Observatorio de Encuestas

La Provincia, una competencia de arriba hacia abajo

Con nombres poco competitivos y una elección pegada a la nacional, la victoria del próximo gobernador dependenderá de una buena performance de su candidato a Presidente.

El baño de humildad que Cristina Kirchner arrojó sobre sus candidatos no sólo terminó de aclarar el panorama electoral del Frente para la Victoria en la provincia de Buenos Aires; las olas alcanzaron también a las internas que se asomaban en los espacios de la oposición.

En menos de dos semanas, el oficialismo quedó como el único espacio con competencia interna, mientras en el PRO, el Frente Renovador, la centroizquierda y la izquierda, por una u otra razón, se presentará un solo candidato por frente. Además, quedó descartada hasta ahora la idea de sectores del macrismo y el massismo de aliarse para vencer al kirchnerismo.

La elección en la provincia es por lejos la más importante del país. Se trata del distrito más importante en cuanto al peso porcentual que representa sobre el padrón, con casi el 40% del total. Si se contaran sus secciones electorales como provincias individuales, la 3ra sección electoral sería la primera provincia más populosa del país y la 1ra, la segunda con más habitantes.

La elección tiene una particularidad que no se veía hace años: los candidatos son poco competitivos por su cuenta. Aníbal Fernández tiene imagen negativa de hasta el 70%, Domínguez todavía no logra los niveles de conocimiento que requiere un candidato a gobernador potable e Insaurralde nunca se recuperó tras pincharse en su momento de gloria, cuando Scioli y Massa se lo tironeaban en vivo en el programa de Tinelli.

María Eugenia Vidal se comprometió hace un año a ser la candidata del PRO y lo demuestra con sus frecuentes bajadas a los distritos y sus recorridas por pueblos del interior pero juega contra la persistente debilidad del PRO en el Conurbano. En cambio, De Narváez, el único con experiencia electoral en la provincia y conocimiento casi total, enfrenta el desafío de un Frente Renovador con filtraciones por donde se lo mire.

Ante estas debilidades, todo indica que se tratará de una elección donde el peso del candidato a presidente será lo más importante de cada boleta y los votos se arrastrarán casi totalmente de arriba hacia abajo, especialmente porque va pegada a la elección nacional. Así lo demuestran las millones de personas que viven y votan en la primera y la tercera sección electoral y constituyen el cordón umbilical que aún mantiene viva la candidatura de Massa, ante la presión del establishment para que se baje.

La provincia es y siempre será terreno fértil para todo tipo de operaciones, encuestas truchas con números inflados y pinchados, intendentes que buscan conservar el poder como sea, aquellos que buscan desbancarlos cueste lo que cueste y todo tipo de prácticas antidemocráticas el día de la elección.

Por eso el trabajo que hoy presentamos se trata de la tarea más difícil hasta ahora para el Observatorio de Encuestas. En el último año llegaron a la redacción todo tipo de encuestas que claramente favorecían a un candidato en particular, trabajos con números imposibles o simplemente con gruesos errores de metodología. Ninguno de ellos tenía valor suficiente para formar parte de la muestra, menos aún con la sobreabundancia de candidatos que existía antes de la decantación de las opciones electorales que trajo el “baño de humildad” que pidió Cristina.

Para comenzar, el Observatorio de Encuestas para la gobernación de la Provincia de Buenos Aires tomó las primeras dos encuestas que publicaron dos consultoras relativamente nuevas: Circuitos y Query Argentina. Ambas encuestadoras tuvieron el resultado más ajustado a la realidad en las PASO porteñas; aún así, en este escenario provincial sus números muestran enormes diferencias entre sí. Una señal de la dificultad de medir la provincia y el tamaño del desafío por delante.