A días de cerrar el año nuevo, Pemex movió las aguas al anunciar la nacionalización de una planta de hidrogeno ubicada en la refinería de Tula, Hidalgo y que era operada por la firma de capital francés Air Liquide.

Pemex llevaba años haciendo ofertas a esta empresa pero sin llegar a buen puerto, por lo que el 29 de diciembre el Gobierno publicó en el DOF un decreto en el que se declaró que el suministro de hidrógeno es "de interés público", por lo que las instalaciones fueron ocupadas de manera inmediata.

Fue en 2017 cuando esta planta fue adquirida por la empresa francesa, bajo el argumento de que Pemex ya no tenía recursos para el mantenimiento y para abastecer la demanda. 

Por temor al ajuste en Pemex, el sindicato petrolero todavía no acuerda con Sheinbaum

En opinión de Gonzalo Monroy, se trata, en el fondo, de un interés por parte de este Gobierno de quererse "congraciar y darle un buen gesto" al sindicato de Pemex, que nunca estuvo de acuerdo con que la francesa tomara control de la planta de hidrógeno.

Vale recordar que de momento el sindicato no ha dado muestras de un apoyo claro a la candidata oficialista, Claudia Sheinbaum, luego de que saliera de la contienda Adán Augusto López, a quien apoyaban abiertamente.

Para Monroy esta operación es problemática por varios frentes. Por un lado, avizora una batalla legal por el monto a pagarle a la petrolera. En ese sentido el anuncio del gobierno sobre la operación dejó varias interrogantes, como lo es cuánto duraría la ocupación ni cómo se compensaría a la empresa francesa. Algunos cálculos señalan que actualmente el contrato -contemplado para 15 años-, ronda los 220 millones de dólares.

La operación también se entiende en un contexto en que el gobierno alista la entrada de coquizadoras en las refinerías para aumentar su operatividad, que de momento viene muy rezagada, por debajo del 50%, sin embargo, el analista señala que este será otro eje problemático ante la falta de elementos dentro de Pemex para operar este tipo de plantas.