Elecciones 2009

El plan de Duhalde para recuperar el control de la provincia

Como hizo con Solá, impulsa una figura triunfadora a nivel provincial –ahora es De Narváez- pero se encarga de asegurarse el control territorial mediante acuerdos con intendentes y minando la Legislatura y los concejos deliberantes con gente propia. Esta vez, su brazo ejecutor es Atanasof, muy cuestionado por su juego ambiguo en varios distritos.
Eduardo Duhalde mantuvo durante muchos años el control territorial de la provincia de Buenos Aires apoyándose en una premisa inclaudicable: enfocar la atención y el trabajo de campo en la política distrito por distrito, dejando que sean las figuras rutilantes y los millones gastados en la campaña los que arrastren votos a nivel provincial y nacional.

Ese esquema es el que desarrolló en 2003, cuando llevó a Felipe Solá a la gobernación pero, desde las sombras, siguió controlando el territorio bonaerense mediante diputados y senadores provinciales, intendentes y concejales. En 2007 lo tomó Néstor Kirchner, impulsando a Daniel Scioli como gobernador pero dejándolo vacío de poder: el gobernador prácticamente no tiene legisladores propios y las intendencias las maneja la chequera de Olivos sin intermediarios.

Ahora, Duhalde busca reinsertarse, en su afán de retomar el poder del territorio en la provincia y quitarle el control del PJ a Kirchner, emulando la fórmula que tantos éxitos –por así decirle- le trajo. Para la figura, eligió a Francisco De Narváez; como brazo ejecutor, a Alfredo Atanasof, su ex jefe de Gabinete y hombre de confianza, hoy jefe de campaña del “Colorado”.

A futuro, el ex presidente y gobernador bonaerense sueña con que un triunfo de De Narváez en 2011 lo ponga en el sillón que hoy ocupa Scioli y él, como durante la gestión felipista, manejar a la distancia. Mientras tanto, en la Casa de Gobierno provincial, tendrá sus propios ojos. El plan es que su esposa Chiche secunde a De Narváez y así armar la fórmula De Narváez-Duhalde.

El doble juego

Aunque ahora aceleró los contactos con intendentes y concejales, Atanasof empezó el trabajo de campaña allá por octubre con un primer objetivo: conseguir 40 mil fiscales. Recorrió todos los municipios y se reunió con infinidad de dirigentes locales, evitando el contacto directo con los intendentes, ya que la tributaba todavía directamente a Kirchner y, en todo caso, para hablar con ellos ya estaba el propio Duhalde.

Para convencerlos, Atanasof llegaba a las reuniones con una bolsa de promesas, desde candidaturas a ofertas futuras pensando en 2011. Como resumió una fuente que recorrió por esos días la provincia con él, “les prometía el oro y el moro”. Incluso, como contó La Política Online ayer, sus reuniones incluyeron contactos con emisarios de Luís Patti y Aldo Rico.

Pero una vez avanzada la campaña y cuando Kirchner empezó a cometer errores y a perder poder sobre los intendentes –quienes de a poco empezaron a dudar y a hacer tambalear la estructura K-, Atanasof empezó a apuntar más arriba y golpeó varias puertas en intendencias. Empezó a negociar colectoras y a soltar promesas de “gobernabilidad” hasta que los mandatarios municipales terminen sus mandatos. El ofrecimiento a los intendentes fue “dame dos concejales que encabecen la lista, es gente tuya, lo armamos sin romper con Kirchner, y terminas tranquilo en 2011”, detalló la fuente.

La movida tuvo efectos secundarios y serios. Los dirigentes locales que desde octubre apoyaban la candidatura de De Narváez se sintieron ninguneados por Atanasof, quien siguió prometiendo colectoras, llegando en algunos distritos a prometer hasta cuatro colectoras. “Pero con eso nadie les aseguraba el triunfo a estos dirigentes, porque yendo como colectora no llegaban al piso necesario para entrar. Entonces cortaron el hilo y le dijeron a Atanasof que si iban como colectora, no prestaban los fiscales”, terminó la aclaración el informado vocero consultado.

