Segundos después de aprobarse el acuerdo con el FMI en Diputados, Máximo Kirchner circuló un informe de 15 carillas con su firma y la de otros 34 miembros del Frente de Todos que se habían negado a votarlo. Otros 7 oficialistas que se abstuvieron no estaban incluidos.

El ex jefe de bloque se encargó de hacer público los 34 nombres del grupo al que  denominan "La Cámpora ampliada", porque sólo la mitad provienen de la ya veterana agrupación juvenil. Aseguran que no funcionará como un sub bloque pero se hará escuchar en cada ley, sobre todo las que pida Martín Guzmán para cumplir con el FMI. 

De esta manera, la alianza ocasional que Sergio Massa tejió con Juntos por el Cambio para aprobar el acuerdo de facilidades extendidas debería repetirse para otras medidas exigidas por el organismo que deban pasar por el Congreso. Por caso, no será nada sencillo negociar el presupuesto de 2023, que debe llegar en 6 meses, o cualquier reducción de gasto que el ministro de Hacienda quiera hacer por ley. 

Se aprobó el acuerdo con el FMI en Diputados y Máximo votó en contra

El informe que difundió Máximo es lapidario contra el memorándum económico firmado por Guzmán, que no tuvo aval parlamentario por presión de la oposición, pero deberá implementarse a rajatabla para que el Fondo apruebe cada revisión trimestral y refinancie los vencimientos del stand by de 2018.

En el entorno de Máximo aseguran que los diputados que integran "La Cámpora ampliada", no funcionarán como un sub bloque pero se harán escuchar en cada ley que mande el Gobierno, sobre todo las que pida Guzmán para cumplir con el FMI. 

Considera que en esas inspecciones el organismo pondrá al país ante el constante riesgo de default, porque además de las estrictas metas fiscales y monetarias para alcanzar el déficit cero en 2025 (que consideran incumplibles), aparecen compromisos de leyes presupuestarias, tributarias, penales (como la referida a delitos cambiarios) y revisiones del sistema previsional, que requerirán nuevos debates parlamentarios difíciles de resolver.

Paula Penacca y Santiago Igon, dos camporistas. 

LPO/ Juan Carlos Casas.

El panorama que se trazan Máximo y su grupo es desesperanzador: estiman que Argentina no podrá llegar al equilibrio con las medidas anunciadas, entre otras cosas porque los precios internacionales de la energía harán imposible bajar un gasto equivalente al 0.6% del PBI en subsidios a la luz y el gas. 

Desde Houston, Guzmán reconoció complicaciones para la reducción de subsidios

Y calculan que los objetivos de reducción de déficit acordados con el FMI sólo podrán lograrse con dos medidas contempladas en el memo económico, como una reducción de las transferencias a las empresas públicas (Aysa, Aerolíneas, YPRT, Correo Argentino, etc.) o una revisión del gasto en salarios de estatales. De esta manera, entienden que el ajuste golpeará en los sectores más vulnerables.

La Cámpora tiene 17 diputados pero Máximo sumó la misma cantidad de aliados para oponerse al acuerdo con el FMI. Liderará ese grupo, pero no romperá el bloque, donde mantiene en un cargo clave a Paula Penacca. Alberto deberá negociar cada ley con él o con Juntos por el Cambio. 

Además, advierten que desde 2026, sin el déficit fiscal buscado, se amontonarán vencimientos por 20 mil millones de dólares anuales (entre FMI y bonistas), lo que obligará a una nueva refinanciación en iguales condiciones a las actuales, un argumento que también utilizó Nicolás Del Caño, de la izquierda.

 En el Gobierno entienden que para esa fecha quien ocupe la Casa Rosada llegará con mayor nivel de recaudación y de superávit comercial para negociar desde una posición mejor, entre otras cosas por las leyes productivas que enviaron los últimos meses y esperan su sanción, como la promoción automotriz, de agroindustria y la de electro movilidad.

