Córdoba

Llaryora puso a un opositor al frente de seguridad y removió a toda la cúpula policial

La crisis de inseguridad que vive la provincia fue uno de los principales puntos flacos de la gestión de Schiaretti.

La primera semana de Martín Llaryora como gobernador de Córdoba tuvo el principal foco puesto en la seguridad, temática que se convirtió en los últimos días en el aspecto central del sucesor de Juan Schiaretti. 

En primer lugar, por la introducción de un ex opositor para el control absoluto de esa cartera como Juan Pablo Quinteros; en segundo término, porque la semana próxima se debatirá el primer proyecto clave del llaryorismo en la Legislatura cordobesa y es la flamante ley de seguridad con la que el mandatario quiere cerrar el año.

Pero, además, porque en el arranque de la gestión llaryorista, el gobernador cambió la cúpula de la Policía y desplazó también a los principales funcionarios del servicio penitenciario a horas de que fueran detenidos en una causa que lleva varios meses de investigación por parte del fiscal Enrique Gavier.

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Por lo tanto, la expectativa sobre el final de la semana estaba puesta en la presentación que se haría en la explanada de la Central de Policía de las nuevas autoridades con el comisario general Leonardo Gutiérrez llegando para suceder a Liliana Zárate Belletti, la mujer que comandó los destinos de la fuerza desde la última parte del 2020 hasta el final del schiarettismo.

Y quien cultivó muy buenos lazos con Alejandra Vigo, la senadora nacional y esposa del exgobernador, Juan Schiaretti. 

El gobernador cambió la cúpula de la Policía y desplazó también a los principales funcionarios del servicio penitenciario a horas de que fueran detenidos en una causa que lleva varios meses de investigación por parte del fiscal Enrique Gavier.

Todos ingredientes que convertían al acto encabezado por el flamante ministro Quinteros en uno de los primeros gestos fuertes del llaryorismo en la semana. Gestión que, además, venía impulsada por lo que había sido en la tarde del jueves el encuentro del gobernador con Guillermo Francos, el ministro del Interior de Javier Milei, y en el primer cara a cara del Gobierno nacional con un mandatario provincial a horas de los anuncios de Luis Caputo.

Sin embargo, la comparación futbolera que hizo en la presentación el titular de la cartera de Seguridad no cayó en bien en el Centro Cívico y en el entorno de Llaryora. Porque, mientras presentaba a la nueva cúpula policial, Quinteros dijo: "lo que viene es a lo Belgrano". "El desafío que viene lo tenemos que enfrentar a lo Belgrano, como vos y yo sabemos que tenemos que hacerlo", le dijo el funcionario al líder de la fuerza.

En clara alusión al equipo de fútbol y no al prócer. Conjunto, el de Alberdi, del cual el ministro es hincha y cuya parcialidad se caracteriza por la entrega del equipo. Casi en una comparación directa con el estilo de juego de Boca.

De todos modos, y más allá de la analogía futbolera, el comentario cosechó críticas en la oposición en la previa de lo que será la discusión del proyecto el miércoles próximo en la Unicameral y comentarios por lo bajo del oficialismo. Que teme, en medio de fuertes tensiones que se viven en ámbitos legislativos, que Quinteros haya dejado servida en bandeja la chicana para la sesión.

Esto, sumado a la condición de extrapartidario de Quinteros, dirigente que fue funcionario del juecismo, integró las filas de Cambiemos en la Unicameral, renunció a la banca, se postuló como candidato a intendente del vecinalismo y fue opositor a Llaryora estos cuatro años en el Concejo Deliberante. Motivo por el cual, algunos en el peronismo están poniendo la gestión del ministro bajo la lupa. Sobre todo, en aquellos sectores dolidos por la transición entre Schiaretti y Llaryora.

Al margen del ambicioso proyecto que elaboró el ministro y que ya presentó en comisión en la Legislatura que incluye, desde creación de fuerzas municipales asistidas en insumos y formación por el ministerio, uso de armas de letalidad reducida y trabajo en conjunto con los guardias de seguridad del sector privado.