Hoy lunes Enrique Peña Nieto  permaneció en Los Pinos en una serie de encuentros con integrantes del PRI que se iniciaron en las primeras horas de la tarde y prometen extenderse hasta la madrugada del martes.

El futuro del tricolor ya está en conversación al máximo nivel cuando todavía no se tiene una noción absoluta del nivel de la debacle que afronta el Partido tras la consagración de Andrés Manuel López Obrador como presidente electo.

Se están calculando bancadas muy minoritarias tanto en el Senado como en San Lázaro y ya se instala un proceso de dos frentes: por un lado el interno, pero aún más importante el externo, o sea, con quienes negociar para formar bloques de poder que le den oxigeno al Partido y le permitan jugar en la mesa de las decisiones con el futuro gobierno morenista.

En estas horas se está planificando cómo puede ser la futura relación del PRI con el Panal, el Verde y también con integrantes del PT y del PES que integra la coalición ganadora. Estos son dos partidos de estrecha vinculación con el PRI. El primero le debe su registro a Peña Nieto y el segundo es una idea de  Miguel Angel Osorio Chong.

El ex jefe de Segob, que todo indica que será senador pluri, ya está en tratativas con diferentes liderazgos para encabezar el proceso de regeneración. Por estas horas lo estarían acompañando  en esa aventura figuras como Alfredo Del Mazo y Manlio Fabio Beltrones, dos actores bien lejanos al control de los itamitas referenciados en Luis Videgaray.

En frente, dos gobernadores que ya buscan hacer su juego: Alito Moreno Cárdenas de Campeche y Alejandro Murat de Oaxaca. Ambos inician este camino golpeados porque no pudieron conseguir el triunfo para el PRI en sus entidades. Lo de Murat, directamente, fue una catástrofe porque AMLO cuadriplicó los votos de José Antonio Meade en su entidad. Con estos resultados, ambos están apelando a un discurso de refundación por el hecho de que son jóvenes. Moreno Cárdenas tiene además llegada directa con Carlos Salinas de Gortari.

En este segundo grupo se alienta la idea además, presuntamente instalada por Ivonne Ortega, de que antes de reformular al PRI será precisa un purga de aquellos priistas que hubieran perjudicado al Partido. 

Este camino preocupa a Peña Nieto porque daría lugar a una agenda pública en la cual se instalarían todas las miserias de dicha formación política, incluso arriesgando su superviviencia.