Máximo y el mito de “La Cámpora”, más cerca del blog que de Montoneros

La emblemática agrupación kirchnerista surgió de una militancia genuina y rescatable de jóvenes que econtraron en el ex presidente su puerta de acceso a la política nacional. El rol de internet en su origen y las diferencias profundas con Montoneros.
“Justo cuando los kirchneristas tenían que
preparar el bolsito, el Furia se les viene a
morir. Para salvarlos. Como Jesús”.

Jorge Asís



Mariano Grondona las llamó las “juventudes kirchnerianas”, pretendiendo asimilarlas con Hitler, y seguramente buscando atemorizar. Decenas de columnistas expresaron que la –no confirmada- llegada definitiva de Máximo Kirchner a la Residencia de Olivos podría transformarse en algo así como el ingreso de Mario Eduardo Firmenich en las decisiones gubernamentales. Pocos saben que “La Cámpora” nada tiene que ver con la organización clandestina de jóvenes que optaron por las armas como instrumento para lograr el retorno del líder exiliado en Madrid, luego de un golpe militar, al que no dejaban volver a reencontrarse con su pueblo.

Pero hay algo todavía más curioso: el nombre de la agrupación, “La Cámpora”, fue elegido por el mismísimo Kirchner, que buscaba lo que estaba en las antípodas de la juventud rebelde de los 70: la lealtad. En efecto, Héctor J. Cámpora fue elegido por Perón para encabezar la fórmula presidencial que ganó las elecciones del 11 de marzo de 1973, no tanto por sus dotes como odontólogo, sino por su notable capacidad para dejarse humillar en público por su jefe político. Siempre fue calificado con dureza por sus pares, para quienes el calificativo de “genuflexo”, era de lo mejor que pudo escucharse sobre él. Sin embargo, los tres meses que duró su gobierno quedaron en la memoria de los hoy sesentones peronistas como una “primavera, donde se iban a realizar nuestros sueños”.

Y para que no queden dudas de lo que Néstor buscaba de un militante de “La Cámpora”, en la biografía del recordado “Tío” que puede leerse en la página web de la agrupación, se resalta “su mayor virtud, siempre confundida, de manera peyorativa y seguramente deliberada, como un signo de debilidad, de flaqueza intelectual, y de obsecuencia: la Lealtad”. O sea, nada que se le parezca a jóvenes que desde la plaza reclamen “qué pasa general, que está lleno de gorilas el gobierno popular”.

Es que un punto central para los futuros biógrafos de “La Cámpora” que por el atractivo que presenta ya cuenta con varios postulantes, es su origen. Y como tódo fenómeno político que se precie, son varias las versiones y por supuesto, contradictorias.

Una de ellas sostiene que contrariamente a lo que se pretende instalar desde el Gobierno,”La Cámpora” no fue una organización creada por el joven Kirchner, sino por su padre, Néstor. Según esta versión, es verdad que el chico, crítico de algunos aliados de su padre, acercó a alguno de sus amigos, pero no a los que la lideran. Ni Andrés “el Cuervo” Larroque, secretario general de la agrupación, y actual Subsecretario para la (no) Reforma Institucional, ni Mariano Recalde, exitosísimo presidente de Aerolíneas Argentinas, habrían llegado a Néstor vía Máximo.

Ambos jóvenes estudiaron en el Colegio Nacional Buenos Aires, donde iniciaron su militancia. Recalde y Larroque, incluso, lideraron el centro de estudiantes, aunque este último al parecer absorbido por la política territorial no pudo terminar el secundario.

También forma parte del grupo el legislador porteño Juan cabandié –el único con diálogo directo con Cristina, aunque en el interior de La Campora, apelando a las categorías setentistas lo ven como un “jetón” sin armado territorial- y el presidente de la Corporación Puerto Madero, Ivan Heyn, que fue presidente de la FUBA “Piquetera. Al igual que Mariana Grass, actual Subsecretaria de la Mujer, otra ex alumna del Nacional Buenos Aires. Todos ellos, más Eduardo De Pedro, fundador de la agrupación HIJOS más conocido como “Guado”; y José Ottavis, -el menos respetado por el grupo de militancia estudiantil- que viene de Compromiso K, fueron llevados frente a Néstor Kirchner en medio del conflicto con el campo, para “ganar la calle” y defender el gobierno “del golpe oligárquico/mediático en marcha”.

