Plaza Colón: El “jardincito” que Cristina usurpa a la Ciudad

En la gestión Telerman se refaccionó el predio ubicado detrás de Casa Rosada, el espacio glamoroso que soñó la presidenta para recibir visitas internacionales. Pero las tierras pertenecen al gobierno porteño y nunca solicitaron el traspaso. Violan la ley cerrándolo las 24 horas, con la llave en posesión de Presidencia. Intiman a Macri a pagar las obras, que eran compromiso de los Kirchner.
Cada vez que veía a George W. Bush posando risueño en el jardín cerrado de la Casa Blanca con distintos mandatarios internacionales, Cristina Kirchner soñaba con un espacio de igual glamour para su presidencia. Su marido Néstor Kirchner se lo hizo realidad, aunque olvidó pagarlo y pedir los terrenos al gobierno porteño, lo que transforma la posesión oficial en una clara usurpación.

Ese espacio es la Plaza Colón, el predio ubicado justo detrás de la Casa Rosada y circundado por la avenida De la Rábida. Remodelado durante la gestión comunal de Jorge Telerman, las obras fueron terminadas e inauguradas el 6 de diciembre de 2007, con Cristina como presidenta electa y a sólo cuatro días de asumir el cargo. Justo a tiempo.

“Yo sueño con que en este lugar podamos recibir a jefes extranjeros, a delegaciones extranjeras para que la Casa Rosada atrás, sea el símbolo de todos los argentinos, el símbolo de la República Argentina, la casa común de todos nosotros”, decía Cristina en su discurso ese jueves.

Pero para que los Kirchner puedan usar esos terrenos deberían sentarse con Mauricio Macri y solicitarle el traspaso de autoridad sobre las tierras a la Nación. Sí, con el mismo hombre al que no le traspasaron la Policía, le trabaron bonos por cientos de millones de dólares para obras y al que le niegan fondos. En ese marco, ¿Quién puede imaginarse a los Kirchner yendo a pedir el traspaso de esas tierras?

Violaciones legales

Claro que para Cristina cumpla el sueño hubo que violar algunas reglamentaciones. Entre ellas, el mantener cerrado las 24 horas un predio que pertenece en general a los argentinos y en particular a los porteños. Y que no es solamente el “jardincito de Cristina”, como lo llaman en Casa de Gobierno

“El parque se cerrará, igual que la zona del Congreso mientras duran las recepciones, y después podrá volver a circular la gente", aseguró el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, el día que se anunciaron las obras. Pero esa apertura al público nunca se llevó a cabo.

De hecho, el enrejado que la rodea y que permanentemente está cerrado tiene, lógicamente, llave. Esa llave está en posesión de Presidencia de la Nación, según confirmaron a La Política Online fuentes porteñas. Hasta en algún momento se pensó en rodear la plaza con vidrios blindados, como parte del plan de remodelación que trajo consigo Cristina a la Rosada. Finalmente –y por suerte- no prosperó.

Es decir: un terreno que pertenece a la ciudad está cerrado por el gobierno nacional y la única llave para abrirlo está en el despacho de Cristina Kirchner, la “dueña” del “jardincito”. Una ocupación de facto.

Asimismo, la presidenta también impulsó la instalación de obras y monumentos en la plaza. Todo, claro, sin la autorización del gobierno porteño.

“Soy abogada y presidenta, pero tengo una gran vocación arquitectónica" dijo la jefa de Estado en las obras de instalación del restaurado mural del artista mexicano David Siqueiros en la puerta de la Rosada que da a la Plaza Colón. También se planeó instalar un monumento a los caídos en el bombardeo de Plaza de Mayo. Ambos casos quedan por establecer si están o no dentro de terreno de la Ciudad.

Extraña respuesta

La Política Online se comunicó con autoridades del Museo de Casa de Gobierno, quienes extrañamente asumieron –al menos a medias- la usurpación y confirmaron que la Plaza Colón “nunca se abrió al público”.

Para justificar la utilización de esos terrenos, voceros oficiales explicaron que la plaza “se anexó a la Casa de Gobierno” por lo cual pasó “automáticamente a ser terreno federal”. “Cuando se puso la reja perimetral, se continuó por toda la Plaza Colón”, aclararon. Es decir, que según esta opinión si un día un ciudadano extiende un alambrado hacia terrenos del vecino, estos pasan automáticamente a ser propiedad del primero. Raro.

Ante esta respuesta, este medio dijo que hay fuentes que aseguran que las tierras siguen siendo posesión estatal de la ciudad. La respuesta, concisa, fue: “Es algo que algún día deberemos dilucidar”.

También reconocieron que nunca un argentino común pisó la remodelada plaza. Según su explicación, se mantiene cerrado porque “ahí está el galpón donde están haciendo la restauración del mural Siqueiros”. Entre las obras, adelantaron, también figura una nueva entrada al Museo dentro de la plaza. Esperan que el acceso al público se abra “antes del bicentenario”.

Sin factura

El acuerdo político entre Néstor Kirchner y Jorge Telerman por las obras de la Plaza Colón incluía que el pago de las facturas de la construcción –a cargo de la española Dycasa, también partícipe de las obras del Teatro Colón- correrían por cuenta de la Nación.

Sin embargo, esos pagos jamás se hicieron y la constructora reclama, lógicamente, al dueño del predio: el gobierno de la ciudad. “Nunca lo pagó y los acreedores están volviendo loco al gobierno de Macri con reclamos y porque en oficinas porteñas está el expediente”, dijeron a este medio voceros de la ciudad.

Desde el Museo de la Casa Rosada confirmaron a La Política Online que “todas las obras, los arreglos en el museo y la fachada de la Casa Rosada corrieron por cuenta del departamento técnico que depende de la Secretaría General de la Presidencia”. Es decir, de Parrilli.

Cuando se intentó hablar con esa oficina, los responsables de prensa fueron escuetos y claros: “No tenemos información acerca de eso. Y si la tenemos tampoco la podemos dar”. Kirchnerismo puro.

En febrero, cuando Luíz Inácio “Lula” De Silva y Evo Morales, sus pares brasileros y boliviano, visitaron Argentina, Cristina tenía pautado aprovechar esa oportunidad para recibirlos en la Plaza Colón y así aprovechar el renovado y glamoroso ámbito de la Plaza Colón para las fotos. La lluvia se lo impidió. Dicen, que quien mal anda mal acaba.