La Unión Europea quiere acelerar su giro polÃtico y comercial con América Latina, una región que pasará de secundaria a clave en la hoja de ruta trazada por Bruselas para no quedar relegada en el nuevo orden geopolÃtico que se abre.
La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete y los paÃses de América Latina y el Caribe (CELAC), ya con la presidencia española (17 y 18 de julio), la primera de este tipo en ocho años, será la cita donde se definirán el acuerdos macro de estas nuevas relaciones birregionales.
Pero las urgencias son tantas, como viene adelantando LPO, que la UE quiera adelantar pasos. En las últimas horas se filtró el borrador de un documento elaborado por el Servicio de Acción Exterior, liderado por Josep Borrell -adelantado por El PaÃs-, que la Comisión Europea pretende debatir y aprobar en los próximos dÃas para, justamente, empezar a materializar su estrategia internacional.
Bruselas quiere crear cuanto antes un órgano de representación permanente con la región, es decir, un instrumento institucional para dotar de una burocracia estable y estructural a estas nuevas relaciones y romper asà la representación "especÃfica y temporal" de la última década.
También prepara un paquete de programas y de "inversiones de calidad" con la transición energética de fondo, eje principal de este nuevo vÃnculo. Europa sabe que América Latina tiene las materias primas fundamentales de la agenda verde. Y también sabe que la región no tiene la tecnologÃa ni el capital para explotarlas.
Para eso, la UE propone, al menos en lo teórico, establecer un "nuevo contrato social entre iguales", un marco de relaciones muy distintas a las que, con una impronta claramente neoliberal, se firmaron desde los años 90 a esta parte.
La convicción -la mayorÃa de los lÃderes europeos entienden que las regulaciones en la producción y en el consumo que exigen las transiciones energéticas y ecológicas no pueden hacerse desde una lógica neocolonial- tiene también mucho de pragmatismo: mitigar la fuerte influencia de China en la región, que ha multiplicado por más de veinte su inversión entre 2000 y 2020.
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Las inversiones verdes en América Latina -por ejemplo para extraer litio de Argentina, Chile y Bolivia- permitirán a Europa diversificar sus proveedores y terminar con la dependencia crÃtica y asfixiante que tiene hoy con el gigante asiático.
"La UE puede aprovechar las inversiones de calidad para ayudar a abordar las necesidades de infraestructura fÃsica de Latinoamérica y el Caribe, al tiempo que crea valor agregado local y apoya el desarrollo de capital humano", se lee en este borrador.
Algunas de estas inversiones, como la Alianza Digital Unión Europea-América Latina y el Caribe para fomentar el desarrollo de la infraestructura digital, ya están en marcha. "El Global Gateway es nuestra brújula", resumen desde Bruselas sobre el nuevo ciclo que se abre con el sur global.
Gran parte de los 300.000 millones de euros en inversiones para proyectos sostenibles y de alta calidad que movilizará la UE con este programa de infraestructura (energÃa, transporte, digital, etc.) irán a parar a Latinoamérica.
La propia Ursula Von der Leyen, presidenta de la CE, viajará a mediados de junio a Latinoamérica para aceitar la diplomacia entre ambos bloques y limar todas las asperezas posibles de cara a la Cumbre de julio. Visitará Brasil, México, Argentina y Chile.
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Será la cuarta visita de peso de Bruselas a la región en este 2023. En los últimos meses viajaron el alto representante para PolÃtica Exterior, Josep Borrell, el vicepresidente para la agenda verde, Frans Timmermans, y la responsable de Interior, Ylva Johansson.
Von der Leyen insistirá con Lula Da Silva y Alberto Fernández en la necesidad de no dejar caer el acuerdo UE-Mercosur, trabado por el proteccionismo y las quejas ambientales de algunos paÃses miembros (Francia a la cabeza). Misma retórica le soltará a López Obrador y Gabriel Boric. La UE quiere reactivar en el mediano plazo el Acuerdo de Asociación con México y finalizar los trámites del pacto comercial con Chile.
"SerÃa una negligencia y una irresponsabilidad no recuperar las relaciones con América Latina en el actual escenario geopolÃtico"
A propósito de la presidencia española de la UE, de la Cumbre de julio y de este nuevo escenario de relaciones, este miércoles tendrá lugar el debate "Audiencia sobre la UE y América Latina" de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo.
Uno de los oradores será José Antonio Sanahuja, director de Fundación Carolina, catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid y profesor de la Escuela Diplomática, uno de los académicos que más ha trabajado los vÃnculos comerciales y polÃticos entre ambas regiones.
DÃas atrás, Sanahuja participó de la presentación del "Informe Iberoamérica 2023. América Latina y Europa: más allá de la Cumbre", editado por la Fundación Alternativas, del que participó a través de un capÃtulo sobre las "oportunidades, riesgos y necesidades de la relación renovada" entre Europa y Latinoamérica.
En su intervención, el catedrático afirmó que ninguna de las dos regiones puede permitirse "tener una relación estancada ante los imperativos geopolÃticos". "No podemos no reactivar esta relación. Estamos hablando de un estancamiento con un entorno internacional muy exigente. SerÃa una negligencia una irresponsabilidad no recuperar la relación en el actual escenario geopolÃtico y geoeconómico", aclaró.
Habló de "tres lógicas renovadas" que deberÃan impulsar las relaciones UE-América Latina "en la cumbre y más allá de la cumbre".
La primera: no "quedar presos" de la bipolaridad entre China y Estados Unidos. "Nos coloca a latinoamericanos y a los europeos en una situación subalterna en la que no queremos ni debemos estar. Necesitamos ganar espacios de autonomÃa asociándonos".
La segunda: una estrecha cooperación en democracia y derechos humanos. "A diferencia de otras épocas, esta es una problemática compartida. Estamos frente a un contexto histórico de asenso de fuerzas iliberales y particularmente de extrema derecha, fuerzas que ponen en cuestión el régimen internacional por un ciclo de fuerte desafección ciudadana. No vamos a poder hacer frente a esta crisis del orden internacional sino somos capaces de reconstruir el contrato social".
La tercera: una alianza para el desarrollo. "El patrón de producción y consumo que la globalización ha propuesto no es universalizable. Estamos camino hacia otro modelo de desarrollo, mas sostenible e inclusivo, porque el planeta tiene lÃmites. La tecnologÃa puede varias estos lÃmites. Pero hay que aceptar la noción de lÃmites planetarios y construir juntos esta transición".
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Para Sanahuja, ya no se puede promover "un modelo neoliberal como el de hace veinte años". "Estamos en otros momentos. Esto nos hace repensar los acuerdos de asociación. La eliminación de barreras tiene su racionalidad, pero hay que verlos como espacios de diálogo y convergencia regulatoria. Porque estamos asistiendo a un verdadero vendaval de regulación sobre cómo producir y consumir para que sea sostenible. O bien hacemos converger esos estándares y esas normas que van a transformar nuestros modelos de desarrollo o bien corremos el riesgo de abrir una nueva oleada de barreras que nos van a poner muchos problemas", subrayó.
El problema, a su juicio, es que ni Europa ni América Latina tienen un "libreto" o un "guion preestablecido" sobre como hacer esta transición verde, digital y socioeconómica. "Es el momento de experimentación de polÃticas públicas, de aprendizaje a través de prueba y error. Cuanta más gente comparta estas experiencias más avanzaremos para llevar a cabo unas transiciones que, sà o sÃ, tenemos que abordar", concluyó.
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