Uno mintió. O fue Marcos Carasso, quien este domingo a la noche anunció que ganó por más de 2.500 votos, se proclamó presidente del partido y cumplió con la tradición de ocupar la Casa Radical. O fue Rodrigo De Loredo, quien a través de un comunicado aseguró que tenía una diferencia a su favor "importante en el interior", la que ponía a la definición de la interna en un abanico de +/- 1 por ciento, con final abierto.

Ahora, la Junta Electoral del radicalismo tendrá que revisar las 760 actas correspondientes a sendas mesas de esta elección y decidir quién es el mentiroso: Carasso o De Loredo. El embustero no conducirá el radicalismo de Córdoba. Qué hará el radicalismo de Córdoba con él es una pregunta de respuesta imposible por estas horas.

Tras celebrar en la Casa Radical junto a su padrino político, Mario Negri, y al socio de este, Ramón Mestre, Carasso dijo: "Ganamos claramente el Comité Provincia, con un importante apoyo del interior, ganamos el Comité Capital y ganamos el Comité de la Juventud Radical; es un triunfo claro con la opinión de más de 30 mil afiliados".

Al mismo tiempo, Sumar, la agrupación que lidera De Loredo, emitió un comunicado en el que sostiene: "Nuestros cómputos arrojan una diferencia a nuestro favor importante en el interior. Todavía seguimos recibiendo actas que pueden ser finalmente dirimentes en la diferencia. Mestre y Negri pretendían un resultado aplastante, por el manejo durante décadas de las estructuras del partido. Es absolutamente irresponsable (que celebren) cuando sus propios cómputos arrojan diferencias de más menos el 1% de los votos".

Distinta fue la posición de Javier Bee Sellares, aliado a De Loredo, quien admitió que había perdido el Comité Capital frente a Diego Mestre por un puñado de votos, en una elección reñidísma que lo dejó parado frente a lo que venga en el radicalismo cordobés. Dijo que antes de saludar a Mestre, haría una última revisión de las actas que corresponden a la ciudad de Córdoba, pero pareció más una puesta para facturar mejor su gran elección: "En principio, ganó Diego por 300 y pico de votos, pero la diferencia es tan pequeña que me gustaría revisar las actas", dijo.

Cuando revisen las actas y hagan cuentas para determinar quién mintió, la Junta Electoral tendrá otra prueba irrefutable de la crisis del radicalismo: decenas de actas tienen como resultado de todas las sumas "0", número que coincide con el peso electoral del partido en distintas localidades de la provincia, en particular del norte y oeste provincial. En otras verán números pares, resultado de llamativos empates de resultado 0 en la diferencia final de la contienda.

Despejada la variable del mentiroso, quien presida el radicalismo estará obligado a reconstruir la relación entre legisladores del mismo partido que integran distintos bloques legislativos; si por cuestiones de "pragmatismo" (léase caja) no es posible en un único bloque, al menos con un esquema de coordinación parlamentaria. Un primer paso en la construcción de la agenda política opositora.