Quilmes

Ahora Martiniano analiza echar al jefe de Gabinete porque trabajó en la dictadura

Una ordenanza prohíbe tener funcionarios que hayan trabajo durante el gobierno militar. López lo hizo.

Martiniano Molina cayó en un zugzwang, término conocido en ajedrez para describir la dolorosa situación de un jugador que empeorará su posición en el tablero ante cualquier movimiento que realice. 

El intendente del PRO está obligado a mover, tras pilotear la tormenta revelada por LPO el fin de semana. Enfrenta ahora a la opinión pública local que le exige la renuncia de su jefe de Gabinete, Ariel López, por haber trabajado durante la dictadura.

El drama de López es que no se trata de un simple escrache, sino de datos objetivos. López fue director de prensa bajo parte de la intervención militar en Berazategui –entre 1981 y 1983-, y hay una ordenanza quilmeña que prohíbe justamente tener funcionarios que hayan trabajado en el gobierno militar.

Según pudo averiguar LPO, el jefe de Gabinete mantuvo un perfil secundario durante estos últimos días en que el intendente debió enfrentar su primera crisis, y ahora mantenerlo le implica un enorme costo político.

Molina sufrió primero la salida del secretario de Seguridad, Federico Sánchez, y luego la del secretario de Gobierno, Fernando Pérez, aunque el radical finalmente decidió quedarse, tras la intervención del senador Eduardo “Rulo” Schiavo.

El trabajo de López en el gobierno militar salió a la luz en el libro “Leña: La historia “Negra” de Berazategui”, en un apartado titulado “Las puertitas del señor López”, en donde el periodista Alberto Moya cuenta detalles sobre este tema, que hoy replican algunos medios locales.

“No hay demasiados argumentos para mantenerlo. Martiniano no lo va a sostener. Es de su confianza, pero el costo político es altísimo, y además el cargo le queda grande”, confesó una fuente de la municipalidad.

“En definitiva, este tema de la dictadura puede ser una buena excusa. Porque la verdad es que no está funcionando bien”, concluyó la misma fuente, que pidió reserva.

Pero no es la única área sensible, dentro del raro ensamble político que es el gabinete de Quilmes. Como ya contó este medio, Salud y Desarrollo Social están en el ojo de la tormenta. 

En Salud hay desconfianza con la secretaria Elizabeth Barbis, que responde a Aníbal Fernández, y ahora hasta es vinculada con el massismo. En Desarrollo Social, Maru Sotolano tiene severos inconvenientes para trabajar sobre uno de los territorios más complejos del conurbano.