La oposición teme una jugada del gobierno para suspender las primarias

Una resolución de la justicia bonaerense pone en suspenso la realización de las primarias de agosto. A esa medida se suma la polémica judicial por el reparto de boletas. La oposición cree que el gobierno podría aprovechar esa situación para empujar en la justicia una suspensión de las primarias, un riesgo para la reelección de Cristina.
Un sector de la oposición cree que detrás de distintas medidas judiciales de los últimos días que ocurrieron en la provincia de Buenos Aires podría existir una maniobra del gobierno para suspender en primer lugar las elecciones primarias en el territorio bonaerense y más tarde en el resto del país. O al menos, aprovechar la coyuntura para empujar en la Justicia esa suspensión. Esa es la presención, por ejemplo, en las filas del Pro.

Las especulaciones se dispararon luego que trascendiera un pedido del duhaldismo para que la justicia provincial acepte 57 listas internas, que podría derivar en la suspensión de las primarias bonarnenses. A esta encrucijada se suma la batalla judicial por la distribución de las boletas.

Es que con excepción del Frente para la Victoria y la alianza de Francisco de De Narváez con los radicales, no hay fuerzas en las provincias capaces de garantizar ese esfuerzo logístico, lo que podría derivar en pedidos de suspensión de las primarias de distintos partidos.

En el macrismo creen que esta conjunción de inconvenientes fue alentada o podría ser aprovechada por el kirchnerismo que, tras las derrotas de Capital Federal y Santa Fe, estudiaría la posibilidad de dar marcha atrás en las primarias pautadas para agosto, para no exponer a Cristina Kirchner a un desafío electoral innecesario, que acaso complique la idea que su triunfo en primera vuelta es inevitable.

Es que los principales líderes de la oposición concentran hoy sus energías en las primarias de agosto en las que pretenden sacar a Cristina todos los votos posibles para que obtenga menos del 40% que proclama el kirchnerismo. Si esto ocurriera, creen, se caería el mito de la "invencibilidad" de la Presidenta en la primera vuelta de octubre.

Un fallo que despertó suspicacias


Una resolución del juez de Garantías platense César Melazo impulsada por el duhaldismo para que 57 listas que fueron aprobadas por la Junta Electoral partidaria pero desestimadas por la Junta bonaerense, puso en suspenso las primarias del 14 de agosto en una jugada funcional –hoy- al kirchnerismo.

Melazo dio lugar al pedido del duhaldismo, que reclamó se "dicte una medida de no innovar, para que, hasta que se dicte resolución definitiva, se mantenga la aceptación de las 57 listas internas aprobadas por la Junta Electoral partidaria”.

Además se había pedido expresamente que, “como medida cautelar, se ordene la suspensión del cronograma electoral de la provincia de Buenos Aires”.

Pero la resolución judicial no establece disposiciones acerca del cronograma electoral. El juez Melazo, en quien recayó la presentación por estar el magistrado en turno, envió el tema a la Suprema Corte para que sea nuevamente sorteado.

A partir de la resolución de Melazo, se abre la posibilidad de que otras agrupaciones políticas que también sufrieron el rechazo de la Junta Electoral bonaerense puedan solicitar la misma medida. Según trascendió, muchos representantes y apoderados ya están trabajando para poder legalizar a sus candidatos y sumar listas a esta nueva instancia electoral.

Otra de las polémicas que podría hacer que se deje de lado la interna fue la decisión del juez federal con competencia electoral en la provincia de Buenos Aires, Manuel Blanco. El magistrado emitió una resolución que deslinda a la Justicia provincial de la responsabilidad de distribuir las boletas para "la apertura de las urnas" y "la reposición" en las elecciones primarias que tendrán lugar el próximo 14 de agosto.

Esta decisión implica que las agrupaciones políticas deberán encargarse de la distribución de sus papeletas en la provincia de Buenos Aires el día de los comicios en los más de 4.000 lugares de votación que hay en todo el territorio, un esfuerzo logístico y económico que muy pocas fuerzas están en condiciones de garantizar.