Giorgi furiosa con Rattazzi por el cierre de Fiat: "Es una actitud mezquina"

La ministra de Industria Débora Giorgi se enfureció ante la decisión de Fiat Córdoba de suspender personal por la falta de autopartes ante el cierre de importaciones que dispuso Moreno. "Es incomprensible y mezquina la actitud", afirmó la ministra.
La ministra de Industria, Débora Giorgi, por estas horas profundamente alineada con las políticas de cierre tottal de las fronteras comerciales que instrumenta Guiilermo Moreno, salió a cargar las culpas contra la compañía Fiat que conduce Cristiano Ratazzi, por su decisión de suspender al personal de la planta de Córdoba ante la imposibilidad de producir por la falta de autopartes que provienen del exterior.

LPO ya había advertido ayer en una nota que planteaba cuanto más inteligente fue la política de Barack Obama para ajustar el sector automotriz, que si Moreno continuaba con su camino de cerrar las fronteras esto iba a generar un cuello de botella en la producción nacional, que en gran parte se abastece de insumos importados.

Incluso, la semana pasada este portal advirtió que en la UIA existe una profunda preocupación por estas políticas ochentistas que podrían agravar la desaceleración de la economía.

Giorgi sin embargo, prefirió esta mañana cargar las tintas sobre la empresa, como si obtuviera un placer particular en suspender su producción y bajar su rentabilidad. La ministra sostuvo que la decisión de Fiat de frenar la producción es una actitud “mezquina y alejada de la realidad”.

“Es incomprensible la actitud del grupo Fiat de parar la producción con el consabido perjuicio que esto le ocasiona a sus trabajadores. El grupo argumenta un supuesto faltante de piezas ocasionado por una modificación en el sistema de importación, cuando se tienen pruebas fehacientes de que los requerimientos que la empresa realizó el viernes pasado para importar partes y piezas fueron liberados en gran parte”, dijo sin atreverse a afirmar que las piezas hayan sido liberadas en su totalidad.

Giorgi agregó que “además, el lunes pasado el Gobierno le pidió al grupo Fiat identificar y solicitar formalmente las autopartes prioritarias que necesitaba para que el proceso productivo continúe con normalidad y la planta siga funcionando. Sin embargo, recién hoy la empresa elevó ese pedido al Gobierno, con la planta ya parada desde ayer. Pese a eso, el Gobierno está liberando esas piezas para que la planta vuelva a ponerse en funcionamiento en el mínimo plazo posible”.

Lo que revela la misma argumentación de la ministra es que el enjambre de decisiones que requiere el vano intento de administrar todo el comercio exterior de la Argentina con decisiones personalizadas, como es evidente, sólo puede conducir a cuellos de botellas como los que ahora afectan a Fiat, más allá de las eventuales buenas intenciones del gobierno de proteger el trabajo y la industria nacional.

Giorgi igual rehuyó el análisis sistémico del modelo que se intenta instrumentar y prefirió cargar las tintas sobre Fiat, al denunciar "una actitud mezquina de una empresa que se ha beneficiado con las políticas activas de este gobierno y que parecería querer utilizar a los trabajadores como moneda de cambio para importar indiscriminadamente, dejando de lado un precepto básico de este Gobierno que es el de defender la producción y el trabajo argentinos, especialmente en el sector automotriz–autopartista donde la prioridad es siempre conseguir una mayor participación de autopartes nacionales en el proceso productivo”.

La referencia al "beneficio" por parte de Ratazzi de las políticas activas que hizo la ministra, acaso apunte a un crédito subsidiado del Bicentenario que el empresario esta negociando con el gobierno por unos 500 millones. Crédito que seguramente será frenado por las autoridades, según se intuye de las palabras de la ministra.