Con este diagnóstico, la posibilidad que Alberto y Máximo acerquen posiciones parece imposible y sólo pueden intentar una convivencia sana. Massa auspicia de mediador: el martes y miércoles, mientras negociaba en la Rosada y con la oposición, recibió al diputado en el salón de honor para tenerlo al tanto. Ya había desplazado a sus laderos de las comisiones para garantizarse el dictamen. También habló por teléfono con Cristina Kirchner.

Gisela Marziotta

LPO/ Juan Carlos Casas.

Aunque armó un grupo fiel, Máximo no sacó los pies del plato en el Frente de Todos, ni lo sacará, aseguran quienes lo frecuentan. Mantiene a Paula Penacca como secretaria parlamentaria, que es tal vez el cargo más importante después de la jefatura. 

Tiene la misión de chequear las presencias en las sesiones y reuniones de comisión y negociar los temarios con la oposición. En los papeles, es a quien los diputados deben llamar para conocer las estrategias conjuntas, si las hay. 

Penacca, que en la mañana que renunció Máximo a la jefatura de bloque se cruzó en twitter con la albertista Vitoria Tolosa Paz, se mantiene como si nada hubiera pasado desde ese día: coordina temas cotidianos con la oposición y hasta presenció el último tramo de la negociación para unificar un texto único con el acuerdo del FMI. Vio como el PRO exigía incorporar que parte del crédito iba a gasto "presupuestario", para sumar a su relato la acusación de que Alberto, y no sólo Macri, usó dólares para solventar el déficit fiscal.

En febrero Máximo trabajó para crear su grupo de presión en el bloque y este jueves sorprendió a sus pares, que esperaban que se reduzca a los 17 diputados identificados con La Cámpora, quienes se reúnen seguido. 

Germán Martínez con Natalia Zaracho y Federico Fagioli, que están con Máximo. Leo Groso se consolidó como albertista. 

LPO/ Juan Carlos Casas.

Agregó otros 17, algunos kirchneristas conocidos como los bonaerenses Mónica Macha, Vanesa Siley, Daniel Gollán y Leopoldo Moreau. Está el trío ligado a Juan Grabois (Natalia Zaracho, Itai Hagman y Federico Fagioli)  y aparecieron figuras que no se esperaban como la santafesina Alejandra Obeid, la fueguina Carolina Yutrovic y la porteña Gisela Marziotta, tal vez la mayor sorpresa. 

Máximo sacó chapa de sus dos provincias, la natal y la de residencia. Por la primera, Santa Cruz, se sumaron a su manada Jorge Verón y Gustavo González. 

Por Buenos Aires, donde preside el PJ y tendrá lapicera cuando se cierren listas, se anotaron además para ser liderados por él diputados de bajo perfil como Lisandro Bormioli, María Rosa Martínez, la esposa de Sergio Berni Agustina Propato y los sindicalistas de la bancaria Sergio Palazzo y Claudia Ormaechea. 

A estos 35 diputados ya se los conoce como "La Cámpora ampliada" y aún no tuvieron reuniones para verse las caras sin intrusos. La primera sería pronto. 

José Palazzo, de la Bancaria. 

LPO/ Juan Carlos Casas.

En la sesión, Máximo volvió al perfil bajo que siempre fue su marca registrada. Participó de la reunión de bloque de la mañana, sin chistar ante las instrucciones de su sucesor Germán Martínez. 

Al mediodía llamó a los diputados de La Cámpora para informarles que no daría quórum, pedirles que ingresaran después de iniciada la sesión y no se anotaran en la lista de oradores, para que el primer pronunciamiento público sea su informe, que contiene además un largo racconto histórico de la relación de Argentina con el FMI. Sólo les permitió insertar y varios lo hicieron. 

Pasó la tarde en el despacho de Cristina para repasar cada párrafo y vio como manifestantes rompían los vidrios. Luego fue hacer tiempo hasta la hora de votar, cundo ingresó al recinto para pulsar el botón rojo. 

El Frente de Todos tiene 118 votos, está a 11 del quórum, y sin los 35 de La Cámpora ampliada sólo puede aspirar a tener leyes con respaldo Juntos por el Cambio. Massa deberá definir a quien priorizar en cada caso, en diálogo con Alberto. No será una dinámica sencilla.