Aerolíneas: Vuelven las cancelaciones de vuelos y los pilotos se endurecen

A cinco días de que el Gobierno tomara el control, cancelaron nueve vuelos y otro tanto partió con demora. Los pilotos estarían presionando para conseguir aumentos salariales y cargos en la empresa estatizada. El conflicto se niega ante los medios para no empañar la gestión kirchnerista, pero ya trascienden internas entre Julio de Vido y Ricardo Jaime por el manejo de la compañía.
A cinco días de que el Gobierno tomara el control de Aerolíneas Argentinas y Austral, cancelaron nueve vuelos y partieron con demora otro tanto. Miles de pasajeros quedaron varados en los aeropuertos a la espera de una respuesta de la empresa que se mantuvo en silencio.

En plena temporada alta, donde los pasajeros sólo piensan en sus vacaciones, los pilotos dan excusas para no ir a trabajar. Fuentes sindicales contaron a La Política Online que “pasan partes médicos o se toman compensatorios”. Pero la razón real, advierten, es que están presionando para negociar un aumento de sueldos.

Es que de los siete gremios que conviven en la compañía, el único que no firmó el acuerdo con Marsans –entonces dueña de la compañía- para una suba salarial en abril de 2008 fue la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), que lo hizo un par de meses atrás en el mayor de los secretos, ya con los funcionarios kirchneristas en control de la compañía. El problema es que ese aumento fue para 2008, rectroactivo a abril, y ahora ya abrieron una nueva negociación para asegurarse un aumento de no menos del 19,5% para el 2009.

Según fuentes aeronáuticas, APLA cerró el incremento de 2008 con el flamante gerente general de Aerolíneas, Julio Alak, y con el secretario de Transporte, Ricardo Jaime. Y le dieron el mismo porcentaje que al resto de los gremios. Pero como sus sueldos eran más altos, fue superior lo que recibieron en el bolsillo. Estos funcionarios y el propio ministro Julio de Vido, no pudieron ni suspirar que ya enfrentan nuevas demandas.

Ahora que el Estado es propietario de la compañía, los pilotos de APLA que fueron un eficaz ariete kirchnerista contra la administración española a la que jaquearon con protestas, están presionando -hasta el momento de manera velada- a los funcionarios que antes los alentaban.

Se suma a esto la eterna interna entre los pilotos de Aerolíneas y Austral. Estos últimos siempre fueron más prudentes en sus posiciones, y de hecho incluso ahora todos los vuelos cancelados son de Aerolíneas. Los españoles quisieron en su momento quedarse con Austral, una compañía tal vez más lógica y manejable, pero el gobierno se negó.

Y mientras Aerolíneas sigue perdiendo decenas de millones de dólares por mes, los mismos pilotos que ahora son propietarios de la compañía -tendrían alrededor de un 10 por ciento de las acciones-, ponen en jaque a la empresa que además enfrenta un gran pasivo. Alak y el equipo designado por el Poder ejecutivo está revisando las cuentas y un primer borrador le indica que del total de pasivos tiene que pagar unos 220 millones de dólares exigibles, mientras que 700 millones podrían renegociarse.

Pelea de poder


Sin embargo, una fuente del sector va un poco más allá y no reduce a lo salarial esta presión directa del sindicato hacia el Gobierno que hace cinco días nombró un nuevo directorio encabezado por Alak:  “APLA está forzando la situación para tener más poder en la próxima distribución de cargos dentro de la compañía, y poner gente de su ala en puesto claves para negociar con la compañía cuestiones laborales. Lo que quieren es deshacerse de Austral, forzar al Gobierno a que se desprenda de la empresa en el menor tiempo posible”. Y sentenció: “Se le va a complicar mucho al Gobierno. Todavía no están en funciones y ya salieron con un pedido de aumento de sueldos”.

Parece que quedó atrás esa alianza que se mostró fuerte entre la gestión de Cristina Kirchner y los trabajadores durante las operaciones de expropiación. APLA era el brazo sindical del trío que impulsaba la expropiación: Jaime, Alak y al ministro de Planificación, Julio de Vido. Hoy es el gremio que estaría detrás de las cancelaciones que ya dañan la imagen de eficiancia que intentó mostrar el kirchnerismo.