Este juego doble de Atanasof desató, también, broncas internas en el armado de De Narváez. “Atanasof tiene desprecio con el dirigente local, está obsesionado con arreglar con los intendentes. Sólo le importa que esos concejales les pongan el nombre en el bloque y así generar representación en los Concejos. Las listas a nivel nacional no le importan, está convencido de que Francisco sólo atrae los votos”, comentó a este medio un dirigente de la mesa chica de negociaciones de la triple alianza de Mauricio Macri, Felipe Solá y el empresario. Cualquier similitud con la estructura de poder que transformó en un clásico Duhalde, lejos está de ser una coincidencia.

Sección por sección

En el plan de Duhalde de armar de abajo hacia arriba con Atanasof para controlar la provincia, estructura que tuvo que soportar Solá y que Kirchner impone a Scioli, son clave tanto la Legislatura provincial como los Concejos Deliberantes. Por eso Atanasof, ex funcionario sciolista, ya trabaja sección por sección, aunque no con pocas críticas.

Como sustento para ese trabajo, se apoyó en su aparato sindical. Cuando renunció al cargo que ocupaba en el gabinete de Scioli, Atanasof reasumió su función en la Secretaría General de la Federación de Sindicatos de Trabajadores Municipales de la Provincia de Buenos Aires que nuclea a más de 300 mil afiliados. Fue electo hasta 2011 y se encuentra actualmente de licencia.

Pensando en la tercera sección electoral, sin dudas la más decisiva junto con la primera y donde Duhalde se lanzó a la política, en Avellaneda, por ejemplo, Atanasof puso toda la estructura de los empleados municipales pero, a la hora de definir listas, trajo a José Alessi, un ex concejal que hasta hace pocos meses era un ladero del intendente “Cacho” Álvarez. Son pocos los que creen que Alessi haya dado el salto a la oposición, aunque este medio pudo chequear que ya se promociona en su blog personal como “el candidato de De Narváez”.

En Avellaneda el felipismo buscan imponer a Mónica López, quien tiene aspiraciones de ser intendente y, además, es esposa de Alberto Roberti, secretario general de la Federación Argentina de Petroleros y Gas Privados de Avellaneda, quien hace poco rompió con el kirchnerismo cuando Hugo Moyano no le dio lugar en la CGT. Se pasó a la CGT disidente de Luís Barrionuevo.

En La Matanza, Macri impuso a su primo Jorge como primer candidato a diputado provincial. Ahora, resta saber quién será el segundo, para el que se postulan Osvaldo Mércuri –de Felipe Solá- y Gustavo Ferri –yerno de Duhalde y una de las cabezas de campaña de De Narváez-. Claro está que los dos están unidos bajo el signo duhaldista y que, si llegan a la Legislatura, serán votos del ex presidente en el Parlamento bonaerense.

En la primera, ya informó ayer este medio que aunque Solá había negociado que Carlos “Tato” Brown ocuparía el primer lugar en la lista a senadores provinciales, ahora la opción está muy fría porque De Narváez habría pedido ese lugar. El mapa duhaldista era el mismo, ya que Brown es un hombre muy cercano a Duhalde y presidente del Movimiento Productivo Argentino que comanda el ex mandatario.

En la quinta sección, la pelea de Felipe con De Narváez es para llenar listas con el titular del gremio de peones de campo, el histórico Jerónimo “Momo” Venegas. Pero allí, el que cruza es el ex ministro de Justicia de Solá, Alfredo “Tati” Meckievi, ex intendente de Dolores alineado al duhaldismo. “En este caso, se enfrenta con Atanasof, porque sentado directamente con De Narváez lo puentea y busca bajar a todo aquel con perfil para ascender en la provincia”, explicó una fuente peronista.