Comienzan a aparecer diferentes opciones de frentes amplios o coaliciones alineadas contra Morena en los estados de cara a 2018. Así como Manuel Velasco lo está intentando en Chiapas (PRI, PAN, PRD, Verde, PES, MC), en Tabasco la dirección pareciera ser la misma con la diferencia que allí el frente no se está conversando desde el gobierno del perredista Arturo Núñez, sino desde el PRI.

La idea la manejan un grupo de empresarios constructores ligados a Los Pinos y referenciados en Benito Neme Sastre, influyente director de Caminos y Puentes Federales y figura ineludible en la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto. En las últimas reuniones celebradas por ese grupo los abanderados del PRI que se manejan para 2018 en la contienda por la gubernatura son Georgina Trujillo (diputada federal ligada a Manlio Fabio Beltrones) y Humberto Mayans (senador muy amigo de Emilio Gamboa).

El PAN es casi inexistente en Tabasco con lo cual por ahora el diálogo para una alianza con sus referentes locales avanza. Con el PRD es difícil aunque no imposible. Al Sol Azteca le es más amigable una candidatura de la diputada Trujillo que de Mayans. Si esto fuera así sería más fácil acordar y dejar de lado la idea de Núñez de dejar a una figura de su entorno como candidato del PRI.

La ventaja para este armado es que la gestión de Núñez ha estado marcada por múltiples complicaciones ligadas al deterioro económico y el auge de la inseguridad en la entidad sureña.

Es una contienda de fuerte despliegue territorial porque solo el 40% del electorado se concentra en centros urbanos mientra que el resto están repartidos en diferentes zonas rurales.

El abanderado de Morena para el año que viene sería Adán Augusto, senador que dejó el PRD para saltar al partido de AMLO en 2014. Desde su banca votó contra la reforma energética e hizo de la renta petrolera su principal discurso alegando que la distribución de la misma es injusta.