Editorial
Kicillof ganó todo y ahora mira el PJ bonaerense
Por Cristian Lora
El gobernador peleó batallas hacia el interior de su partido. Ahora debe decidir si da el salto para conducir el peronismo en la provincia.

Axel Kicillof consiguió en esta elección mucho más que el pase a un segundo mandato. El gobernador peleó, en este frenético año electoral, varias batallas y las principales fueron hacia el interior del peronismo.

Ahora, debe decidir si se queda en el plano de la gestión o baja al barro de la política para consolidarse como el jefe del peronismo en la provincia de Buenos Aires. En los meses que siguen veremos qué decide.

La construcción política de Kicillof en la provincia es atípica. En los últimos tres años caminó por un andarivel diferente al que lo hicieron Máximo Kirchner y los intendentes del conurbano. Poco afecto a los quinchos peronistas, el gobernador se mantuvo seguro con su núcleo más fiel de colaboradores. No sumó intendentes y casi no tiene legisladores propios.

Pero, la decisión de Cristina Kirchner de correrse de las candidaturas obligó al gobernador encarar otro camino. Instaló su candidatura a la reelección -aun cuando los jefes del peronismo lo promovían como posible candidato a presidente-, se animó a lanzar el poskirchnerismo cuando habló de la necesidad "nuevas canciones" y hasta desafió directamente a Máximo cuando se adelantó a las definiciones y dijo que Verónica Magario volvería a ser su compañera de fórmula.

Kicillof juega fuerte en política. Apuesta todo a un pleno, pero lo hace de manera silenciosa. Desmiente tensiones, aunque esas tensiones estén ahí y sean evidentes. En lugares y momentos inesperados sorprende con declaraciones fuertes, aunque medidas y ajustadas. Después dirá que lo que dijo no es tan así. Pero ya dijo lo que dijo.

Kicillof juega fuerte en política. Apuesta todo a un pleno, pero lo hace de manera silenciosa. Desmiente tensiones, aunque esas tensiones estén ahí y sean evidentes. En lugares y momentos inesperados sorprende con declaraciones fuertes, aunque medidas y ajustadas

El gobernador supo, además, aprovechar la coyuntura. Kicillof tomó distancia del escándalo que generaron las fotos de Martín Insaurralde en Marbella. Le pidió la renuncia a su jefe de Gabinete y salió a mostrar ante los medios un perfil que le sienta bien: el de tipo honesto.

Por eso, hay que auscultar con detenimiento los hechos de los últimos meses para ver que el Kicillof actual no es el que llegó a la provincia de Buenos Aires a fines de 2019.

Ahora, su círculo político es más amplio. Los intendentes Mario Secco (Ensenada) y Jorge Ferraresi (Avellaneda) reportan directamente al gobernador. Lo mismo sucede con el ex secretario general de La Cámpora, Andrés Larroque, quien se alejó de Máximo y hoy es parte de su armado político.

Pero, el gobernador sabe que debe dar el salto. Pasar de ser un administrador de la provincia para convertirse en un líder del peronismo bonaerense (que no es lo mismo). En los últimos meses, fueron varios los intendentes que le pidieron que presida el PJ bonaerense, hoy en manos de Máximo. Ese sería el gran salto de Kicillof.

La presidencia del PJ bonaerense se rosquea. Se avanza a los codazos y se reúnen los consensos. Así se la ganaron en 2017 un grupo de intendentes del conurbano a Fernando Espinoza. Eso fue lo que no hizo Máximo en 2020.

"Nadie va a ser el heredero natural del peronismo. Ese liderazgo hay que disputarlo", le dijo a Kicillof un peronista con apellido histórico que fue a verlo a la Casa de Gobierno. En La Plata aseguran que el gobernador no quiere saber nada con eso. Es probable que lo esté evaluando. Como sea, Axel y Máximo se sentarán a conversar después del balotaje.

Por lo pronto, Kicillof puntea un nuevo equipo de gobierno. Ya dijo que eliminará la Jefatura de Gabinete. Fue una decisión política, una manera de impedir que alguien de peso reclame ese super ministerio.

Es que el gabinete actual está atravesado por la derrota electoral de 2021. Allí tuvo que abrir lugares para todos los sectores de la coalición peronista. Ahora el escenario es otro: Kicillof tiene cuatro años de gestión sobre sus espaldas y ganó con casi el 45% de los votos. La lapicera para diseñar su propio gabinete es nada más que suya.

Carlos Bianco volverá a un cargo de relevancia. Secco y Ferraresi tendrán un lugar. LPO adelantó que Magdalena Sierra podría ocupar un lugar relevante, aunque en las últimas horas trascendió que el intendente de Ensenada podría reemplazar a Leo Nardini en la cartera de Infraestructura.

La semana pasada, la confirmación del triunfo de Julio Alak en La Plata suma otro logro importante para Kicillof. El gobernador apostó fuerte para tener un candidato propio en la capital de la provincia.

Su mudanza a La Plata es uno de los ejes de su discurso y, desde hace cuatro años, en la capital provincial está su cotidianeidad. Afecto a la historia de una capital trazada por la historia, Kicillof quiere dejar allí una marca de su gestión y tener un intendente propio será la llave para ese objetivo. 

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