El adelanto electoral deja a Bruselas en "shock" y pone riesgo la presidencia de la UE y la agenda verde
España ejercerá por quinta vez la Presidencia del Consejo de la Unión Europea en el segundo semestre de 2023, entre el 1 de julio y el 31 de diciembre. El mandato español coincide con el último tramo del ciclo institucional europeo, antes de las elecciones al Parlamento Europeo previstas para mayo de 2024 y el posterior nombramiento de una nueva Comisión.
La península, por ende, tendrá la responsabilidad de culminar las negociaciones de gran número de expedientes abiertos en las líneas troncales de trabajo de la Unión: transición ecológica, transformación digital y agenda social, las principales.
La UE confía que el eje Sánchez-Lula destrabará el acuerdo de libre comercio con el Mercosur
Desde hace meses que Pedro Sánchez y su gobierno vienen trabajando en este "hito" de gestión. El adelanto electoral, sin embargo, puede echar por la borda toda esta planificación. La campaña electoral va a coincidir con la toma de posesión y con las primeras reuniones, como la cumbre entre la UE y Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que será los días 17 y 18 de julio.
La ceremonia inaugural de la presidencia española será el 4 de julio en Bruselas. El 13 de julio es el día elegido para que Sánchez pronuncie un discurso en el Parlamento Europeo de Estrasburgo. España ha elegido 25 ciudades para que alberguen diferentes encuentros temáticos en el marco de esta presidencia.
En la segunda quincena de julio habrá Valladolid, Madrid, Vigo, Logroño, San Sebastián, Bilbao, Santander y Las Palmas. Los temas que se tratarán serán Medio Ambiente, Política Social, Pesca, Justicia e Interior, Coreper (Comité de Representantes Permanentes de los Gobiernos de los Estados miembros de la Unión Europea), Mercado Interior e Industria, Investigación y Salud, entre otros.
Si Alberto Núñez Feijóo gana los comicios, tendrá que tomar una incómoda pértiga, no solo por liderar una presidencia con el sello socialista, sino porque el PP viene siendo muy crítico con el rol de España en Europa.
La situación sería aún más incómoda si el PP forma un gobierno de coalición con Vox, formación que está abiertamente en contra de la "agenda globalista" que encarna la UE. Un ejemplo: la nueva presidencia tiene que establecer un nuevo Pacto de Migraciones, acuerdo que en caso de tener poder, Abascal va a torpedear.
Para Bruselas, en cambio, Sánchez es uno de los líderes más importante en la hoja de ruta de la doble transición del continente, la energética y la ecológica. La noticia del adelanto electoral causó "shock", "conmoción" e "incertidumbre", según las fuentes de la UE que se animaron a valorar fuera micrófono la decisión doméstica.
Hay un temor operativo y de que Sánchez relegue la agenda europea (algo que va a pasar), pero también un temor político por perder al presidente que, a juicio de Ursula Von der Leyen (presidenta de la Comisión Europea) y compañía, mejor encarna el proyecto comunitario del Green New Deal.
Más cuando el Partido Popular Europeo -al que pertenece Feijóo- empuja para tumbar esta agenda con una moratoria de dos años en las políticas ambientales para no perder terreno (industrial, agrícola) frente a Estados Unidos y China.
Hay solo dos antecedentes de elecciones imprevistas en medio de la presidencias europeas. Los de República Checa (2009) e Italia (1996). El agravante en esta caso, según admiten las fuentes comunitarias, es lo mucho que está en juego en esta presidencia, desde el nuevo vínculo con América Latina -tal como adelantó LPO- pasando por el despliegue de cientos de proyectos de energía renovable.