Elecciones 2015

La Argentina inicia su despedida del ensayo chavista

Es el dato más relevante de la elección del domingo. Gane quien gane, se inicia un giro profundo en la política exterior.

La tensión lógica del final de campañalogra sostener la ilusión: Daniel Scioli y Mauricio Macri son polos opuestos.De un lado la continuidad del kirchnerismo revolucionario, del otro el regresoa la derecha neoliberal de los noventa. O versiones timoratas de esasidentidades.

Como suele suceder, el análisisexhaustivo de la coyuntura (¿Cuantó mide? ¿Hay ballotage? ¿Cómo está enCórdoba, qué pasa en Santa Fe? ¿Gana Vidal? ) dificulta la observación de loevidente: Las diferencias entre Mauricio Macri, Daniel Scioli y Sergio Massason sutilezas para almas refinadas, comparadas con el contraste que arrojacualquiera de ellos frente al kirchnerismo.

Diferencia que se vuelve antagónicacuando se detiene la mirada en la visión de estos candidatos presidencialessobre el mundo, los aliados naturales de la Argentina y el lugar en el quedebería ubicarse el país en la discusión global.

Es interesante, sobre todo, mirar decerca lo que está haciendo Scioli, por ser el que supuestamente encarna lodistinto, la continuidad del proyecto de Cristina que hizo del antagonismo conEstados Unidos y Europa, uno de los ejes centrales no sólo de su políticaexterior, sino de la construcción de su relato.

La tensión de final de campaña logra sostener la ilusión: Daniel Scioli y Mauricio Macri son polos opuestos. De un lado, la continuidad de la revolución kirchnerista. Del otro, el regreso a la derecha neoliberal de los noventa.

Scioli ya decidió que si llega al poder, MarioBlejer será su hombre en Londres y Guillermo Francos el embajador en WashingtonDC. Imposible un contraste más pronunciado. Sale la azafata chavista AliciaCastro y entra un ex director del Banco de Inglaterra.

En Washington el giro también tiene elADN del metamensaje económico que este giro en política internacional sugiere:El regreso a la normalidad macro y las políticas de mercado. Scioli eligió parael destino más importante de la diplomacia argentina, al ex presidente delBanco Provincia, Guillermo Francos. Un hombre que proviene de la centroderecha,que trabajó en el grupo de Eduardo Eurnekian y que es considerado casi un parentre los empresarios, remplazará a Cecilia Nahón, la aplicada alumna "antimperialista" de Axel Kicillof.

Cristina es la primera en entender latransformación en curso y de manera agónica trata de construir lo imposible: uncorset de política exterior a su sucesor, básicamente en base a conceder obraspúblicas que demandarán décadas, a China y Rusia. Póstumo homenaje a sudespreciado Julio de Vido, que intenta atrapar en ladrillos la dinámicainasible de la política exterior.

Argentina inicia así su despedida de laexperiencia chavista, un proyecto que el kirchnerismo asumió sin fisuras en lodiscursivo, pero por resistencias culturales y políticas nunca pudo desplegar entoda la extensión que hubiera deseado.

El momento crítico de esa tensión seprodujo cuando Cristina lanzó la reforma judicial, que iba a someter a esepoder a su arbitrio, abriendo la posibilidad de una reelección indefinida,pasando en los hechos de un sistema de raíz republicana, con frenos ycontrapesos, a un régimen centralista de concentración del poder, en la figurade un Presidente casi sin límites institucionales.

Fue en esa instancia cuando laresistencia cultural, intuitiva, de la sociedad, le dio espaldas, primero alfallo de la Corte Suprema que de un plumazo derogó la reforma y meses después lacertificación política con el triunfo de Sergio Massa en las legislativas del2013, que sepultó la idea reeleccionista y abrió la sucesión, que este domingoempezará a cristalizar un nuevo liderazgo, que vuelve ocioso preguntarse si seimpondrá la continuidad o el cambio.