¿Quién los sentó? Ahora hay varios que se quieren poner la cocarda, pero LPO tiene la firme convicción de que todas las versiones conducen básicamente a un nombre: Jorge “Topo” Devoto. Es que sin dudar de que “La Cámpora” es una fusión de distintas agrupaciones, con variadas experiencias, en universidades, barrios humildes, escuelas, lo que distingue esta agrupación de todas las demás es su inteligente comunicación, proveniente de la experiencia de los 70, además del respaldo personal que le dio Kirchner, amigo del “Topo”, dueño de varias empresas de comunicación y experto en la materia, entre otros conocimientos.

Las pancartas “¿Qué te pasa Clarín, estás nervioso?”, producidas como si fueran un invento de jóvenes realizado artesanalmente o la gigantografía de Néstor personificando al héroe creado por el dibujante detenido-desaparecido Héctor Oesterheld “El Eternauta”, sólo pueden ser obra de la creatividad de un hombre que conoció los finales de la experiencia de los 70 y tenía la capacidad de hacerlo divertir a Kirchner con sus increíbles audacias.

El origen virtual


Sin embargo, otra versión traza otro recorrido para esta agrupación que terminó otorgando al kirchnerismo el incomparable glamour de sumar a una generación de jóvenes a la política. En este caso “La Cámpora” en rigor habría surgido como un grupo heterogéneo e inorgánico de “blogeros” y militantes de redes sociales como Facebook que comenzaron a visualizarse como un conjunto gracias al más famosos bloguero k, el sociólogo Artemio López.

Fue Artemio quien les dio visibilidad al sumar los links de cada uno de esos blogs a su propia página y de ese cruzamiento se fue creando el colectivo conocido como la “blogósfera” o la “peronósfera”. Una vez trazada la red virual, fue natural que los jóvenes pasaran a juntarse físicamente en bares de Palermo y el Sur de la Ciudad. En ese punto sólo les faltaba un resorte para saltar a la política grande: una llave para acceder al poder y esa llave habría sido Máximo, que los acercó a su padre.

Es muy posible que como suele suceder en la política, las dos versiones contengna parte de realidad y conciando a Kirchner se haya tratadao de un proceso desordenado y creativo que mezcló un poco de impulso desde el poder con movimiento juvenil genuino.

Un política de Estado

“La Cámpora” es una política de Estado. Se trata de una agrupación con jóvenes de militancia real, que durante los 90 buscaron “resistir” al modelo consumista y despolitizador que bajaba desde el poder, que creció en forma sostenida desde que Kirchner creyó que el conflicto con el campo era un golpe a su gobierno, con un marketing impecable. Es un ejercicio interesante recorrer el logo, la revista en papel, la web. Su posicionamiento es envidiable: realiza una lectura de la realidad y la historia sin matices, bajo una dialéctica amigo/enemigo, y se los convoca a defender a los buenos.

¿Está mal que un chico o una chica se movilicen contra los que creen son sus enemigos y a favor del que creen fue su líder, el que les dio una estrategia para poder gobernar la Argentina, pero –sobre todo- los hizo sentirse protagonistas?

Que tengan una versión falsa de la historia o una visión sesgada del presente, no es tan importante. La política se encargará de dictaminar quién tiene razón en esta etapa. Lo valioso es que Néstor estaba loco, pero no tanto. Les enseñó todas las mañas, pero nunca los incentivó a tomar las armas. Una cosa es mandar a insultarlo a Julio Cobos y otra mandar a matarlo. Tal vez no parezca demasiada diferencia, pero después de la tragedia vivida en la Argentina, es muy valioso que nadie pretenda resolver sus diferencias a los tiros. Y más que nuevos cargos para los militantes de “La Cámpora”, prometidos por el propio Kirchner en vida, no hay que esperar más de este colectivo de jóvenes, mucho más sanos de lo que algunos pretenden.