En el sector califican de "mala" la decisión de volver el control aéreo a la Fuerza Aérea

El traspaso del control operativo de los servicios de navegación a la Fuerza Aérea constituye un "paso atrás" para todo el sector aeronáutico. La medida contradice las recomendaciones de la Organización de Aviación Civil Internacional. Crece el malestar entre los 450 controladores, que en su mayoría no responden a Ricardo Cirielli y ahora serán "evaluados" por militares.
Cristina Kirchner finalmente decidió transferir el control operativo de los servicios de navegación a la Fuerza Aérea, en medio del conflicto entre Mariano Recalde -al frente de Aerolíneas Argentinas desde su estatización- y los gremios aeronáuticos, principalmente el de Ricardo Cirielli. Lo hizo a través de la firma del decreto 1840/2011, publicado en el boletín oficial de hoy.

Tal como había anticipado La Política Online, en la Casa Rosada se sabía que la Presidenta ya le había "bajado el pulgar" a Cirielli, aunque no estaba claro qué significaba ese término. Esa incógnita ya se dilucidó: Cristina intentará aislarlo y quitarle en la Justicia la personería gremial a su sindicato.

La decisión la tomó la Presidenta, furiosa por los reiterados "paros encubiertos", y se mantuvo en el máximo hermetismo. Los voceros de la Rosada anoche lo negaban. Y después, cuando la información ya se había filtrado, decían que seguramente afectaría al personal que responde a Cirielli.

La medida sorprendió a muchos funcionarios. De hecho, en todo el sector aeronáutico -incluso en la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), creada y conducida por el kirchnerismo-, la medida es calificada de "mala" y como "un paso atrás".

Es que en 2007, siguiendo las recomendaciones de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), el Gobierno centralizó las funciones inherentes a la aviación en un organismo civil: la ANAC. Así desplazó a las Fuerzas Aéreas de una actividad en la que el 95% de las operaciones son civiles. Este cambio fue celebrado por todos los gremios.

Muy pocos países del mundo mantenían el control aéreo en manos de sus Fuerzas Armadas, que tiene un alto nivel de burocracia y una estructura jerárquica rígida, lo que generaba repetidos conflictos con el personal civil. En ese momento, el cambio fue engorroso: hubo que transferir a más 450 controladores a la ANAC, en medio de trabas administrativas e incluso indemnizaciones a muchos empleados.

Por eso hoy había desazón entre los controladores, que volverán a trabajar bajo el mando de militares. Aún no se sabe cómo será el traspado. Y la decisión, según comentan, parece desproporcionada: sólo entre 12 y 15 de los 450 empleados de esa área responden a Ricardo Cirielli. "Podrían haberlos suspendido a ellos y no perjudicar a todos", repetían tras conocer la decisión.

El enojo surge por el decreto es claro en un sentido: la Fuerza Áerea llega para disciplinar. "El personal que actualmente presta servicios en la ANAC, en ejercicio de las competencias que se transfieren a la Fuerza Aérea, pasará a revestir sus funciones, en comisión, en la Dirección General de Tránsito Aéreo por el plazo de un año, contado a partir de la vigencia de la presente", dice su artículo 8.

Y explica: "Dentro de dicho plazo, la Fuerza Aérea realizará un procedimiento de selección del personal que mantendrá condición de servicio en dicha dependencia y las condiciones de la misma. La Fuerza Aérea podrá hacer cesar la comisión del personal transferido antes de dicho plazo, el que retornará a cumplir las funciones en la ANAC. En todos los casos se garantizará la continuidad y derechos de los trabajadores alcanzados por la presente medida".

En España hubo un conflicto muy similar, y el Gobierno también utilizó a las Fuerzas Armadas, que intervinieron al sector transitoriamente, hasta que las negociaciones culminaron. Pero los controladores siempre se mantuvieron dentro de la órbita civil. Muy distinta a la decisión de Cristina Kirchner.