismo da para otros históricos barones, aún con cierto poder territorial.

El sciolismo curtista aparece en plena avenida San Martín, Caseros, sede de la municipalidad. El guiño al Gobernador también se evidenció en carteles en todo el distrito, aunque ahora fueron tapados por el dirigente massista Eduardo Márquez, de diálogo con el oficialismo.

La campaña del oficialismo es caótica y oficialmente no se lanzó, pero en el distrito aseguran que Curto ya es candidato y que no tiene oposición dentro del FPV. Por eso habilitaron a dirigentes locales a pelear la vía pública y según parece la mayoría quiere el camino de la Ola Naranja.

La única carta de Curto es la boleta de Cristina Kirchner y de su sucesor. El arrastre de los presidenciables puede definir una elección en los distritos, en que se peleará voto a voto. Es cierto que Curto mantiene todavía un número nada despreciable en las encuestas.

“En los barrios la gente lo respeta. Es intendente hace más de 20 años y a un 80 por ciento de la gente en algún momento ayudó”, cuenta un colaborador suyo. “Tiene nombre propio y sigue teniendo una base de votos importantes”, asegura cuando habla de las encuestas que manejan.

Sin embargo, en marketing de campaña, tanto el PRO como el Frente Renovador prometen arrasarlo. El partido de Mauricio Macri, con Diego Valenzuela a la cabeza, y el club de candidatos locales de Sergio Massa, en menor medida, son caras nuevas y tienen el vigor y la frescura para superarlo.

Con todo, cerca del intendente saben que en los distritos no hay ballotage, y que si Scioli logra ganar en la primera vuelta de octubre, aunque sea por la mínima diferencia, puedan lograr el ansiado séptimo mandato consecutivo.