Matrimonio gay: Bergoglio acepta derrota en Diputados y apuesta a un freno del Senado

El arzobispo no presionó para evitar que aprueben el proyecto en Diputados y ni siquiera tocó el tema en un encuentro casual que tuvo con Gabriela Michetti, reconocida militante católica. Es que, sabe, el tema tiene un difícil tránsito en el Senado. Carrió avisó que se irá del recinto para evitar una réplica del cardenal, que, estima, tarde o temprano llegará. Una nueva presión sobre Julio Cobos.
El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, uno de los principales rivales del Gobierno, se resignaría a que Diputados, con Néstor Kirchner a la cabeza, apruebe el proyecto que habilita el matrimonio entre personas de igual sexo, y apuntaría a que sea el Senado la traba de esa iniciativa, de las más repudiadas en el ámbito eclesiástico.

Al menos esa parece ser su estrategia hasta ahora, ya que, contrario a lo que se esperaba su presión sobre los diputados no habría sido la esperada, pese a que los cálculos indican que el proyecto sería aprobado ni bien llegue al recinto.

La diputada del Pro Gabriela Michetti, de buena relación con el arzobispo, contó sorprendida a un grupo de diputados de la oposición que se cruzó con Bergoglio días pasados y no le habló de este tema.

Extraño, si se recuerda que el cardenal despotricó contra el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, cuando éste decidió no apelar un fallo judicial que aceptaba un enlace entre dos hombres.

En la conducción del bloque UCR y de la Coalición Cívica aseguraron a este portal que el cardenal no se metió presión. Elisa Carrió es otra de las opositoras que mantiene buena relación con Bergoglio y ya avisó que no asistirá a la votación y dará libertad de conciencia en su bloque. A diferencia de lo que ocurrirá entre los radicales, donde el titular de la bancada Oscar Aguad irá por la negativa, en la Coalición la mayoría de los diputados apoyarán la moción.

Hasta la semana pasada, los conteos indicaban que la positiva ganaría en Diputados, sobre todo porque serían varias las abstenciones y ausencias de los disconformes. Así sería difícil doblegar la fuerza que impondrían no menos de 50 kirchneristas, 30 de los bloques de centroizquierda, socialismo, gen y progresismo K y un puñado de radicales.

En el Congreso especulan con que la pasividad de la curia tendría un motivo excluyente: en el Senado el proyecto tendrá un tránsito difícil, ya que requería de un apoyo casi unánime del oficialismo para que se convierta en ley.

Es que entre la oposición hay líderes provinciales que cuesta imaginarlos votando a favor, como la mayoría de los que componen el bloque radical, primera minoría con 18 escaños. Ese número, además, incluye a aliados con origen radical aparatados en otras bancadas, como el correntino José Roldán.

Quizá, cuando el tema llegue al Senado Bergoglio sí decida levantar el teléfono para buscar respuesta a su reclamo en el vicepresidente Julio Cobos y el presidente del Comité nacional y también senador nacional, Ernesto Sanz.

El peronismo federal, que suma una decena de votos, ya tiene una vocera de la curia: la puntana Liliana Negre de Alonso, de fuertes vínculos con el Opus Dei. Su jefe y coordinador de este sector, Adolfo Rodríguez Saá, la ayudará en esta tarea.

Ya miran con recelo a las dos rebeldes declaradas: la rionegrina María José Bongiorno, con pasado en la UCR y en el Frente Grande; y la santafecina Roxana Latorre, suelta en el recinto tras pelearse con su jefe, Carlos Reutemann.

Quizá el único aval opositor asegurado es el del socialista Rubén Giustiniani, aunque se prevé que irían en igual sentido Luis Juez y Norma Morandini, del Frente Cívico de Córdoba.

En el oficialismo estará la clave para que, al menos, el matrimonio gay tenga alguna chance en la Cámara alta. Ya hay dudas sobre José Pampuro y, como en cada tema, con los rebeldes declarados: el misionero Luis Viana, el jujeño Guillermo Jenefres y, en menor medida, el chubutense Marcelo Guinle.

Esta vez, tampoco los tres aliados K (el neuquino Horacio Lores y los fueguinos José Martínez y María Rosa Díaz) jugarían con la fidelidad que mantienen. Aunque tal vez no se llegue a conocer la posición de todos, porque, si no hay consenso, el proyecto podría dormir en las comisiones. Y el desgaste de la curia sería mucho menor.