Un gira de actividades por municipios fue el marco donde Jaime Rodríguez Calderón envió su señal más dura para con el Gobierno. Dijo que el ex gobernador Rodrigo Medina estaba "protegido por la Federación" y que por eso se dificultaba encarcelarlo. Es la última escalada en la confrontación con Los Pinos. 

Durante enero el Bronco fue de los primeros gobernadores en criticar el gasolinazo, luego cuando Enrique Peña Nieto visitó Monterrey por a tragedia del Colegio Americano del Noreste el trato con el Bronco fue glaciar y cuando el gobernador pidió quince minutos a solas con el presidente este se los negó. Luego llegó la detención de Medina (que Fernando Elizondo le había adelantado a Raúl Cervantes) y su pronta liberación.

Ahora la historia va hacia adelante con nuevas contiendas. Medina ya denunció ante la PGR al juez que ordeno su internación en el penal de Topo Chico. El juez Miguel Ángel Rodríguez vive momentos de extrema tensión y ya le habría dicho a al titular del Poder Judicial, Carlos Arenas, que teme ser encarcelado en poco tiempo. Arenas le colocó escoltas y buscó tranquilizarlo pero no sería tan fácil: el juez dice que si es detenido hablará de ciertas presiones que habría recibido desde el gobierno de Nuevo León para detener a Medina.

Sería un boomerang contundente contra el Bronco y su gobierno. El gobernador vive su peor momento en las encuestas y esto explicaría además, en gran medida, el enfriamiento del trato con Los Pinos. Más allá de las peripecias judiciales del compañero de golf presidencial, el problema de fondo es que en octubre del 2015 el gobernador tenía una imagen en las encuestas y sondeos que hoy está en menos de la mitad.

El Bronco sigue contando igualmente con un aliado de peso en la figura de Miguel Ángel Osorio Chong, relación construida por Mayela Quiroga, a cargo de la Semarnat en Nuevo León. Por eso el gobernador es de los que más apoyo federal ha recibido en el último tiempo en materia de seguridad.

Desde el gasolinazo Osorio quedó muy lejos del grupo Atlocomulco, porque se desapareció de la escena en el peor momento de los saqueos, criticó al equipo de comunicación presidencial y realizó una visita inesperada un viernes por la tarde, en el campo de golf de Punta Mitta, donde no fue del todo bien recibido.