AMIA

Los números del comercio no reflejan el acuerdo impunidad por petróleo con Irán

El fiscal Nisman habló de un intercambio de crudo por granos, pero la Argentina no importa nada del país persa.

La grave denuncia que presentó hoy el fiscal de la causa Amia, Alberto Nisman. en contra de Cristina plantea que la presidenta lanzó el pacto con Irán en el 2013 en el marco de un acuerdo comercial con Teherán.

Según el funcionario judicial, las razones para la firma del Pacto y el intento de "impunidad" de los iraníes fueron estrictamente económicas: Cristina necesitaba "acercarse geopolíticamente" a esa nación con el objetivo de restablecer relaciones comerciales "para aliviar la severa crisis energética argentina, mediante un intercambio de 'petróleo por granos'".

"Este acercamiento, que en sí mismo nada tiene de ilegal y está fuera de cuestionamiento, fue considerado inviable mientras subsistiera la acusación efectuada por la justicia argentina en la causa AMIA contra los ex jerarcas del régimen iraní. Entonces, para despejar el obstáculo, y he aquí lo delictivo, la Sra. Presidente ordenó desviar la investigación, abandonó años de un legítimo reclamo de justicia y buscó librar de toda sospecha a los imputados iraníes, contradiciendo su probada vinculación con el atentado. Decidió fabricar 'la inocencia de Irán'", puntualiza la denuncia.

Sin embargo, los números del comercio exterior muestran otra cosa. De acuerdo a datos del Indec, tras un bloqueo total registrado entre 2004 y 2006, desde el 2007 las exportaciones al país persa crecieron en forma considerable sólo hasta el 2010, año a partir del cual comenzaron a amesetarse. Es decir que el pacto aprobado en 2013 no generó un incremento significativo ni mucho menos, porque además la Argentina no importa casi nada desde ese origen.

“Las exportaciones a Iran eran casi insignificantes hasta el 2007, 2008, cuando empezaron a crecer. Hasta entonces, no exportábamos nada”, comentó a LPO el titular de Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI) Marcelo Elizondo.

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El consultor contó a este medio que incluso en el 2014 las ventas a esa nación se contrajeron a 800 millones de dólares, mientras que en el 2013 habían alcanzado U$S1159 millones, por debajo del máximo de 2010, cuando sumaron U$S1453 millones.

Si bien el año del pacto mostró un avance de las exportaciones frente al 2012 del 17%, las que tuvieron destino a Arabia Saudita fueron superiores y subieron mucho más: 57%, al pasar de U$S789 millones a U$S1240 millones.

Para Elizondo, la reducción en las ventas a Irán se dio en el marco de una caída generalizada de las exportaciones argentinas, que el año pasado se desplomaron un 11%. En este caso, casi la mitad de lo enviado al país persa eran granos, que en 2014 tuvieron una merma en sus precios.

Por otro lado, las importaciones desde ese origen tampoco revisten ninguna importancia. Por ejemplo, en el 2012 sólo se trajeron mercaderías por U$S1 millón, y en el 2013 nada. El mayor registro de los últimos cinco años es de 2014, cuando las importaciones de Irán sumaron U$S24 millones, una cifra irrisoria.

Basta repasar los números para ver que la tesis de Nisman sobre el origen económico del acuerdo con Irán se cae. Es que, además, la energía que importa la Argentina viene de países africanos como Nigeria, o sudamericanos como Venezuela o Bolivia. Por lo que Teherán no aparece como un socio estratégico en materia hidrocarburífera.

Sin embargo, lo cierto es que el nivel de importaciones desde ese país es tan bajo que permite obtener un jugoso saldo comercial, que en el 2013 representó el 15% del total superávit argentino con el resto del mundo.

Es que Irán es, junto con Holanda, Chile y Venezuela de los pocos países que generan dólares “netos”.

“El acuerdo no aumentó el flujo de comercio, pero sí consolida un vínculo tras llegar a cierto nivel de intercambio”, reflexionó Elizondo.

En definitiva, el comercio con Irán creció con fuerza entre el 2007 y el 2010. No obstante, a partir de entonces se amesetó en ese nivel, que el pacto con Irán no modificó.