En eventos donde los colores predominantes deberÃan ser el amarillo, el azul y rojo, el color rosa es el que se roba las miradas, poniendo al descubierto la posible disyuntiva que enmarca la precandidatura de Xóchitl Gálvez a la Presidencia de la República. Una elección entre satisfacer las necesidades aparentemente voraces de los tres partidos que han construido su imagen (PRI, PAN y PRD), aunque no la plataforma para el 2024 alrededor de la hidalguense o la ciudadanÃa que ve en Gálvez una opción más cercana a ellos.
Los eventos de Gálvez en Baja California fueron reducidos en tamaño y mensaje, aunque este segundo punto podrÃa ser explicado por las restricciones que implica una precampaña. Lo cierto es que solo un mensaje parece no ser parte de su discurso natural y es más bien un mantra que espera que sus seguidores repitan por los próximos seis meses: el proyecto de Xóchitl Gálvez es una mesa de cuatro patas, tres partidos y la ciudadanÃa.
En todos los eventos que tuvo en la penÃnsula bajacaliforniana lo repitió, pero el mensaje se ve opacado por la falta de entusiasmo que una de las patas tiene por las otras tres y viceversa.
En Tijuana, cuando Gálvez habla del PRI con el que quiere caminar, los pañuelos rosas que segundos antes volaban al interior del hotel se detienen, quizá recordando que fue en esta ciudad donde la caÃda del hegemónico Revolucionario Institucional comenzó, tanto asà que durante su discurso sobre la población migrante, presentado a espaldas del cruce fronterizo de El Chaparral, solo pudo distinguirse los colores amarillo y azul, con solo una bandera tricolor (más un recordatorio de la existencia del partido que una muestra de apoyo).
A pesar de su alianza, recién renombrada "Fuerza y Corazón por México", el PAN de Baja California no tiene miedo en recordar que fueron ellos quienes encontraron el primer defecto en la armadura priista hace 30 años. Cierto es que algunos de los perfiles panistas del estado que hoy buscan tener el oÃdo de Gálvez de cara al proceso electoral del 2024 se distanciaron del partido durante la administración de Francisco "Kiko" Vega de la Madrid, debido a la pobre actuación en 2019 que llevó a la derrota electoral ante el ahora senador del PT, Jaime Bonilla.
José Guadalupe Osuna Millán, predecesor de "Kiko", ahora ostenta mayor cercanÃa con la senadora que el propio Ernesto Ruffo Appel, el legendario primer gobernador panista, que de manera privada vende la idea de tener la clave para vencer al partido hegemónico, sin importar si es tricolor o guinda, pero tal parece que la hidalguense no está tan convencida de que la fórmula funcione 30 años después.
En cambio, Osuna Millán presentó la posibilidad de acercar a Gálvez con el sector empresarial que aún tiene simpatÃas azules, y eso parece haberle ganado el favor de la senadora. Durante su visita, dos son las reuniones que sostienen Gálvez y Osuna con algunos empresarios de la región, quizá a la espera de tener las herramientas listas para cuando la carrera presidencial dé inicio oficialmente.
El acercamiento con los empresarios y la ayuda para navegar las aguas empantanadas del panismo fronterizo parecen estar próximas a dar frutos para Osuna Millán, ya que para la candidatura al Senado, el PAN -y por tanto el exgobernador- serÃan la primera fórmula, con el PRI en segunda y el PRD en tercera. Lo anterior si no se interpone la gran amistad entre Kiko Vega y Santiago Creel, jefe de campaña de Xóchitl.
Hablando del sol que nunca nació en Baja California, el PRD es quien mejor sale parado de la visita de Gálvez Ruiz al estado, pues son quienes llevan más personas a la mayorÃa de los eventos y de alguna manera, los que más incomodan a las otras tres patas de la mesa asimétrica que sostiene las aspiraciones presidenciales de la hidalguense. El PRD en Baja California es quien tiene más que ganar de la candidatura de Xóchitl, quizá porque son los que no tienen nada que perder. Jamás han sido relevantes en los procesos electorales del estado y su discurso de ser "la verdadera izquierda" parece darles cierta credibilidad.
Son los del PRD quienes celebran cuando Gálvez menciona la lucha por los derechos de la comunidad LGBT+, la pensión a adultos mayores y la lucha de las comunidades originarias de México, con una respuesta mixta de los otros grupos.
Los dos momentos más humanos de la hidalguense se dan en Ensenada, pero ambos son opacados por la batalla entre las cuatro patas de la mesa por parecer la más sólida. Primero, un grupo de mujeres buscadoras la reciben a su llegada al evento con simpatizantes, Gálvez Ruiz se acerca para platicar con ellas e intercambia algunas palabras de aliento que parecen venir del corazón, antes de regresar al discurso polÃtico, al mismo tiempo que, mientras las madres lloran a sus desaparecidos, la banda que acompaña por su trayecto a la precandidata comienza nuevamente con las porras, rompiendo con la seriedad del momento.
Minutos más tarde, una mujer Kumiai, parte de las comunidades originarias de Baja California, se acerca a Gálvez y le pide permiso para realizar una ceremonia tradicional con ella, usando salvia blanca, una planta nativa del estado que es sobreexplotada y robada por toneladas todos los años. Gálvez acepta y se deja guiar. Pero el momento es nuevamente interrumpido por los vitoreos de los simpatizantes, que entre empujones buscan tomarse la foto.
Segundos después, una mujer pálida con bolsa de marca exclama: "¡Yo también quiero una limpia!", como si se tratase de sus vacaciones en Catemaco y no un evento polÃtico.
El evento de Ensenada es el más numeroso en asistencia, menos de 800 personas se reúnen alrededor del templete a escuchar el mensaje de la precandidata. Poco antes, en las bocinas le informan a las personas que se congregaron a tiempo que "no tenemos los recursos económicos de los de enfrente", y solicitan a la ciudadanÃa que comparta el perfil de Xóchitl.
Una vez que se retira Gálvez Ruiz, el rosa vuelve a sobreponerse. Varias mujeres ayudan a recoger los panfletos y banderas que se habÃan quedado regados en el parque, la ciudadanÃa limpiando el desastre de los partidos, una imagen que parece presagio de los seis meses que le restan a este proceso y deja ver la encrucijada en la que se encuentra la única competencia a la hegemonÃa morenista.
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