Kirchner candidato: entre el miedo y la urgencia

El ex presidente necesita un triunfo personal en las elecciones de octubre para revalidar su liderazgo. Sueña con reeditar la boleta Kirchner-Scioli del 2003. Pero está asustado y se le agotan las opciones. Las internas detrás de la alianza Macri-Solá, que descolocó al oficialismo.
“¿Néstor vas a ser candidato?”, le preguntó el intendente de Ituzaingo, Alberto Descalzo. “Yo cada vez que me lo pregunten, lo voy a negar, pero vos salí a pedirlo públicamente”, le contestó el ex presidente. Este martes, el piquetero oficialista Emilio Pérsico, reclamó ante los medios que Kirchner sea candidato. El zigzagueante operativo clamor empieza a calentar los motores.

En La Plata muy cerca de Daniel Scioli surgieron miradas suspicaces, cuando el vicegobernador Alberto Balestrini empezó a sugerir en distintas reuniones que José Scioli, hermano y secretario General de la Gobernación, debía acompañar a Kirchner en la boleta de diputados nacionales de la provincia.

“Es un mensaje de Kirchner”, decodificaron. Puede ser. Lo cierto es que el ex presidente sueña con reeditar su momento de gloria, aquella boleta Kirchner-Scioli que en el 2003 lo llevó a la Presidencia. Karl Marx algo tendría para decir.

La necesidad


¿Pero cual es la urgencia de Kirchner por ser candidato? “Cuando el decide en el 2005 darle a Duhalde la pelea por la conducción del PJ bonaerense, y la gana, se convierte en eso, en el jefe político del peronismo de la provincia de Buenos Aires, ese es el corazón y la base de todo su poder. Y ahora cree que tiene que revalidar títulos”, afirmó a La Política Online un destacado operador bonaerense.

“Si Reutemann gana en Santa Fe o Schiaretti en Córdoba, el triunfo va a ser de ellos. La Capital está perdida y no quedan muchos distritos importantes como para decir "Kirchner ganó", salvo la provincia de Buenos Aires. Por eso quiere ser candidato”, agregó la fuente.

Se trata así de una candidatura forzada por la debilidad. Kirchner sabe que en el peronismo lo toleran pero no lo quieren, y la única vía para mantener su liderazgo partidario es prevalecer en el distrito que concentra el 40 por ciento del electorado. “A veces, los generales le tienen que poner el cuerpo a algunas batallas”, lo chicaneó Felipe Solá por televisión.

Es que agrava el desafío a la autoridad política de Néstor Kirchner, el flamante acuerdo de Mauricio Macri y Felipe Solá, festejado poúblicamente por Eduardo Duhalde. En el peronismo se lee simple: Es el segundo round de la pelea del 2005.

Sergio Massa mide casi lo mismo que Néstor Kirchner. Los dos merodean los 30 puntos “¿Pero si gana Massa, gana Kirchner?”, es la pregunta retórica de uno de los hombres con los que el ex presidente suele hablar de política. “Sergio desde que entró al gobierno y a un costo alto, hizo enormes esfuerzos por mantener su autonomía o al menos por proyectar esa imagen. Kirchner lo entiende así, un triunfo de Massa no sería su triunfo”, sentencia la fuente.

Los otros también juegan


El acuerdo que celebraron Mauricio Macri y Felipe Solá tiene nombre y apellido: Juan José “Juanjo” Alvarez. Este ex intendente de Hurlingham venía trabajando con enorme paciencia ese acercamiento que también empujaba Jorge Macri, diputado provincial y primo del jefe de Gobierno.

En las reuniones del macrismo en las que se analizaba la construcción en la provincia de Buenos Aires –un tema neurálgico para la estrategia presidencial de Macri, que con notable habilidad “durmió” en los medios, poniendo su mejor cara de distraído-, Horacio Rodríguez Larreta, torpedeaba todo entendimiento con Solá.

El jefe de Gabinete porteño “remaba” en esas charlas de mesa chica, la alianza con Francisco de Narvaez. "Si vamos con Francisco, eso nos resuelve el financiamiento de la campaña", argumentaba con criterio de contador. Como sea, por algún motivo que sólo él conoce, Larreta tiene una pésima relación con el primo Jorge Macri. Pequeñeces de la política.

“Tienen que entender una cosa, si no le ganamos a Kirchner en el 2009, ninguno de ustedes es candidato a Presidente. Y la única chance de ganarle es que se unan. Si lo hacen y ganamos, las aspiraciones presidenciales de los dos siguen vivas”, les dijo palabras más, palabras menos “Juanjo” Alvarez a Macri y Solá. Y se pusieron de acuerdo. Por eso, el ex gobernador habló de la “madurez” del jefe de Gobierno.

Virtud que hasta ahora no está demostrando Francisco de Narvaez, la tercera pata, necesaria pero subordinada, de esta alianza, que tal como dice Lilita Carrió, no hace sino expresar la interna peronista. O sea, la interna del partido del poder en la Argentina. Ni más, ni menos.

¿Qué vio Felipe Solá en Macri? Sencillo, el jefe de Gobierno es el político con mejor imagen de la provincia de Buenos Aires. Se ubica incluso por arriba de Daniel Scioli, allá cerca del 60 por ciento, según un trabajo de Julio Aurelio. Y sobre todo, tiene -tal vez gracias a su paso por Boca-, un enorme arrastre en el Conurbano.

Felipe Solá, por su parte es fuerte en el interior agropecuario de la provincia. Conurbano + Interior, es la fórmula que vio el ex gobernador. Ese es el plan.

El miedo no es zonzo


Néstor Kirchner está asustado. O al menos, eso es lo que perciben los intendentes peronistas que convoca a Olivos. El ex presidente sabe que puede perder las elecciones de octubre. Y va a concentrar todo su poder de fuego en la provincia, y sobre todo en el Conurbano. Si gana, aunque sea por poco, tiene sobrevida. Pero si pierde, será su acta de defunción. Lo sabe y por eso duda.