La carrera política de Juan Ramón de la Fuente despuntó con la administración de López Obrador, donde a pesar de fue representante permanente de México ante Naciones Unidas (ONU) nunca quitó el dedo del renglón para convertirse en titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

Tras la renuncia de Marcelo Ebrard operó para ser nombrado nuevo canciller mexicano, sin éxito, y las gestiones de Beatriz Gutiérrez Müller beneficiaron a Alicia Bárcena, quien venía de la Embajadora de México en Chile pero, más importante, de ser derrotada en su postulación para dirigir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Fiel a su estilo conciliador, De la Fuente acató las órdenes y no tensó de más la relación con Bárcena, teniendo paralelamente un diálogo abierto con Ebrard y Claudia Sheinbaum, los dos con planes para de De la Fuente en un eventual gobierno. Pero no fue la situación interna sino la externa la que da impulso a la aspiración del exrector de la UNAM a la Cancillería.

No se trata de otro asunto que la elección presidencial en Estados Unidos. Conocer y amigo íntimo de varios miembros del actual staff de la Casa Blanca, y al mismo tiempo, con puentes entre integrantes distinguidos del Partido Republicano (conviviendo con cada uno en dos periodos distintos del ejecutivo norteamericano), De la Fuente podría ser nombrado nuevo canciller.

Trump aplastó en New Hampshire a Nikki Haley, que se resiste a tirar la toalla

Lo anterior pese a que Bárcena ya levantó la mano para ser ratificada por un eventual nuevo gobierno de la 4T. Juega en su contra que de ganar Donald Trump de nuevo la Presidencia, el juego diplomático rudo se volverá a instalar en las relaciones bilaterales entre México y EU. Esto beneficiaría a alguien como Juan Ramón de la Fuente, quien demostró junto a Marcelo que puede controlar al huracán trumpismo.

En contraste, para alguien como Alicia Bárcena que no viene de la diplomacia sino de los organismos multilaterales, y de organizaciones francamente anti-norteamericanas como el Grupo Puebla, una crisis como la que se vivió con la amenaza de los aranceles contra los productos mexicanos podría salirse de sus manos, al estilo de aquella carta que mandó Palacio Nacional firmada por López Obrador y redactada por Jesús Ramírez Cuevas.

En esas coordenadas debe leerse la participación del exembajador en la ONU en la reunión de la candidata Claudia Sheinbaum con congresistas norteamericanos, como el asesor en temas diplomáticos de la campaña y, por qué no, el nombre en la mesa del war room para ocupar el cargo de nuevo de titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores.