La polÃtica, la economÃa y la diplomacia de Perón en tiempos de escasez y pragmatismo. |
Acaso como una verdad un tanto incómoda, pocos recuerdan que entre 1950 y 1955 el general Juan Perón se vio obligado a modificar su programa económico y su polÃtica exterior adoptando medidas verdaderamente pragmáticas y realistas.
Movido por una alteración de la realidad, tal vez como nunca antes ni como nunca después, hacia fines de los años cuarenta Perón demostró sus mayores cualidades como estadista. Eterno lector de la realidad de los hechos, comprendió de inmediato hasta qué punto el escenario global, que tan favorable habÃa resultado para los argentinos entre 1870 y 1930, habÃa dejado de existir. Contrariamente a lo que suele repetirse, esa realidad se habÃa extinguido bastante antes de su llegada al poder.
Algunos hechos habÃan contribuido a interpretaciones equivocadas. Superada la recesión derivada de la crisis mundial de 1929/30, la economÃa argentina habÃa vuelto a recuperarse. La Argentina pujante y exitosa de la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX habÃa tenido una suerte de sobrevida gracias a las reformas introducidas por los gobiernos ilegÃtimos pero eficaces de la mal llamada "Década Infame" y al contexto hÃper favorable de la inmediata posguerra.
Pero estas circunstancias desaparecieron hacia 1949. El triángulo entre Argentina, Estados Unidos y el Reino Unido, habÃa dejado de arrojar un saldo virtuoso. El extinto Imperio Británico, exhausto tras la guerra, se vio obligado a decretar la inconvertibilidad de la libra. La moneda en la que precisamente la Argentina era acreedora.
Los hechos tuvieron inmediatas consecuencias en la Argentina, cuya economÃa era complementaria con la británica pero competitiva con respecto a la norteamericana. Advirtiendo esta realidad, Perón no dudó en introducir drásticos cambios en su equipo económico. El "mago" de las finanzas peronista Miguel Miranda serÃa reemplazado por un elenco de funcionarios que hoy llamarÃamos "ortodoxos" entre los que se destacarÃa Alfredo Gómez Morales, entre cuyos colaboradores estarÃa el joven Antonio Cafiero.
A través de una serie de medidas, que luego se condensaron en el Segundo Plan Quinquenal, el gobierno justicialista aplicarÃa polÃticas de ajuste y restricción para ordenar las cuentas públicas y revertir el déficit acumulado. En los años que siguieron, esas intenciones se profundizaron con las leyes de atracción y protección de inversiones extranjeras, el Congreso de la Productividad y la concesión de explotación de petróleo nada menos que a la Standard Oil de California. El esfuerzo rindió sus frutos. La economÃa argentina volverÃa a crecer en 1953, 1954 y 1955, al punto que al momento en que fue derrocado, Perón habÃa logrado revertir en gran medida el deterioro material de años anteriores y habÃa conseguido atraer inversiones norteamericanas para explorar y explotar hidrocarburos. En definitiva, el Perón "proto-desarrollista" que de alguna forma anticipó la obra modernizadora y transformadora que desplegará Arturo Frondizi entre 1958 y 1962.
Una polÃtica exterior realista acompañarÃa ese proceso. En 1949, el nacionalista Hipólito "Tuco" Paz reemplazó a Juan Atilio Bramuglia como ministro de Relaciones Exteriores. Dos años después, en un enroque, serÃa sucedido por el entonces embajador en los EEUU, Jerónimo Remorino, un conservador que habÃa servido como secretario nada menos que del ex vicepresidente Julio A. Roca h.
Bramuglia habÃa acumulado prestigio. En especial a partir de su destacado rol en la crisis de BerlÃn, el año anterior. Algunas voces indicaron que el protagonismo del canciller molestó al propio Perón, y en especial, a Evita quien arrastraba antiguos rencores con Bramuglia. Pero el cambio de titular del Palacio San MartÃn no fue el dato sobresaliente de aquella polÃtica. El hecho fundamental fue la profundización del acercamiento de Perón con los Estados Unidos.
Normalmente se cree que Perón recién se alineó con Washington recién a partir de la llegada a la Casa Blanca del general Dwight D. Eisenhower en enero de 1953. Sin embargo, una lectura correcta del devenir histórico ofrece otras realidades. En rigor, Perón buscó mantener relaciones amistosas con los EEUU apenas poco tiempo después de acceder al poder formal en 1946. Una prueba de esa vocación la ofreció su actitud en junio de 1950 al intentar enviar tropas a pelear a Corea del lado de los norteamericanos. La ratificación del TIAR, la misión del ministro Ramón Cereijo en Washington en procura del crédito del Eximbank, la búsqueda de inversiones extranjeras, el cortejo a los enviados norteamericanos y la fastuosa recepción a Milton Eisenhower y la misma firma del contrato con la Standard Oil son tan solo algunos de los hitos de este "Perón que no miramos".
