Cristina Kirchner

"Quieren voltearme, si me pasa algo miren al Norte"

La presidenta sugirió que podría sufrir un atentado de parte de los EEUU. Trató a Griesa de "juez senil".

Cristina Kirchner sugirió que podría sufrir un atentado de parte de los Estados Unidos. Durante el duro discurso que brindó esta noche en la Casa Rosada, la presidenta advirtió: “Quieren voltearme” y agregó dramática “si me pasa algo, no miren a Oriente, miren al Norte”, en referencia a la potencia norteamericana, y quitándole entidad a las supuestas amenazas que habría sufrido del grupo terrorista ISIS, que ella misma reveló.

"No estoy enojada", aseguró Cristina en lo que fue acaso su intervención más furibunda en los siete años que lleva de mandato, que incluyó teorías conspirativas sobre “golpes de mercado”, al mejor estilo alfonsinista.

Tan furiosa se la vio por las crecientes complicaciones económicas y la decisión de Griesa de poner a la Argentina en desacato, que no le alcanzó el discurso que brindó en el Salón de las Mujeres ni que el brindó después a los militantes concentrados en el Patio de las Palmeras. Dio dos discursos más en otras zonas de la Casa Rosada, mientras las las cámaras del canal oficialista CN23, la tomaban yendo de un lado a otro de la casa de Gobierno. Fueron cuatro discursos seguidos, lo que seguramente constituye algún tipo de récord. 

El motivo formal de la convocatoria a la Rosada fue el anunció de la creación de la Secretaría de Hábitat con la promesa de urbanizar nada menos que 100 villas, en lo que ya es una marca de su último año en el poder, lanzar mega planes de obras que obviamente no llegarán a concretarse, como reveló en su momento LPO.

Pero una vez que se sacó de encima el anuncio, Cristina la emprendió contra todos, en una arremetida de la que no se salvaron bancos, operadores de la bolsa, empresarios automotrices y la justicia y el Gobierno norteamericano.

Muy enojada, calificó como una "inmensa provocación" la decisión de la Embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires de advertir sobre la inseguridad a los ciudadanos estadounidenses que viajen a la Argentina. "Esto es una provocación, una inmensa provocación en la cual no voy a caer. Al señor que redactó esto, que ya sabemos que es el que anunció el default, no lo vamos a echar del país porque no acostumbramos echar a nadie", remarcó la Jefa de Estado y apuntó, sin nombrarlo, contra el embajador interino Kevin Sullivan, que días atrás recibió exactamente esa amenaza del canciller Héctor Timerman.

"Ya sabemos quién es, no lo vamos a echar del país porque capaz que después tenemos un problema doble, si ya lo conocés hay que dejarlos", sostuvó furiosa y remató: "Por lo menos lo tenemos identificado".

El conflicto que motivó semanas atrás el cruce con el canciller Timerman se produjo porque Sullivan sostuvo que "es importante que el país salga del default". Es sabido que hay ciertas palabras que para el kirchnerismo son tabú. Una es el default, la otra la inflación.

Por otra parte, Cristina Fernández criticó las declaraciones de un vocero del Departamento de Estado estadounidense, quien afirmó que ese país "sigue de cerca" el conflicto los holdouts, y advirtió: "¿Qué es eso de monitorearnos?", protestó. Para luego denunciar que existen "sectores concentrados de la economía que quieren voltear al gobierno y quieren hacerlo con ayuda internacional".

En ese marco, calificó a Thomas Griesa de "juez senil" y tildó de "idiotas" a los ruralistas que retienen la cosecha a la espera de una devaluación.

"Cuando te sentás arriba de la cosecha o escondés los autos, lo que quieren es forzar una devaluación para licuar los convenios colectivos de trabajo con aumentos del 30 por ciento", afirmó, como si esa cifra no implicara ya una caída en el salario real, con una inflación interanual que ronda el 40%. Cristina se burló además de los productores que "han perdido dinero a lo pavote" por retener la cosecha y ahora sufrir la caída del precio de la soja.

Dólar y buitres

“Somos los desacatados”, arengaban los militantes kirchneristas que poblaron los patios de la Rosada. “A los yanquis les decimos, estamos todos con Cristina”, cantaban en el momento en que la Presidenta les fue a hablar directamente, como hace desde que introdujo los cambios de gabinete a fines del año pasado.

"Yo no soy ingenua. Estos no son movimientos aislados de un juez senil de Nueva York. Los buitres se parecen a las águilas", afirmó y dijo que Griesa "habla de lo que no sabe".

"Lo que quieren es tirar abajo la reestructuración de la deuda" y a

"El desacato confirma lo que vengo afirmando. El desacato es justo el día anterior al que tenemos que hacer el segundo pago de la deuda", afirmó en su habitual mirada conspirativa y agregó que lo que buscan es "tirar abajo la reestructuración para que volvamos a deber miles de millones de dólares", advirtió, al mismo tiempo que confirmó que ordenó girar a Nación Fideicomisos el pago de Bonos Par que vencían hoy y adelantó que el 31 de diciembre depositará 100 millones de dólares en Bonos Discounts a favor de holdouts. . 

"Nos quieren escarmentar porque somos un ejemplo para muchos en el mundo y esos nos decían en la ONU, cuando se acercaban a felicitarnos por habernos plantado", agregó.

Luego, confirmó la enorme presión que se vive en el Gobierno por la disparada del dólar y denunció movimientos especulativos de los operadores del mercado para forzar un nuevo ajuste en el tipo de cambio. Como hace cada vez que hay una corrida o una fuerte suba en el blue, no tardó en encontrar a los culpables de la supuesta conspiración. Esta ves le tocó a Mariva y Balanz, dos sociedades de bolsa a las que acusó de haber negociado “el 58 por ciento del negocio del contado con liqui”. “Están desestabilizando”.

"No hace falta ninguna ley para investigar", evaluó la mandataria, que indicó que basta que la "Comisión Nacional de Valores, junto con la AFIP examine" los movimientos de las dos sociedades de bolsa denunciadas. Según dijo, la primera sociedad "ha negociado el 43 por ciento del contado con liqui", mientras que la segunda mencionada concentró un "15 por ciento" del total.

En el mercado, Mariva históricamente estuvo vinculada al ex presidente Eduardo Duhalde.

En ese sentido, aclaró que "todo lo que sea manejo cambiario no es ni blue, ni violeta, ni amarillo ni nada, es directamente ilegal", en referencia a las operaciones que se canalizan por fuera de la órbita del Banco Central. "Las divisas se pueden únicamente negociar en el mercado que maneja el BCRA", sentenció, aunque olvidó señalar que el “contado con liqui” y el “dólar bolsa” son legales.

Asimismo ordenó que el ministerio de Economía que investigue a los bancos "Patagonia, Supervielle, Mariva, Macro e Itaú", sobre los que sospechó que contaban con información privilegiada antes de que se ordene la reducción de 30 a 20 por ciento la tenencia de moneda extranjera.

En esa andanada no se salvó el propio Banco Central, cuyo titular Juan Carlos Fábrega, mantiene una durísima interna con Kicillof, que puja por echarlo del cargo y tomar el control de la entidad. Esta noche, Cristina pareció terciar -una vez más- en favor de su ministro.