Las declaraciones radiales de César Camacho sobre la dificultad de votar la Ley de Seguridad Interior tuvieron su correlato hoy martes en San Lázaro y generaron fuerte malestar en la cúpula de las Fuerzas Armadas. 

Los jefes de la Defensa Nacional y la Marina, Salvador Cienfuegos y Vidal Soberón, confiaban en que la ley se votara en el actual periodo que se terminará el 30 de abril, algo que les habían asegurado desde Los Pinos en el mes de febrero.

El malestar se explica en que mientras Enrique Peña Nieto realizó múltiples actos para mostrarse con los militares y respaldarlos frente a las críticas de AMLO, la realidad es que el PRI no tuvo la capacidad de votar una ley que todos los oficiales reclaman.

Como contó La Política Online, Camacho nunca estuvo a favor de votar la ley en el actual periodo porque estaba convencido de que afectaría las chances del PRI en Edomex y le daría fuerza al discurso de seguridad de Morena.

El discurso de los militares es que justamente la ley que se discute no militariza la seguridad. Alegan que desde mediados de los 90 la jurisprudencia de la Suprema Corte dice que los militares pueden apoyar a las policías si es que estas así lo demandan. Explican que la intervención efectiva del Ejército ayuda a que las situaciones de descontrol no pasen a mayores y que el Estado deba incurrir en una suspensión de garantías.

Para los militares la ley solo pretende regular cuestiones operativas y dar un mínimo marco jurídico. El discurso de la oposición (Morena y exponentes de PAN y PRD) viene a sostener, en cambio, que la ley es un vehículo hacia la militarización del país.

Ahora de cara al próximo periodo se iniciará un cabildeo muy concreto por parte del Ejército con los gobernadores de las entidades donde las fuerzas armadas operan. La idea es que estos gobernadores presionen a sus diputados y que estos se alejen de la línea de Camacho. Miguel Ángel Osorio Chong será funcional a esta estrategia.