Cómo el Gobierno provocó la caída de las AFJP

Cristina Kirchner anunciará hoy un "rescate" al sistema privado de jubilación y argumentará que las empresas no podrán pagar el retiro a sus aportantes porque bajaron las ganancias de sus inversiones. Pero fue el mismo Estado el que por ley obligó a que los ahorros depositados en las administradoras se destinaran a bonos argentinos. Con esta medida el Gobierno se garantiza fondos para pagar los vencimientos de deuda en 2009.
El Gobierno mostró su plan B en la economía y como un manotazo de ahogado, decidió ir por los fondos para las jubilaciones, presentes y futuras. Sin posibilidad de pedir préstamos afuera –a excepción de los exorbitantes créditos venezolanos con una tasa usurera del 15%- arremetió contra el dinero de las AFJP –y de todos los que eligieron ser sus aportantes- para pagar los vencimientos de las deudas el año que viene.

Cristina Kirchner dice que van “rescatar” a las empresas de jubilación privada, pero es al revés. El argumento es que la rentabilidad de estas empresas cayó por la crisis. Las AFJP invirtieron en bonos argentinos. Lo que no cuentan es que la compra de títulos públicos fue una decisión del propio Gobierno.

Cómo bajó la rentabilidad de las AFJP

La ley obligó a que la mayor parte de los ahorros depositados en las administradoras de fondos de jubilación y pensión se invirtieran en bonos del Estado, explica el diario La Nación. Ningún Presidente, ni Fernando De la Rúa, ni Adolfo Rodríguez Saá, ni Eduardo Duhalde se animaron a meter a esos aportes en la bolsa del default, junto con los bonos que habían sido adquiridos por inversores extranjeros. Néstor Kirchner lo hizo.

Gracias a que la poda alcanzó entonces también a los argentinos, los extranjeros sufrieron una quita menor. Las cuentas capitalizadas invertidas en bonos pasaron a valer menos, pero el Estado autorizó a que se las calculara por un tiempo a “valores técnicos”. Es decir, como si cada papel cotizara en los mercados al ciento por ciento de su valor. Eso ocultó la quita practicada a los aportantes, que ahora se transparenta de a poco.

Pero la quita siguió, porque el propio Estado entregó 35 por cada cien pesos ahorrados a los aportantes y prometió actualizarlos por el llamado coeficiente de estabilización de referencia (CER), un índice que prácticamente coincide con la inflación.

Luego falsificó el CER (mediante la manipulación de las cifras de inflación que mide el increíble Indec) para pagar menos, lo que hizo caer más el valor de los papeles? y de las carteras de inversión en las administradoras. El que hizo todo para que los ahorros en las AFJP valieran menos, ahora va rescatar a los aportantes llevándolos al sistema jubilatorio estatal.

El “rescate” que se ofrece a los que más trabajan y aportan es enviarlos a un sistema donde sus aportes se han utilizado durante décadas para otorgar beneficios a quienes jamás contribuyeron. A esos con los que se es “solidario” se les da una jubilación mínima, que luego es la que más se actualiza. A quienes más aportaron, los Kirchner los han mantenido congelados hasta hace poco y los han expropiado tanto que la Corte Suprema de Justicia ordenó cambiar la situación. El kirchnerismo y sus aliados, con una ley que perpetúa la injusticia, se niega.

Año electoral

Parece difícil no percibir que la permanente acción del oficialismo se dirige a apropiarse de todos los aportes para hacer caja en el año electoral. Hacer además gastos populistas y ganar 1,3 millones de jubilados agradecidos y probablemente votantes, que estarán contentos de que se les haya concedido lo que en muchos casos no les correspondía.

A quienes sí correspondían las actualizaciones y no se les han concedido les queda simplemente el camino de la Justicia. Los fallos a favor probablemente lleguen cuando muchos de ellos no vivan. Y los pagos que reducirán la caja serán problema de otra administración.

Si las AFJP son finalmente casi liquidadas, probablemente tengan parte de la culpa. Nacieron para evitar que los aportantes fueran robados por el Estado. Pero se rindieron cuando el presidente Néstor Kirchner, el ministro Roberto Lavagna y el secretario de Finanzas Guillermo Nielsen las amenazaron con que les quitarían el negocio si no enviaban a sus aportantes a la confiscación del 65 por ciento de sus capitales ahorrados. Ahora, como diría Bertolt Brecht, igual vienen por ellas.