Una senadora K “indecisa” votará la Ley de Medios

Teresa Quintela confirmó que, aunque promovía buscar cambios en el proyecto, dará su apoyo en la votación en general. Dijo que se decidió para no demorar más el debate. "Se tiene sancionar el 7", indicó. Su confirmación llega cuando trascendió la presión que desde Estados Unidos hace Cristina kirchner a sus senadores.
Teresita Quintela tiene en sus manos uno de los votos determinantes para el futuro del proyecto de ley de medios en el Senado.

Aunque hasta fines de la semana pasada su postura era un misterio y en su entorno afirmaban que votaría en contra, la senadora por La Rioja aseguró a lanacion.com que apoyará el proyecto de la Casa Rosada. Además, defendió la necesidad de sancionarlo a más tardar en dos semanas, con lo que rechazó la posibilidad de modificar el proyecto aprobado por Diputados, lo que obligaría a devolverlo a la Cámara baja y retrasaría la sanción. Se alineó así con los deseos primordiales del Gobierno: aprobar la iniciativa sin cambios y cuanto antes.

"La ley está bien para ser aprobada. Hay que sancionarla y la voy a apoyar en general", afirmó Quintela en diálogo telefónico con lanacion.com.

La senadora argumentó enseguida en favor de completar el trámite legislativo lo antes posible. "El debate no puede extenderse más allá del 14 de octubre. Tendríamos que sancionar la ley el 7 o, a más tardar, el 14. Ya ha habido muchísimo debate. No se puede seguir discutiendo eternamente. Hay muchos temas pendientes que ya no podemos demorar como la pobreza y la imputabilidad de los menores", detalló.

Lápiz afilado. El voto de Quintela es vital para las cuentas que hace el jefe de la bancada kirchnerista, el rionegrino Miguel Pichetto. Hasta fines de la semana pasada esos cálculos frenéticos registraban apenas 31 apoyos incondicionales a la iniciativa oficial.

Para convertir el proyecto oficial en ley el kirchnerismmo necesita al menos un piso de 35 votos positivos. Antes deberá reunir dos más para conseguir quórum y habilitar el debate. Por la casi segura ausencia de tres senadores por enfermedad (dos oficialistas y un radical), el proyecto sólo podrá se discutido en el recinto por un máximo de 69 legisladores.

Aunque evitó precisar si impulsará cambios en el debate en particular, Quintela apoyó en líneas generales los dos artículos más cuestionados, tanto por la oposición como por parte del oficialismo: la autoridad de aplicación y la llamada cláusula de desinversión, contenida en el artículo 161 de la iniciativa.

"La autoridad de aplicación está bien conformada, la representación es equitativa y el lugar del Congreso está garantizado", dijo sobre el primer punto.

Respecto del plazo de un año para que las empresas se desprendan de las licencias que pasarían a tener de más de aprobarse la nueva ley, concedió que podría extenderse, aunque defendió el argumento oficial de que ese límite contribuirá a la "desconcentración de algunos medios que tienen muchísimo poder".

Los cambios, después. Además, en este punto, reiteró que el proyecto del Poder Ejecutivo debe convertirse en ley lo antes posible, con lo que, indirectamente, descartó retrasar el debate con la introducción de modificaciones. Incluso pidió postergar la discusión sobre eventuales cambios.

"La ley es algo perfectible. Y este proyecto también lo es, pero es un gran avance. Si hay que hacer cambios, que se hagan después, una vez que la ley esté sancionada. Hacer modificaciones no es una cuestión de vida o muerte y no podemos seguir dando vueltas con esto. Si seguimos retrasando la sanción vamos a estar perdiendo un tiempo precioso para ocuparnos de otros asuntos", advirtió.

En el mismo sentido, sugirió que, una vez aprobada, la nueva ley de medios podría ser modificada "este mismo año o incluso el año próximo, aun con la nueva composición legislativa". Y reiteró: "Tenemos que sancionar la ley".

Quintela conoce bien el lugar del misterio y la rebeldía desde adentro del kirchnerismo. El año pasado cambió varias veces de posición durante la discusión de las retenciones móviles. Fue una de las primeras en rechazar la ley, después pareció acordar con el Gobierno y finalmente votó en contra. Antecedentes a la vista, su conducta promete ser una incógnita hasta el crucial momento de la votación.