AMIA: la justicia analiza citar al vocero de Cristina Kirchner
El polémico Claudio Lifschitz, ex agente de inteligencia de la Policía Federal y testigo estrella en la causa AMIA para destituir al juez Galeano, ahora involucró a la presidenta Cristina Kirchner y su vocero Miguel Nuñez en las maniobras para desvirtuar la investigación del atentado. El juez Ariel Lijo podría llamarlo a declarar, al igual que a Nuñez. El episodio se produce justo cuando la Presidenta anunció que podría asistir al próximo aniversario del atentado.
El ex agente de inteligencia de la Policía Federal Claudio Lifschitz, volvió a enredar la de por si compleja causa Amia. Se trata de un ex colaborador del juez Juan José Galeano, destituido al inicio de la gestión de Néstor Kirchner, justo cuando investigaba el patrimonio del ex presidente y su mujer.
Por aquellos años desde el Congreso, Cristina Kirchner integraba la comisión parlamentaria creada para supervisar la investigación del atentado. Y en esa actuación tuvo dos enemigos declarados: el juez Galeano y el ex comisario de la Policía Federal, Jorge “El Fino” Palacios. Casualmente, dos funcionarios que compartían un poderoso enemigo, el hombre fuerte de la SIDE, Jaime Stiusso.
Lifschitz denuncio innumerables irregularidades en al investigación del atentado, y nadie se preguntó entonces por los intereses de este polémico funcionario que, ya se sabía, había sido agente de inteligencia de la Policía Federal. Por las vueltas de la vida, ahora estaría viviendo un enfrentamiento con Stiusso (ver nota adjunta) y empezó a complicar a aquellos que antes beneficiaba.
Esto es nada menos que la Presidenta de la Nación, su vocero Miguel Nuñez (quien cumplía esa función en aquellos años en que ella era legisladora nacional), y el propio Stiusso.
Una brasa caliente para Lijo
Como se sabe, fue en base al testimonio de Lifschitz que en la etapa oral de decretó la nulidad de toda la investigación realizada por Galeano, quien luego fue destituido mal desempeño. Bueno, ahora este personaje, acusado de recibir coimas, entre otras actividades- se presentó en el juzgado federal de Ariel Lijo, en donde se investigan esas maniobras, y pretendió involucrar en ellas a la propia presidenta Cristina Kirchner.
Denunció que invocando su nombre se presentó Diego Buranello, segundo de Miguel Nuñez en el área de comunicación presidencial , quien según su testimonio le ofreció que trabajara con ellos, con el fin de "limpiar la imagen" del jefe de inteligencia Jaime Stiuso.
Lifschitz agregó que Buranello le pidió "no complicarlo con las denuncias" que el testigo hiciera respecto de las irregularidades en la investigación, donde llegó a decir que el Sector 85 de la SIDE que estaba a cargo del nombrado Stiuso, sabía del atentado antes de que se cometiera, y que "lo dejó correr" hasta que a último momento los terroristas "se les escaparon de las manos", y que por eso desde un primer momento "taparon todo" para que no se descubriera su accionar irregular.
Según Lifschitz, al gobierno le interesaba mantener a Stiusso lejos de este escándalo, porque Néstor Kirchner que recién iniciaba su Presidencia, había decidido mantenerlo en su puesto (director de Contrainteligencia), cargo que aún conserva.
Frente a esta situación, el juez Lijo pidió tanto a la Presidencia como al Senado los datos que confirmen la relación de Buranello y Nuñez con la Presidenta, según confirmaron a La Política Online fuentes judiciales.
El juez, incluso no descarta citar a Buranello y Nuñez para establecer su grado de vinculación con Stiusso.
Por aquellos años desde el Congreso, Cristina Kirchner integraba la comisión parlamentaria creada para supervisar la investigación del atentado. Y en esa actuación tuvo dos enemigos declarados: el juez Galeano y el ex comisario de la Policía Federal, Jorge “El Fino” Palacios. Casualmente, dos funcionarios que compartían un poderoso enemigo, el hombre fuerte de la SIDE, Jaime Stiusso.
En su presentación Lifschitz no sólo denunció a Cristina Kirchner; también acusó al ex presidente Carlos Menem; al citado Stiuso; a Fernando Pocino, director de la SIDE y hombre de Cristina Kirchner en el organismo. También pidio se investigue al ex jefe de ese organismo Hugo Anzorregui y a su número dos, Juan Carlos Anchezar; al porpio Galeano y al juez de Lomas de Zamora, Patricio Alberto Santamarina.
Por esa liviandad que parece tener la sociedad argentina para angelizar y demonizar a sus protagonistas, al comienzo del gobierno kirchnerista, Galeano pasó del héroe de los noventa que se atrevió a investigar a peligrosos terroristas islámicos, a demonio encubridor. Y su ex colaborador Claudio Lifschitz fue una pieza clave de su desmoronamiento.Lifschitz denuncio innumerables irregularidades en al investigación del atentado, y nadie se preguntó entonces por los intereses de este polémico funcionario que, ya se sabía, había sido agente de inteligencia de la Policía Federal. Por las vueltas de la vida, ahora estaría viviendo un enfrentamiento con Stiusso (ver nota adjunta) y empezó a complicar a aquellos que antes beneficiaba.
Esto es nada menos que la Presidenta de la Nación, su vocero Miguel Nuñez (quien cumplía esa función en aquellos años en que ella era legisladora nacional), y el propio Stiusso.
Una brasa caliente para Lijo
Como se sabe, fue en base al testimonio de Lifschitz que en la etapa oral de decretó la nulidad de toda la investigación realizada por Galeano, quien luego fue destituido mal desempeño. Bueno, ahora este personaje, acusado de recibir coimas, entre otras actividades- se presentó en el juzgado federal de Ariel Lijo, en donde se investigan esas maniobras, y pretendió involucrar en ellas a la propia presidenta Cristina Kirchner.
Denunció que invocando su nombre se presentó Diego Buranello, segundo de Miguel Nuñez en el área de comunicación presidencial , quien según su testimonio le ofreció que trabajara con ellos, con el fin de "limpiar la imagen" del jefe de inteligencia Jaime Stiuso.
Lifschitz agregó que Buranello le pidió "no complicarlo con las denuncias" que el testigo hiciera respecto de las irregularidades en la investigación, donde llegó a decir que el Sector 85 de la SIDE que estaba a cargo del nombrado Stiuso, sabía del atentado antes de que se cometiera, y que "lo dejó correr" hasta que a último momento los terroristas "se les escaparon de las manos", y que por eso desde un primer momento "taparon todo" para que no se descubriera su accionar irregular.
Según Lifschitz, al gobierno le interesaba mantener a Stiusso lejos de este escándalo, porque Néstor Kirchner que recién iniciaba su Presidencia, había decidido mantenerlo en su puesto (director de Contrainteligencia), cargo que aún conserva.
Frente a esta situación, el juez Lijo pidió tanto a la Presidencia como al Senado los datos que confirmen la relación de Buranello y Nuñez con la Presidenta, según confirmaron a La Política Online fuentes judiciales.
El juez, incluso no descarta citar a Buranello y Nuñez para establecer su grado de vinculación con Stiusso.