La llegada de Arturo Zaldívar a la campaña de Claudia Sheinbaum es entendida desde el campamento del Frente Amplio como una señal de alerta en lo referido a la influencia que Morena pretende construir en el Poder Judicial de cara a las elecciones.

Zaldívar es asimilado como un ariete contra los sectores del Poder Judicial que son ajenos a la 4T y se lo entiende como el portador de una agenda reformista de cara al próximo gobierno.

Cerca de Xóchitl Gálvez detectan que mientras la candidata y los partidos de oposición defienden a los jueces con marchas y movilizaciones, los cierto es que últimamente todas las cuestiones sensibles para la política se resuelven a favor de Morena: el avance de la candidatura presidencial de Samuel García (que puede complicar a Xóchitl), la embestida en CDMX sobre el aspirante panista Santiago Taboada o las tribulaciones del exprocurador Jesús Murillo Karam.

La oposición no termina de encontrar un cabildero para el mundo judicial. El natural sería José Ramón Cossío, enemistado con Andrés Manuel López Obrador y con el propio Zaldívar, pero este tiene un papel de consejero más bien técnico en el Frente y no tanto de operador en los juzgados, que es lo que el Frente requiere. Cossío, igual que en su despacho privado, pone su nombre y su prestigio, pero no mucho más y a cambio ya pidió ser senador pluri, como informó LPO.

Emilio Gamboa, histórica figura del PRI, tiene una red de contactos y de jueces amigos envidiable, pero sucede que el exsenador tiene también una relación muy buena con la 4T a través de su amigo Daniel Chávez, dueño de Vidanta. Gamboa ha colaborado en ocasiones muy puntuales con la 4T.

Santiago Creel es otro que presume de tener múltiples ramificaciones en juzgados decisivos, pero su papel en el staff de Xóchitl parece ir a menos lo cual también se refleja en su ausencia en la lista de senadores pluri del PAN, a lo cual Creel contestó con unas vacaciones oportunas.