Campo

Los molinos presionan al Gobierno para importar trigo y en Uruguay se ilusionan

Los empresarios aseguran que en el mercado no hay suficiente calidad para producir pan. Ventajas y desventajas.

En el último Congreso de “A Todo de Trigo” realizado en Mar del Plata durante la primera semana de mayo se habló hasta el cansancio del tema: la posibilidad de que la Argentina termine importando trigo de Uruguay es ciertamente factible.

Y esto lo hizo saber el propio presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), Diego Cifarelli, quien aprovechó para meterle presión al Gobierno nacional. “Parecería una noticia catastrófica, pero yo no lo tomo tan así”, indicó.

“Esta es una situación a la que se llega por decantación, por la falta de motivación del productor para hacer este cultivo en el último tiempo”, dijo Cifarelli, y enseguida aclaró que “la decisión respondería a los altos precios que están exigiendo los productores”.

En rigor, en el mercado de granos la mayoría coincide en que en la Argentina actualmente no hay la suficiente cantidad de trigo de calidad que necesitan los molinos para elaborar pan y abastecer en condiciones normales el mercado interno.

Es que, si bien el consumo local de trigo es de 7 millones de toneladas y la última cosecha fue de 10,9 millones, lo cierto es que la calidad del cereal fue pésima por los pocos incentivos que tuvieron los productores al momento de sembrar el año pasado.

Los que conocen a fondo el mercado advirtieron que esta situación de escasez de trigo de calidad podría derivar en un fuerte aumento a los productores que se trasladaría de inmediato al kilo de pan en los comercios minoristas, que ahora se vende a unos $ 40.

En este escenario, los molineros, inclusive, especulan con que el precio del trigo se podría disparar a un valor de entre u$s 220 y u$s 250 por tonelada (en la Bolsa de Comercio de Rosario la posición junio se negoció este lunes a u$s 170 por tonelada).

Es por esto que en los últimos días en la poderosa federación que reúne a los principales molinos empezaron a hacer lobby con funcionarios del Ministerio de Agroindustria para convencerlos de la necesidad de derribar prejuicios y abrir las importaciones de trigo.

Los empresarios que tuvieron la posibilidad de conversar en Mar del Plata con el subsecretario de Mercados Agropecuarios, Jesús Silveyra, cuentan que el funcionario manifestó que no le temblaría el pulso a la hora de autorizar las importaciones.

En tanto, otro frente de ataque de los molinos es que el nivel de actividad del sector es extremadamente bajo. Los datos indican que de diciembre a la fecha molieron apenas 1,8 millones de toneladas versus 2,7 millones en igual periodo del año pasado.

“Es necesario que nos autoricen las importaciones de Uruguay. Al inicio de la campaña comprábamos un trigo con 28% de gluten mínimo y ahora no conseguimos más de 21%”, dijo a LPO un importante empresario molinero que prefirió no ser identificado.

Sin embargo, otros analistas consultados advirtieron que la estrategia de los molinos es forzar una baja de precios en el mercado interno ante la amenaza de la importación. “Puede ser, pero también es cierto que no hay suficiente calidad”, respondió una fuente.

Como sea, la decisión dependerá del ministro Ricardo Buryaile quien deberá analizar el real estado del mercado y evaluar los costos políticos que tendría abrir las importaciones o bien arriesgarse a que la situación de escasez produzca una suba de precios.

En lo que a producción de trigo se refiere, en la Casa Rosada son concientes que hay que pasar como sea este año dado que a partir de la próxima campaña 2016/17 -que comienza en pocas semanas más- se abrirá una nueva era productiva para el cereal.

Las proyecciones más conservadoras indican que el área de siembra de trigo crecerá al menos un 25% respecto al año pasado, mientras que la producción, en condiciones climáticas normales, podría superar las 14 millones de toneladas.

En el campo estiman que el año que viene ya no habrá problemas de calidad en la producción triguera dado que los productores están más incentivados en aplicar tecnología de punta a partir de la liberación del mercado dispuesta por el Gobierno.

En este contexto, LPO se comunicó con el consultor uruguayo Eduardo Blasina. “Por ahora sabemos que no hubo pedidos concretos de la Argentina. Para nuestro país sería una muy buena oportunidad porque el mercado local está muy trabado”, sostuvo.

Para tener una idea, la producción promedio de trigo en Uruguay se ubica en torno a 1,5 millones de toneladas, al tiempo que el consumo interno no supera las 500 mil toneladas (el saldo exportable en el vecino país es de 1 millón de toneladas por año).

“Ni en pedo te autorizo a importar”

No es la primera vez que en la Argentina se habla de la posibilidad de importar trigo de Uruguay. Es que, a partir de la intervención kirchnerista en 2006, el mercado se vio inmerso en esta polémica en diversas oportunidades.

La última vez fue a mediados de 2013 cuando todavía era secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno. En ese momento, con el objetivo de abaratar costos, Molino Lagomarsino S.A. tenía cerrada la importación de harina con una firma uruguaya.

Pero todo se cayó cuando se enteró Moreno: “Ni en pedo te dejo importar”, le dijo al titular de la firma. En rigor, el ex funcionario K quiso evitar el costo político que él consideraba que iba a tener por abrir las importaciones de trigo.

En el mercado sabían que la razón por la cual Moreno prohibió la importación de trigo era política dado que importar un alimento básico que escasea en el mercado interno es una medida que utiliza cualquier gobierno en el mundo.