La visita de Rex Tillerson y John Kelly a México empezó otra vez con tensiones, como ocurrió con los viajes de Luis Videgaray a los Estados Unidos. Funcionarios de ambos países volvieron a cruzarse en medios con frases picantes, ahora con epicentro en temas migratorios.

Es que a pocas horas de iniciar la agenda oficial, circulares del Departamento de Seguridad Interior para ejecutar las órdenes ejecutivas de Trump, establecieron que las autoridades de Estados Unidos tienen la facultad de regresar a los inmigrantes indocumentados al país o "territorio contiguo" por el que llegaron.

Dicho de otro modo: Estados Unidos dejó entrever su voluntar de devolver a México a los miles de migrantes que cruzaron la frontera, sean o no mexicanos. El rechazo desde el Gabinete de Peña Nieto fue automático.

Pero el propio mandatario decidió hacer pública su posición, a través de una entrevista con un medio gráfico.

"Por supuesto que no aceptaremos ninguna definición de orden interno y tomada por un gobierno que pretende imponerle a México una decisión.

México es un país soberano, es un país que respeta a las otras naciones y también se hará respetar", aseguró Peña Nieto.

Y agregó: "Además tenemos acuerdos celebrados con Estados Unidos para la repatriación de refugiados y migrantes de terceros países, es decir, que no sean de nuestra nación".