A lo largo de su larga carrera pública, Perón mostró ambigüedades y zigzagueos. Pero hay dos elementos centrales que mantuvo incólumes e intactos durante toda su vida. Uno de ellos fue su carácter de militar y de hombre de Estado. El segundo, un firme anticomunismo.
Acaso esta convicción se vio reforzada en aquellos años. Una atmósfera que hoy resulta lejana pero cuya evocación aparece imprescindible para comprender aquellos acontecimientos. En 1949, dos sucesos habÃan conmovido a los EEUU y a las potencias occidentales. La Unión Soviética alcanzó su anhelada categorÃa de potencia nuclear, removiendo a los norteamericanos el monopolio que en la materia habÃan conseguido un lustro antes. En tanto, al otro lado del mundo, el paÃs más poblado del globo habÃa caÃdo en manos del comunismo cuando, tras derrotar al GeneralÃsimo Chiang Kai-Shek, Mao Tse Tung fundó la República Popular. ¿Who Lost China?, se preguntaban los crÃticos de la Administración Truman entre los que se destacarÃa el senador Joseph McCarthy quien lanzó una violenta campaña anticomunista.
Los años que van desde 1950 hasta 1955 mostraron a un Perón dispuesto a corregir sus desvÃos iniciales ("pecados de juventud", en sus propias palabras) y a introducir polÃticas de gran realismo en el manejo económico y en la polÃtica exterior. Circunstancias que con los años serÃan ocultadas en buena medida por el propio peronismo. Y, naturalmente, por la histeria anti-peronista, para la que todo lo relacionado con Perón y su movimiento es malo per se.
Escribà "El Perón que no miramos: PolÃtica, EconomÃa y Diplomacia en tiempos de escasez (1950-1955)", (Ediciones Areté), pensando en las nuevas generaciones de lÃderes de la Argentina. Creyendo que tal vez aquella experiencia realista y pragmática de un gobierno popular pueda iluminar el presente y el futuro del paÃs. Sobre todo cuando se presentan ante nosotros dificultades notoriamente más complejas que aquellas que debió sortear Perón a comienzos de los cincuenta.
Aquella tan plagada de verdades, medias verdades y abundantes mitos. La que a fuerza de repetición, y por pereza intelectual, acaba por convertirse en la historia oficial. Con el drama derivado de que la distorsión de los hechos históricos no implica solamente una falsificación de los sucesos del pasado. También contribuyen a comprender equivocadamente los acontecimientos y a confundir la interpretación del presente y el futuro.
En el "Perón que no miramos" procuré revivir las enseñanzas de aquellas reformas económicas y la polÃtica exterior pro-norteamericana llevada adelante por el gobierno peronista en la segunda mitad de su administración, algo que fue ocultado y negado en gran medida en los años que siguieron.
Este "Perón que no miramos" exhibe al lÃder en su hora más difÃcil. La que se presentó cuando advirtió que las condiciones favorables existentes en el momento de su elevación al poder se habÃan agotado. Fue entonces, hacia fines de los años 40, cuando Perón se verÃa obligado a aplicar medidas de dura restricción económica y gran realismo en sus vinculaciones internacionales.
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- 722/11/2116:33Interesante articulo, una visión de Peron , su realismo político y su capacidad como estadista.
- 616/11/2122:17Muy interesante.
- 514/10/2110:53INTERESANTE Y REAL MIRADA DE AQUEL PERON LOS QUE LEEEMOS Y LEIMOS A PERON ESTARIA HOY AL TOPE MUNDIAL MAL QUE LES PESE A MUCHOS ES UNA VISION CORRECTA LA QUE EXPRESA , AHORA EL GOBIERNO QUE REPRESENTO UD. COMO EMBAJADOR LO CATALOGA AL MISMO " LA JAULA DE LAS LOCAS". ESTOS NUNCA MERECERAN NI ESTARAN EN LAS CONSIDERACIONES HISTORICAS PERO SON UN PELIGRO YA QUE NO TIENEN LIMITE.
- 413/10/2113:58A mi juicio Perón era un caudillo nacionalconservador, no creo que fuese ni yankee, ni marxista !!! Prueba de ello es que en sus discursos siempre atacaba las políticas liberales de EEUU y prueba de lo otro es que se reunión con Pinochet en la base de Morón poco tiempo antes de morir !!! El resto es todo una visión deformada de la realidad !!!
- 311/10/2117:27Sería importante analizar el libro, para ver con mayor claridad, esta interesante mirada con más profundidad. Gracias.
- 206/10/2114:48Para que tanto boludo se deje de hablar de boludeces...soberanía, tercera posición y coso.
- 106/10/2110:14Muy buen artículo! Felicitaciones por la información y datos birndados. Contundente: Perón no fue un dogmátio sino un gran prágmático por eso fue estadista. Y es cierto, el crecimiento que tuvo Argentina entre 1953-55 por las reformas que se realizaron con las consecuentes reformas económicas generó la corriente iniciatica denominada "Desarrollismo". Si Perón hubiese seguido después del golpe del 55 no hubiese sido muy distinto a Frondizi, Quizá con algunos matices...Saludos