Crisfields: La fiesta de los ciberactivistas que apoyan al Gobierno

Choripanes, cerveza, coloridos afiches con la cara de la presidenta, luces, una bola de espejos de la que cuelga una letra "C" y la marcha peronista a todo volumen, dieron el marco exacto para una reunión -en la que no faltaron dardos para la oposición y para el grupo Clarín- de autoconvocados oficialistas.
La Crisfields –juntada de “autoconvocados” kirchneristas que comen choripanes y bailan temas de los Auténticos Decadentes en el fondo de una casa con parque en el barrio de Flores- viene a ser algo así como la Creamfields pero con menos gente, menos DJ’s, menos consumo de agua mineral y más remeras con la cara de la presidenta -en comparación con la popular fiesta de música electrónica.

Para coronar el comienzo de una noche de activistas y funcionarios de elegante sport -tirando más a sport que a elegante-, en la entrada de la Crisfields, dos personas se disputan el ingreso de los invitados que van de los 25 a los 50 años. Al igual que el resto de los asistentes, LPO debe registrarse. “Gracias, adelante”, dice la sonrisa de una mujer que al principio, cuestionó el ingreso de este mismo medio al meeting del último sábado por la noche.

A un lado de la entrada, un policía de la Federal mira y se aburre sentado en una silla. De a ratos, le abre la puerta de casa a quien se va. “Es por las dudas, ¿viste?”, explicará alguien de la organización una vez adentro de la casa, en el punto neurálgico del agite oficial.

A la una de la mañana “hay más de cien personas”, aseguran allegados a Presidencia mientras toman cerveza en un vaso plástico. Es un cálculo más que generoso: habrá unos ochenta invitados que se mueven y contorsionan al ritmo del reggaeton, entre las luces multicolores y la enorme bola de espejos de la cual cuelga una “C” plateada.

El grupo de Facebook “Autoconvocados por el proyecto Nacional y Popular” es bastante responsable del armado de la fiesta. La iniciativa se gestó en la red social gracias a los ciberactivistas kirchneristas, y fueron invitados los miembros del PJ Digital –entre ellos, Silvia Goñi y Marcelo Pérez-, que acordaron poner veinte pesos por cabeza para los choripanes. La bebida corre por cuenta de cada uno: es por eso que de a ratos, al encuentro llega gente con bolsitas de supermercado y botellas. “¡Están los del programa ‘6,7,8’!”, cuenta una señora emocionada y cholula.

“El decorado es de los autoconvocados”, comenta una improvisada guía político-turística, mientras señala alargados globos de colores que tienen en la punta las caras de Cobos, Carrió, Michetti y Duhalde, entre otros líderes opositores. “Son globos con forma de gusanos”, explica la guía, y una señora rubia que no llega al metro sesenta, le festeja la ocurrencia.

Además de los globos, en las paredes hay stencils contra la gestión de Macri y afiches en repudio a Clarín. Los autoconvocados trajeron piñatas de Cobos, pero pocos se animaron a preguntar qué había adentro.

Como para no perder la razón que los convoca, coloridos carteles con fotos de Cristina de joven aparecen en cada lugar de la celebración. Un hombre más bien pelado, de camiseta blanca sin mangas y en pantalón de vestir, aprieta un pomo de espuma en aerosol y molesta a todos los que bailan en el parque. Es el dueño de casa, o al menos se comporta como tal.

“¡Compañeros, compañeros, presten atención!”, convoca desde el micrófono que recién le pidió al Disc Jockey. “Esto, el seis de marzo, ¡Esto no es nada, señores! El seis de marzo va a venir muchísima más gente” grita el anfitrión en algo que parece más una arenga política que una invitación. “A esta altura, con este pibe en camiseta, se perdió todo el glamour”, susurra al oído un hombrecito de anteojos.

Varias cámaras de fotos andan patentando los momentos más indecorosos de una fiesta que comienza a declinar con el correr de las horas. Las primeras víctimas del alcohol comienzan a esgrimir pasos en falso bajo las luces de la bola de espejos, y ahora un hombre muy parecido a Charly García baila murga en el centro de una ronda recién formada.

La música se interrumpe: suena la marcha peronista. “No todos se la saben, fijate”, analiza el asesor de un ministro, que estudia una por una las bocas de los invitados. “¿Viste? No la saben”, confirma. “¿Por qué hay gente que tiene un pingüino blanco bajo el brazo?”, consulta LPO. “¡Ah, los pingüinos! Sí, son para el vino, los sorteamos. Dicen ‘CFK’, mirá”, señala, mientras la voz de Hugo del Carril va cediendo por la de Chayanne.