El drama íntimo de Michetti por la pelea con Bergoglio

La ex vicejefa solía ir a ver al Cardenal y pedirle consejos políticos. Sin embargo la decisión de no apelar el matrimonio gay despertó la angustia de Michetti. El rol de Marcos Peña, qué dice Bergoglio en la intimidad y el trasfondo político del conflicto.
Se puso muy mal. Así de simple. El conflicto entre Mauricio Macri y el Jorge Bergoglio le pegó fuerte a Gabriela Michetti, fiel devota del Arzobispo de Buenos Aires.

Si bien la charla de ayer duró 20 minutos, fue suficiente para que Bergoglio le presenté su bronca al jefe de gobierno, algo que jamás hubiera querido la ex vicejefa, quien solía ir a verlo seguido.

Según cuentan varias fuentes cuando la jueza sacó el dictamen a favor del matrimonio gay, cerca del arzobispo intentaron comunicarse con Michetti para asegurarse la apelación de la medida judicial. Todavía había plazo para apelar.

Sin embargo fue imposible. Nunca se dio por enterada. A tal punto que recién cuando regresó habló con varios allegados a Bergoglio. Nunca con él.

La ex vicejefa siempre tuvo buena relación con la Iglesia. De fuerte formación católica, además de ella quien mantenía un vínculo era el secretario general, Marcos Peña. Fue justamente él quien dinamitó la relación luego de impulsar que el gobierno no apele el fallo.

La angustia de Michetti pasa justamente por esto. “Está mal porque el actor protagonista del quilombo es a quien ella considera un hijo y se siente responsable por lo que pasó”, describe a LPO un alto operador del macrismo.

La diputada electa solía ir a verlo cada dos o tres meses a Bergoglio. Generalmente charlaban animadamente. Ella le pedía recomendaciones políticas y miradas sobre la realidad.

Sin embargo, cerca del Cardenal aseguran que cree que tanto ella como el Ejecutivo porteño toman con “liviandad” los problemas políticos.

A todo esto, Marcos Peña le envió una carta a Bergoglio explicando los motivos para no impulsar la apelación e intentar acerca posiciones. Poco importó en el Arzobispado.