Editorial
Canal Magdalena: deuda pendiente del Gobierno Nacional
Por Giuliano Falconnat
Esta nueva ruta, permitiría conectar la Argentina fluvial con la marítima y optimizar los costos logísticos, disminuyendo tiempos de navegación.

 El Gobierno Nacional reafirma un esquema de entrega de recursos y pérdida de soberanía, aprobando y permitiendo que el Puerto de Montevideo sume un metro más de profundidad. De esa manera mejora su competitividad, al recibir buques de mayor envergadura, lo cual se traduce en más toneladas de carga y por ende, un incremento en la recaudación en favor de Uruguay.

Esta decisión tira por la borda el proyecto de reactivar el Canal Magdalena, que fue puesto en agenda por técnicos, profesionales, organismos e instituciones durante el Gobierno anterior. Es empuje logro incluso tener una Audiencia Pública el pasado 7 de mayo de 2021 y captando la atención del Gobernador Axel Kicillof, como uno de los principales referentes a la hora de defender e impulsar esta iniciativa.

Para situarnos geográficamente, el Canal Magdalena se encuentra sobre el Río de La Plata, es una vía navegable natural y su puesta en funcionamiento, supondría la extensión en línea recta del Canal Punta Indio a partir de la curva conocida como "el Codillo".

Esta nueva ruta, permitiría conectar la Argentina fluvial con la marítima y optimizar los costos logísticos, disminuyendo tiempos de navegación, evitando que las cargas tengan que pasar por puertos uruguayos. Por más raro que suene, una carga que hoy tiene origen en el sur de nuestro país, para llegar al norte debe hacer escala en el puerto de Montevideo. Allí los buques suelen esperar hasta tres días fondeados, por demoras en las operaciones de carga y descarga, generando gastos extras en bienes y servicios (se estiman unos 150 millones de dólares al año que percibe el país vecino y podrían quedar en la Argentina).

Paralizar esta discusión y dar legitimidad a la matriz logística actual, no hace más que hipotecar el desarrollo de nuestra industria y del comercio exterior, en beneficio de Uruguay y en detrimento de los 47 millones de Argentinos. La profundización es aun mayor, cuando uno prestaatención a cada paso que dan Javier Milei y su gabinete en términos de política Internacional. El primer gran error, apenas asumió la presidencia, tuvo que ver con la negativa a integrar el bloque BRICS. Haberse sumado hubiese posicionado al país dentro de un esquema de potencias en términos de superficie territorial, producción de alimentos, presencia de minerales y combustibles fósiles, entre otros. En su lugar, inició el proceso de ingreso a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) siguiendo la agenda que marcan EEUU y el Reino Unido.

Como si esto fuera poco, ofendió a Rusia recibiendo con honores al Presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en medio de una guerra prolongada entre ambas Naciones, y le obsequió dos helicópteros que eran parte de nuestra flota.

Luego, puso en riesgo las relaciones diplomáticas con China, reconociendo a Taiwán como país independiente. Situación similar se llevó a cabo durante la visita de Milei a Israel, donde prometió mudar la Embajada Argentina desde Tel Aviv a Jerusalén, algo que está desaconsejado por la Organización de las Naciones Unidas desde 1947, ya que 190 países miembros no reconocen a ésta como la Capital Israelí. ¿Qué países movieron sus sedes a Jerusalén? Estados Unidos, Guatemala y Kosovo.

Por demás está decir, que estas acciones acarrean pésimas consecuencias para la Economía. En lugar de anuncios, como el que hizo Brasil, disminuyendo a cero los aranceles para sus exportaciones avícolas con destino a China. En nuestro país las barreras no arancelarias y los impuestos se irán incrementando, reduciendo las exportaciones e ingresando menos divisas, las cuales son fundamentales para equilibrar la macroeconomía.

A esta altura, queda en evidencia que la agenda geopolítica de Argentina está siendo digitada a "gusto y piacere" por la Casa Blanca. Esta situación, lejos de traer buenas noticias, es una amenaza que permite continuar con el esquema entreguista. Solo como ejemplo, los norteamericanos se relamen por nuestro Litio y por el control de la "Hidrovía" (Río Paraná), vía de navegación troncal por donde circulan el 80% de nuestras exportaciones agrícolas.

Este es un dato no menor, ya que los Estados Unidos se han puesto de acuerdo con el Presidente de Paraguay, Santiago Peña, para enviar tropas militares a esta zona y a la triple fronter. Al mismo momento que Argentina, continúa padeciendo una modificación en la distribución productiva de Yacyretá, que nos obliga a adquirir energía a mayor costo proveniente de otros países.

Los esquemas logísticos representan el principal costo de los sectores productivos, haciendo viable o inviable una determinada actividad. Por lo cual, la entrega que se avizora de la Hidrovía a manos extranjeras (como sucedió en 1996 mediante una concesión a la empresa Belga Jan de Nul que duró 25 años), sumado a la negativa para poner en marcha el Canal de Magdalena conforman una pésima receta en términos de crecimiento económico y desarrollo productivo.

Por último, si bien cada gesto y anuncio en términos de relaciones exteriores pareciera no tener impacto alguno, todos ellos están fuertemente relacionados y ponen en evidencia el libreto de entrega, colonización, ajuste y retroceso que le han encomendado a Milei antes de cruzar la puerta de la Casa Rosada.

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