El pasado fin de semana Xóchitl Gálvez estuvo en Monterrey. Allà tuvo lugar un fenómeno que comienza a reiterarse en las giras por el interior del paÃs de la candidata del Frente: aparece más arropada y con mejor organización en actos y eventos organizados por el PRI que en los del PAN.
El evento en Pabellón M, en el centro de la capital regia, fue colorido, con buen caudal de asistencia y con la mÃstica habitual que el tricolor impone en sus encuentros. En la comida que luego tuvo lugar, Xóchitl le mencionó al ex gobernador regiomontano Fernando Canales que el PRI se estaba movilizando en la promoción de su candidatura y que notaba al PAN algo "apagado". Algo que se confirmó horas más tarde en el encuentro con panistas de San Nicolás de los Garza: tibio y desangelado.
Esta postal se reitera en diferentes latitudes. Tras Nuevo León, en Sinaloa sucedió algo similar. El PRI se movilizó para acoger a Gálvez mientras que los liderazgos panistas la esperaron con un encuentro mÃnimo para explicarle los conflictos internos. En paralelo, en diversas entidades comienza a suceder que los grupos de Whatts App que eran nutridos entre panistas para promover a Gálvez, ahora pierden consistencia. El de Chihuahua, por ejemplo, comenzó con 1500 personas y ahora no llega a 300.
Alito comienza a ser determinante en las giras de Xóchitl y nada le reclamó cuando esta hace una semana dijo en Sonora que nunca lo invitarÃa a su Gobierno. El dirigente del tricolor quiere demostrarle a la candidata cuánto ella necesita al PRI para luego utilizar ese peso en la definición de espacios y candidaturas.
"Ella en realidad no piensa asÃ, lo que pasa que tiene mucha gente alrededor que le habla mal de mi", les dijo Alito a quienes le preguntaron por el lapsus de Gálvez.
Justamente, esa "gente", es la que comienza a inquietarse por la centralidad del PRI. Claudio X. González esperaba que el PAN tuviera un peso especÃfico en la movilización de tierra pero a medida que pasan las semanas descubre que el partido parece no tener esa capacidad que tanto suelen defender Marko Cortés y Santiago Creel.
La explicación es tan complicada como el fenómeno actual. Y es que cuando Creel buscó la candidatura presidencial, en su cabildeo con los liderazgos estatales se dedicó a hablar mal de Gálvez y a decir que ella no es confiable. De ahà que ahora cueste movilizar a las bases.
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