Lejos quedó la foto en la que la presidenta abrazaba a las azafatas y posaba junto a los pilotos mientras les pedía que acompañaran a su gestión en esta etapa. Lo que significaba, en pocas palabras, que no hicieran los paros que desgastaron las operaciones de la empresa Marsans cuando administraba a la aerolínea.

Pero de este conflicto nadie quiere hablar. Hay un hermetismo total. Ni el Gobierno, ni la compañía quieren hacerlo público. Ni siquiera APLA, que no contestó los llamados de este medio. Mientras tanto, los pasajeros siguen esperando que la empresa anuncie cuándo podrán despegar.

Recelos e internas K

Esta presión de los pilotos tiene un capítulo más, afirmaron a La Política Online fuentes aeronáuticas. Y tiene que ver con un almuerzo que tuvieron De Vido y Ricardo Cirielli, ex subsecretario de Transporte Aerocomercial y líder de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA).

Este encuentro disgustó al titular de APLA, Jorge Pérez Tamayo. “Están muy calientes porque ellos arreglaron con Jaime –explicaron a La Política Online- Y entre acordar con un ministro o con Jaime que es secretario, prefieren a De Vido”.

Sin embargo, la razón por la que Cirielli se reunió con De Vido podría ser que el sindicalista, como se sabe, tiene una pésima relación con Jaime, a quien incluso denunció judicialmente. “Una vez se agarraron a las patadas y quedaron enemigos a muerte”, recordó una fuente aeronáutica.

Lo cierto es que el Gobierno no quiere tener a ninguno de los dos gremios en contra porque son los más fuertes dentro de la empresa y porque sin ellos no pueden volar.

“Una tripulación de abordo se puede improvisar, pero un piloto no, y un técnico que despache el avión, tampoco”, recalcaron desde el sector.

Pero las internas no quedan sólo del lado de los trabajadores. Según una fuente de La Política Online, “la indicación de la Presidenta y del propio Néstor Kirchner es que todo el tema de Aerolíneas se maneje desde el Ministerio de Planificación y no de Transporte”. La puerta de De Vido es la que tienen que tocar los pilotos.

Mal manejo y falta de aviones

Según afirman a este medio, las cancelaciones y demoras que sufrieron los pasajeros en esta semana tienen, al menos, dos causas operativas que se superponen con las presiones sindicales. Se trata de la falta de aviones y el pésimo sistema de programación de vuelos.

“Aerolíneas hoy sigue con el 50 por ciento de su flota parada –explicaron desde el sector- En los talleres de Ezeiza y los hangares de Aeroparque hay unos 30 aviones de Aerolíneas y Austral”. Algunos no pueden volar porque tienen deudas atrasadas, otros por mantenimiento –no hay repuestos para algunos modelos- y uno está embargado por el temido director ejecutivo de la Agencia de Recaudación Bonaerense (ARBA), Santiago Montoya que reclama por un pago de rentas en la provincia.

Este funcionamiento a medio motor provoca que la empresa que volvió a manos del Estado argentino y que hoy es parte del presupuesto nacional “no pueda abastecer al mercado interno en una temporada alta como el verano, donde muchas gente se va de vacaciones”, afirmó una fuente que trabajan hace más de 30 años en el sector.

Y advirtió que tanto Aerolíneas como Austral tienen históricamente pésimos sistemas de programación de vuelos. Para graficarlo contó un insólito episodio que paso hace apenas unos días. “Se suspendió un vuelo a Punta del Este que tenía que salir a las 12.30 y terminó despegando a las 15.30. Tuvo tres horas de demora. Este vuelo tenía 50 pasajeros nada más. Lo curioso es que a los 20 minutos de que despegara el avión –o sea, 15.50- sale otro vuelo que la empresa tenía programado para ese mismo destino con otros 50 pasajeros”, explicó con tono irónico y se cuestionó por qué no consolidaron el viaje cuando no había más de 100 pasajeros para traer desde la ciudad uruguaya a Buenos Aires. “Porque es gente que hace las cosas mal”, se responde.