De Narváez, el adversario de Kirchner

Las elecciones legislativas estarán centradas en lo que pase en la provincia de Buenos Aires. Allí, el ex presidente se enfrentará al empresario que, como disidente, le disputará los votos del peronismo. Hoy se sitúa segundo en las encuestas.
Pese al suspenso que intentó mantener Néstor Kirchner hasta la medianoche, el cierre de listas no deparó sorpresas.

Los gobernadores, con excepción de Scioli, se negaron a asumir las llamadas candidaturas testimoniales. En cambio sí lo hicieron varias decenas de intendentes bonaerenses, aunque no todos los que el ex presidente hubiera querido. Hay algunas figuras de la farándula en las filas oficialistas, pero estaba dentro de lo previsto.

Es así como al finalizar el plazo para oficializar las listas de candidatos y a cincuenta días de la elección de la elección legislativa del 28 de junio, lo que sucede en la provincia de Buenos Aires ocupa un lugar central, como suele suceder en este tipo de elecciones: el duelo Chiche Duhalde-Graciela Fernández Meijide en 1997, Raúl Alfonsín-Eduardo Duhalde en 2001 y nuevamente Chiche Duhalde pero contra Cristina Fernández de Kirchner en 2005.

En esta oportunidad es el ex Presidente Néstor Kirchner -que es el líder político del oficialismo y quien determina las decisiones de gobierno-, quien compite encabezando la lista de candidatos a diputados nacionales de su partido.

Esto da a quien lo enfrente y a quien compita con él un rol político nacional.

Si bien la oposición está dividida en este distrito, la lista del PJ disidente y el PRO, que lleva como primer candidato a diputado nacional a Francisco De Narváez, es la que está desafiando al ex presidente.

En este tipo de elección, quien es primero de la lista ocupa el lugar central en la campaña. En Buenos Aires, cuatro de cada cinco votantes sólo conocen a quien la encabeza.

Dos razones hacen que Kirchner vea a Narváez como su adversario más peligroso en el ámbito electoral bonaerense. La primera es numérica, ya que los sondeos en forma coincidente muestran que Narváez ocupa el segundo lugar, varios puntos por arriba de la lista del acuerdo entre la UCR y la Coalición Cívica, que lleva como cabeza de lista a Margarita Stolbizer. La segunda es que la lista de Narváez -quien lleva como segundo candidato a Felipe Solá- tiene cierta capacidad de disputar voto peronista a Kirchner, posibilidad que no tiene la de Stolbizer -debilitada en los últimos días por el conflicto entre Carrió y Cobos-, cuya estrategia es reunir el voto no peronista.

Un voto que sume ella no altera los de Kirchner. Pero cada voto que obtenga Narváez del PJ es uno que resta al ex presidente y entonces acorta en dos y no en uno la distancia entre el primero y el segundo.

Que la campaña sucia haya comenzado contra Narváez confirma que Kirchner lo percibe como el adversario más peligroso.

El primer candidato de la alianza entre el PJ y el PRO puede ganar si logra convencer a los votantes antikirchneristas que es la alternativa más eficaz para derrotar al ex presidente y que votar por Narváez es más útil que hacerlo por Stolbizer.

Las personalidades de Kirchner y Narváez son el opuesto en numerosas facetas de la actividad humana: origen social, profesión, militancia política, trayectoria partidaria, imagen física, formato del discurso, ideología, etc.

Pero Narváez ya ha obtenido una victoria contundente, más allá del resultado: que con sólo cuatro años en la política compita mano a mano con el hombre con más poder político en la Argentina en lo que va de este siglo, es ya para él un éxito indiscutible.

¿Podrá la lista que encabeza Margarita Stolbizer terciar en este duelo evitando la polarización entre dos fracciones del justicialismo, como ya pasó cuatro años atrás entre las señoras de Duhalde y Kirchner?
No parece fácil, pero de lograrlo es porque habrá convencido al electorado bonaerense no peronista de que debe impedir el duelo entre dos afiliados al PJ, Kirchner y Narváez.