Marcos Peña analiza disolver la Fundación Pensar y el G25, los dos “think tanks” que el PRO utilizó durante años para atraer dirigentes al partido.

El jefe de gabinete quiere darle más volumen al partido de Mauricio Macri, que si bien existe desde hace más de una década, tiene un escaso caudal de afiliados pese a que es el sello que gobierna el país, la Ciudad y la provincia de Buenos Aires.

En ese sentido, Peña planea lanzar una campaña de afiliación para que el PRO tenga más dirigentes y militantes comprometidos con el partido.

En el mismo contexto, el jefe de gabinete planea disolver las “usinas” de dirigentes que utilizó el PRO para armar los planes de gobierno de Macri y al mismo tiempo atraer empresarios.

Pensar es el histórico “think tank” al que el PRO le dio un papel estelar en su campaña, a tal punto que ubicó sus oficinas en el mismo edificio de Balcarce y Belgrano en el que funciona la sede nacional del partido.

Luego de que Macri asumiera la presidencia, la Fundación que preside el ministro Francisco Cabrera y tiene entre sus filas a funcionarios como Federico Sturzenegger y Juan José Aranguren, se quedó sin gente y permaneció cerrada durante meses.

Al G25, en tanto, lo integran figuras como los ministros Guillermo Dietrich y Esteban Bullrich, y sus pares porteños Felipe Miguel y Franco Moccia, además de otras personas provenientes del sector empresarial como Helena Estrada y Juan José Gómez Centurión, desplazado de la Aduana por el propio Macri.

La misión de Pensar era armar planes de gobierno y la del G25 es ser un “puente” entre el ámbito privado y el público, dos tareas que en el Gobierno creen que ya no pueden depender de fundaciones paraestatales. Al mismo tiempo, Peña quiere evitar que las decenas de dirigentes y empresarios que forman parte de estas organizaciones las utilicen para esquivar el compromiso político con el partido y por ello quiere que dejen de funcionar.