Congreso

Cristina se tuvo que amigar con Sapag, Weretilneck y Buzzi para poder pagar la deuda en el país

Sin los diputados de Neuquén, Río Negro, Chubut y Mendoza no salía la ley. Le demora del borrador.

Los votos de las provincias petroleras fueron vitales para que Cristina Kirchner lograra esta madrugada la ley que le permite pagar la deuda a los bonistas en el país o en Francia.

En el Senado la presidenta había contado con la ayuda de Lucila Crexller, del Movimiento Popular Neuquino, aunque sin su voto el kirchnerismo llegaba a la mayoría.

No ocurrió lo mismo hoy en Diputados, donde sin la ayuda de los rionegrinos, neuquinos, chubutenses y mendocinos el kirchnerismo no hubiera alcanzado los 129 votos necesarios, como adelantó LPO cuando estalló el conflicto por un nueva ley de hidrocarburos.

Juliana Di Tullio juntó hoy 134 votos, con sólo dos ausencias por cuestiones personales (Diana Conti y Javier Tineo).

Apretada, necesitó la colaboración de último momento como del canillita Omar Plaini, por gestión de Daniel Scioli; y el radical Eduardo Santín, de Leopoldo Moreau. Vía entrega de planes sociales y viajes, garantizó el voto de Ramona Puchetta, la ex ladera de Raul Castells. 

Perdió una aliada fija: Graciela Boyadjian, del Movimiento Popular Fueguino, no estuvo presente en la votación. Su partido hizo un acuerdo en la provincia con Sergio Massa.

Los diputados de las provincias petroleras estaban con pie afuera del bloque hace unas semanas, cuando Cristina insistía en imponer la ley de hidrocarburos redactada por Miguel Galuccio. Los gobernadores llegaron al punto de mayor tensión al quedar afuera del plan de refinanciación de deudas que la presidenta le concedió al resto de los distritos. 

Como también adelantó LPO, Cristina retrocedió: convocó a Sapag y envió a Jorge Capitanich a anunciarle a los gobernadores una inminente postergación de sus pasivos con la que tuvieron sus colegas. 

Según pudo saber LPO, la negociación la retomó Oscar Parrilli, secretario de la presidenta, neuquino y, no casualmente, encargado de contar los votos en el Congreso.

Anoche Neuquén no sólo contribuyó con Alicia Comelli, leal a Sapag, sino también con sus pares del Movimiento Popular Neuquino Adrián San Martín y María Villar Molina, ambos cercanos al senador y petrolero Guillermo Pereyra.

Para el kirchnerismo hubiera sido fatal perder los votos de los rionegrinos Hermán Avoscán y Luis Bardeggia, aliados de su gobernador Alberto Weretilneck, quien había anunciado su pase al Frente Renovador.

Además de retomar la negociación por la ley de hidrocarburos, Weretilneck negoció con la Casa Rosada los votos del PJ en la Legislatura local para nombrar a un vicegobernador afín. 

El gobernador de Chubut Martín Buzzi la pasó peor que todos: Cristina motorizó una denuncia de la AFIP por sus cuentas en las Islas Caimanes. En esos días, Mónica Contrera, diputada de su provincia, le brindó su apoyo. Ayer fue una de las efusivas oradoras en defensa del Gobierno. 

El mendocino Francisco “Paco” Pérez fue el primero en desatar la guerra, cuando YPF se negó a participar de una licitación den su provincia. El fuego ya se apagó y sus diputados (Guillermo Carmona y Alejandro Abraham) ayer olvidaron ese incidente.

La semana próxima Cristina los necesitará para sancionar la ley de abastecimiento y, la siguiente, para el presupuesto.

Tal vez espere que pase todo esto antes negociar otro proyecto de ley de hidrocarburos y la relación con los gobernadores petroleros vuelva a estar pendida de un hilo, como también la mayoría del Frente para la Victoria en la Cámara de Diputados.