Elecciones 2015

¿Puede tener éxito la campaña del miedo de Scioli contra Macri?

Analistas examinan la efectividad de la estrategia del kirchnerismo para ganar el ballotage. El antecedente de Brasil.

Ante la posibilidad cierta de que Mauricio Macri se imponga en la segunda vuelta del 22 de noviembre, Daniel Scioli enterró su campaña de amor y paz y lanzó una furibunda campaña negativa: desde las cuentas oficiales de las redes sociales, los periodistas de los medios oficialistas y funcionarios se desató una “campaña del miedo”, en la que, entre otras, acusaron al PRO de buscar la eliminación de planes sociales, planear un ajuste brutal, e incluso lo compararon con Martínez de Hoz durante el entretiempo de una transmisión de Fútbol para Todos.

Si bien la campaña es una señal en sí misma de la preocupación de un ciclo que ve su poder amenazado ante la ola triunfalista a la que se montó Cambiemos y las encuestas que vienen pronosticando un triunfo de Macri, la pregunta es qué tan efectiva puede llegar a ser la estrategia que desplegó el sciolismo para revertir esa tendencia.

De hecho, en los últimos días surgió el rumor de que Scioli había contratado al consultor brasileño João Santana, quien dirigió la “campaña del miedo” que ayudó a Dilma Rousseff a vencer a Aecio Neves en el ballotage de las presidenciales del año pasado.

Los spots de Santana mostraban a familias que se encontraban a sus “fantasmas del pasado”, versiones más pobres de ellos mismos, antes de que dieran el salto a la clase media. Otro spot mostraba una familia sentada en la mesa, a punto de comer, cuando la comida se desvanecía. La frase “no podemos volver atrás” coronaba la brutal campaña.

Si bien Scioli desmintió haber contratado a Santana, la estrategia lanzada por el kirchnerismo comparte parte del discurso de “no retroceder” ante las victorias del gobierno. La pregunta es, entonces, si el electorado puede ser permeable al mensaje de que Macri desbarataría los "logros" del kirchnerismo, en una “vuelta a los noventa”.

La gente ya apagó el registro de las acusaciones hacia Macri, porque desde el 2011 que el kirchnerismo viene con la estrategia del miedo, afirma Novaro.

“A pesar de lo que están diciendo desde el PRO y la prensa, el miedo no es una estrategia nueva en la Argentina”, aseguró a LPO el sociólogo Marcos Novaro. “A veces funciona y a veces no, pero en este caso, la gente ya apagó el registro de las acusaciones hacia Macri, porque desde 2011 en adelante el kirchnerismo tuvo una estrategia de puro miedo”.

Para Novaro, no va a haber sorpresas en el ballotage: el kirchnerismo va a consolidar el voto propio pero la campaña de miedo a Macri no le alcanzará para revertir la distancia que Cambiemos le lleva en las encuestas al FPV.

Según el filósofo, si en Brasil la estrategia de Santana tuvo éxito, fue porque Dilma aún podía mostrar un país que funcionaba: “Las publicidades horribles que desplegaron pueden haber sido de alguna ayuda mínima, pero nadie gana elecciones con campañas negativas”, asegura Novaro.

Daniel Scioli en una recorrida este fin de semana por Hurlingham.

Además, la situación electoral era distinta: las elecciones generales terminaron con una diferencia a favor de Dilma de 8 puntos, un margen mucho más cómodo que los 2,5 puntos que consiguió Scioli sobre Macri. El PT terminó conservando la presidencia con el 51,6% de los votos en el ballotage.

Por su parte, Celia Kleiman, de la consultora Polldata, quien en su última encuesta de la semana pasada registró una ventaja de más de 11 puntos para Macri en la segunda vuelta, descree de la efectividad de las “campañas sucias”: “Históricamente no han tenido impacto o incluso han sido contraproducentes para quien las hace”, explicó a LPO.

Cecilia Kleiman cree que la estrategia del miedo podría funcionar en la provincia de Buenos Aires donde se concentra la mayoría de la asistencia estatal y las prácticas clientelares.

En esa misma encuesta, Polldata detectó que a casi un 59% de la sociedad no le resultan creíbles las acusaciones hacia Macri: es una cifra que coincide con la proporción de gente que, según el propio líder del PRO, “busca un cambio”. Es decir, el mensaje de una campaña del miedo no penetraría en el electorado opositor.

Pero más allá de eso, Kleiman afirma que Macri no debería confiarse: parte de su buen desempeño en las generales tuvo que ver con la excelente performance de Vidal en la provincia de Buenos Aires. Allí el mensaje de miedo podría ser más efectivo, ya que es donde se concentran la mayoría de la asistencia estatal y las prácticas clientelares, por lo que la amenaza de perder beneficios sociales podría llevar a un cambio en el voto.

“De todos modos, lo razonable sería esperar a que se despliegue por completo la campaña y volver a medir. Lo cierto es que no hay antecedente de ballotage en la Argentina y es muy difícil evaluar la incidencia de la campaña en un escenario de polarización”, concluye Kleiman.