El agente del Cisen que admite seguir al candidato Ricardo Anaya en un video contradice la más elemental ley del espionaje moderno: admitir en público que pertenece a un organismo de inteligencia, lo cual en cualquier otra estructurara similar representa el inmediato despido. 

Cuando suelen ocurrir situaciones así en la Policía Federal o en las Fuerzas Armas, según aseguran integrantes de estas corporaciones, el cese es producto además de un fuerte sumario para identificar motivaciones secundarias.

Bazbaz habría estallado cuando conoció la situación y se dedicó de inmediato a buscar posibles culpables: su pesquisa lo llevó rápidamente en la tarde de ayer martes a llegar a dos funcionarios ligados a Eugenio Imaz, el jefe de inteligencia que Miguel Ángel Osorio Chong se empeñó en mantener aún a pesar de un precario estado de salud y de un escándalo de alcance internacional como fuera el affaire Pegasus -por cierto, nunca resuelto-.

Bazbaz llega con Alfonso Navarrete Prida a la Segob, después de haber hecho un silencioso trabajo en la Secretaría de Hacienda, donde estaba a cargo de la Unidad de Inteligencia Financiera. Allí era el favorito de Jaime González Aguadé que ahora reporta en la campaña de José Antonio Meade sin una función demasiado concreta.

El nuevo jefe de la inteligencia cree que la situación de Anaya se gestó con la idea de exponerlo frontalmente. El golpe vendría desde la trinchera de Osorio Chong, hoy por hoy, lejano al circulo primario. 

Cuando Osorio fue señalado por el Grupo Reforma por nexos con constructoras hidalguenses la primer sospecha del War Room del ex jefe de Segob fue que esa denuncia se alimentó desde la oficina que dirigía Bazbaz. Eso sucedió casi en paralelo a que el ex gobernador se enteraba de que quedaba fuera de la carrera presidecial.